Aspirante a cinturón blanco

Cuando somos novatos, nos asemejamos a la hoja por escribir: está todo por decir, todo por descubrir, todo por aprender...

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28 jul 2018 / 21:36 h - Actualizado: 28 jul 2018 / 21:37 h.
  • Aspirante a cinturón blanco
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La Ley de qué? ¡de GA-GA!, no, no es la cantante, es una fórmula que hará de cada uno de los días de tu existencia (personal y profesional) algo impresionante, te transformará en el mejor acompañante de la condición humana y propiciará que tu mente y tu alma estén más sanas. La Ley de GA-GA es un contundente: «¡yo GAno-tu GAnas!», así es como el buen ejemplo cala, el ánimo es capaz de parar todas las balas, a los beneficios (tangibles e intangibles) les salen alas y vuelan bien alto para que el progreso humano, profesional y social dé un importante salto: ya no se trata de mi triunfo o de tu triunfo sino de nuestra colectiva victoria, de este modo dejamos nuestra original huella en la historia y contribuímos a crear las más brillantes trayectorias. Tal y como dice el refrán, «se recoge lo que se siembra» y para cosechar hay que cultivar (curiosamente, «ganar» viene del germánico «waidanjan» que significa «cosechar»); un buen cultivo te hará sentir más vivo, se traducirá en la cosecha de buenos amigos y con su colaboración rebasarás expectativas, logrando mejores objetivos.

La Ley de GA-GA da lugar a la mejor SAGA que hará que Star Wars se quede en bragas porque la SAbiduría GAnadora es la genuina impulsora de las generaciones verdaderamente triunfadoras, de las que suponen todo un aporte de valor para la sociedad aquí y ahora porque le brindan al mundo una eficaz banda sonora: la de los principios de la generosidad, la ética, la empatía y el progreso colectivo... con esta banda sonora ¡los mejores aprendizajes se atesoran! y se manda al mundo un contundente mensaje: quien actúe desde los principios y valores recibirá un buen masaje de profesional y personal satisfacción (merecida recompensa por haber actuado con coraje, porque para ganar y para ser buena persona hace falta coraje y para lograrlo, los valores necesitan un rodaje –vamos, que hay que practicarlos–); y ¿quién no? ¿qué pasará con quien deje sus principios en modo off? se convertirá en un malaje, pues se verá obligado a pagar el peor de los peajes: el miedo, el estrés y la desconfiaza que provocan el verse aislado y rechazado, esto es lo que sucede a quien deja la Ley de GA-GA a un lado.

Afirmaba Reid Hoffman, presidente y cofundador de la red profesional Linkedin, en su libro El mejor negocio eres tú: «Por desgracia, el aprendizaje para muchos termina al salir de la Universidad. Leen sobre acciones y bonos en lugar de leer libros... Comparan sus salarios en lugar de compartir las lecciones aprendidas. Invierten en la bolsa y se olvidan de invertir en sí mismos. En síntesis, se concentran en los activos tangibles en lugar de en los intangibles y esto es un gran error...». Cuando descubres las bondades de la SAGA (SAbiduría GAnadora) experimentas en vivo y en directo la fórmula Yonos (el yo elevado al nosotros) que nos brinda el presidente de Linkedin, porque entonces eres plenamente consciente de que la verdadera victoria y el auténtico enriquecimiento residen en nutrirte de las experiencias, consejos, vivencias de los demás y permitir que ellos hagan lo propio con las tuyas, es así como se eleva exponencialmente el valor de las personas y por ende de una familia, un equipo, una empresa, una sociedad, un país... Ésa es la clave de la Ley de GA-GA: el mutuo enriquecimiento, base del sostenible crecimiento; y ¿quien piense que la Ley de GA-GA es un aburrimiento? como diría mi madre: «De momento, saco de cemento» porque propiciará el estancamiento de su creatividad, sus ideas no se divertirán y generará una conciencia vaga (que se pondrá fofa al no ir al gym del aprendizaje que supone la Ley de GA-GA) y, por tanto, está claro que ése la caga. ~

La primera impresión podría ser pensar que es un objetivo poco ambicioso ¿verdad? Pero, a veces, con las primeras impresiones, te equivocas. Esa primera impresión te dice que el cinturón blanco es el color de los principiantes en judo, de modo que ambicionar el cinturón blanco supondría ser aspirante a principiante ¿no? Pues no del todo, es una verdad a medias.

