Acabas de llegar, y cuando venías te añoraba y ahora que estas ya te echo de menos. Vives en mí igual que en tantos otros tantos, que cuando llegas siempre es la hora en punto para quererte. Te gestan durante 317 días y vives 48 para de nuevo renacer con la Pascua. Como sentenció Rafael Montesinos: «Estos días son como gotas de cera ardida que me vuelven a quemar al caer de nuevo en la memoria...». Volveremos al rito y la regla de cada año no sin antes hacer un acto de constricción y mirar a los ojos de nuestra Esperanza hebrea y decirle «madre cuida de los míos que ya disfrutan de tu gracia». La víspera del gozo que nos conmueve, nos llevará por esos caminos de siempre donde como un viacrucis interno va preparando al alma para esos día de Pasión en 40 estaciones. De nuevo volverás con ella a endulzarte los labios con la miel de una torrija en la Campana y como símbolo de tu amor la rosa que nunca falta a la cita, momento que tanto celo hace sentir a San Valentín que no quiso perderse este día. Tardes de creciente sol que inunda de color las azoteas, las plazas, los jardines. De nuevo hoy con tu frente marcada por las cenizas impuestas, saldrás al encuentro del Trinitario Cristo de las Cinco Llagas que te guiará hasta el convento de Santa Paula donde en el misticismo del Claustro te llevará a otro tiempo. Días donde el corazón palpita a otro ritmo y la sangre corre a más velocidad que nuestro propio corazón, por que algo grande va a suceder en Sevilla y tú lo sabes. Hazme un favor, sé feliz.