Comencemos la semana con el entusiasmo que nos caracteriza. Qué cosa mas agradable hay que un despertador a las siete de la mañana en una fría mañana de otoño ¡Vamos, vamos! Que habéis llenado un cubo de legañas de tanto dormir el fin de semana y hay que remontar. El tráfico de la ciudad parece acentuarse con la llegada del frío y la lluvia (cuando la haya) aunque algunos valientes siguen optando por el vehículo de dos ruedas para circular. Mi más sincera enhorabuena a esos valientes que cogen el mosquito se embuten en mil capas de ropa y con unas bragas hasta los ojos circulan por la ciudad. Otros héroes son los ciclistas que en pelotones cada vez más se apoderan de esos dichosos carriles bici. Si y digo dichosos, no por que no sean prácticos y necesarios, que lo son, lo digo por aquellos lugares donde existen y prácticamente no están señalizados. El problema no es del ciclista que sabe perfectamente por dónde debe de ir, el estorbo somos los peatones que por no concienciarnos aún de estas zonas y en muchos casos, pongamos por ejemplo la calle San Jacinto o Avenida de la Constitución, la señalización en el suelo es prácticamente invisible con unas chapitas plateadas que no se ven a penas hasta que no te tropiezas con ellas. Pienso que sustituidas por un color distinto sería más cómodo o simplemente cambiar de travesía. Habría que darle una vuelta a este tema desde el consistorio puesto que este gran servicio público tiene algunas lagunas aún. Hazme un favor, sé feliz.