Cuentan que Jigoro Cano –el creador del judo– antes de morir, dijo a sus alumnos: «quiero que me entierren con un cinturón blanco porque morir es volver a empezar». Y es que, en realidad, la máxima graduación en judo coincide con la primera: el cinturón blanco. Sorprendente... en este arte marcial, el color del cinturón refleja el nivel de aprendizaje del alumno, ¿cómo es posible que el blanco, el color del novato, acabe coincidiendo con el color del maestro?

La hoja por escribir...

Entiendo la petición del maestro Cano, ese querer ser enterrado con el cinturón blanco, ese volver a empezar... Cuando somos novatos, nos asemejamos a la hoja por escribir: está todo por decir, todo por descubrir, todo por aprender... Ante la constatación de «todo lo que queda por delante», surgen los sentimientos de ilusión, de superación ante la presencia de todos los retos que quedan por afrontar, de curiosidad, de compromiso con nuestros objetivos, de confianza y satisfacción personal ante la conquista de los pequeños logros diarios... Con cada nuevo aprendizaje, vamos tiñendo nuestro cinturón blanco de los distintos colores del progreso en el escalafón del judo: amarillo, naranja, verde, azul, marrón, negro...

Lo paradójico del asunto es que, según vamos ganando en conocimientos, experiencias y aprendizajes, a la vez se va incrementando nuestra conciencia de lo mucho que aún nos queda por aprender (en plan Sócrates cuando decía aquello de «sólo sé que no sé nada», aunque, en realidad, sabía bastante...) y esa conciencia es la que hace que se cierre el círculo, haciéndonos merecedores, de nuevo, de lucir el cinturón blanco.

Todo en uno

Tiene sentido, desde un punto de vista físico, el color blanco es la superposición de todos los colores, esto es, tras pintar nuestras vidas con las distintas capas del color de la experiencia, agradecidos por lo aprendido y sorprendidos por lo que aún nos queda por aprender, retomamos nuestra inocencia inicial: la curiosidad del niño, su energía, su ilusión, sus ganas de hacer y comprender.

El pintor posimpresionista, Paul Gauguin, decía: «¡color! ¡qué lenguaje profundo y misterioso, el lenguaje de los sueños!», qué buena definición del color, el lenguaje de los sueños... Si cada color es como un idioma, sin duda el blanco es el Esperanto del mundo de los colores: porque en el blanco están incluidos todos, es un «todo en uno»... No importa donde te encuentres, con tu cinturón blanco te harás entender en cualquier lugar y tendrás el privilegio de hablar cara a cara con tus sueños, hasta incluso llegar a tocarlos.

El secreto del JUDO

¿Por qué es sano y positivo considerarse aspirante a cinturón blanco? porque así no te apalancas, así es como el talento arranca y se convierte en tu fiel 4x4 permitiéndote ir por tierra, mar y aire porque una persona que, por muchas metas que alcance, continúa en modo aprendiz... ¡consigue ser y hacer feliz!

El JUDO nos descubre su secreto a partir de su cinturón maestro (el blanco) y es que ¡JUntos DOminamos! Del mismo modo que el blanco es la suma de todos los colores, cuando sumamos el carácter, los valores, las experiencias de cada persona... ¡despertamos el TOMA! ese TOque MÁgico que tiene el poder de deshacer el Ártico de la indiferencia a base de calor humano; ese TOque MÁgico que tiene la habilidad de transformar en real lo que parecía de plástico, a base de aporte de sentido; ese TOque MÁgico que hace que tus objetivos y esperanzas dejen de estar estáticos y ¡te muevas! porque cuando descubres que JUntos DOminamos... ¡es cuando más lejos se llega!

Puede que estés contento porque tú solo, por ti mismo, hayas llegado a cinturón marrón o ¡incluso negro! –sin duda, motivo de satisfacción personal– pero si crees que esta victoria es la definitiva que hará brillar tu trayectoria... no te equivoques, ¡esto sólo es el principio! Si verdaderamente quieres hacer historia, ten bien presente en tu corazón y en tu memoria que JUntos DOminamos: cada persona es un color y de la combinación de todos y cada uno de nosotros nace la más auténtica y genuina maestría, el Máster en humanidad, en pasión, en solidaridad, en colaboración...

Decía Shakespeare que «el porvenir de un hombre no está en las estrellas, sino en la voluntad y en el dominio de sí mismo» ¡qué valiosa resulta la persona que, de verdad, se conoce, se domina y se supera! y eso que sólo hablamos de un ser humano... La sociedad que realmente prospera es aquella que tiene claro que JUntos DOminamos, ¿imaginas hasta dónde podríamos llegar se sumamos todo lo que cada uno tenemos que aportar? Lo vuelvo a declarar: yo, aspirante a cinturón blanco.