Cinco años de ‘NO a la Reforma Laboral’

colectivo senda

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18 feb 2017 / 22:30 h - Actualizado: 17 feb 2017 / 18:24 h.

Desde que, hace 10 días, el mundo, especialmente Europa, se levantara con el horror pintado en el rostro por la matanza cruenta de los compañeros del semanario Charlie Hedbo, han sido muchas las opiniones y posiciones expresadas a raíz del tan traído y llevado lema «yo soy» o «yo no soy» Charlie Hebdo.

El viernes 10 de febrero se cumplían cinco años de la entrada en vigor de la reforma laboral impuesta por el gobierno del Partido Popular. Una reforma que ha contado desde sus inicios con la oposición de los sindicatos de clase de este país como lo demuestra la convocatoria de huelga general que tuvo lugar el 29 de marzo de ese mismo año y a la que le han seguido miles de acciones judiciales y conflictos laborales durante estos años.

Los sindicatos calificaron esta reforma como injusta, ineficaz e inútil para acabar con los problemas de desempleo y con la inestabilidad laboral que, de manera estructural, se venía soportando en nuestro país y, que se vieron agravadas no solo por la intensa crisis económica que soportábamos y que aún vivimos, si no también por la convivencia con un modelo productivo frágil.

Argumentaban, por un lado, que los problemas del mundo de trabajo no se solucionaban retorciendo la norma laboral, sino que por el contrario, lo que necesitábamos —y aun necesitamos— es una visión empresarial a largo plazo, que invierta en aumentar la proyección y complejidad tecnológica e innovadora de sus productos para aumentar su propio desarrollo y extensión, y una orientación y planificación sectorial por parte de los gobiernos que promuevan la generación de riqueza estable y distributiva. Pero no, los primeros estaban más centrados en la obtención del máximo beneficio en el menor tiempo posible, favoreciendo la especulación y la mera reducción de costes laborales- y los segundos, habían abandonado las políticas de reinversión y cambio de modelo productivo dejándose llevar por las mieles de los años de esplendor económico.

Denunciaron también los sindicatos que dicha reforma tenía un enorme trasfondo ideológico pues todas y cada una de las medidas que contenía iban destinadas a perjudicar y empobrecer al conjunto de los trabajadores y trabajadoras; a limitar los derechos y garantías laborales y a desregular y debilitar la acción colectiva de los mismos individualizando las relaciones de trabajo y por tanto dinamitando la negociación colectiva y las relaciones laborales.