Felicidades! Todos la quisimos y todos la tuvimos. Era un 31 de octubre de 1978 cuando fue aprobada por las Cortes Generales y ratificada en referéndum el 6 de diciembre la Constitución española, y se hizo con 15.706.078 votos a favor (88,54 por ciento).
Recuerdo (apenas tenía 12 años recién cumplidos) como fue una gran fiesta de la democracia aquel referéndum. Aquella sí que fue una consulta de todos y para todos, que sirvió para unir, para sumar, para hacer de España un país plural, con distintas sensibilidades, pero por encima de todo un país democrático con mayúsculas. Y aquellos tiempos sí que fueron tiempos complicados, recién salidos de una dictadura de 40 años, donde se tuvieron que poner de acuerdo opciones por entonces muy distantes unas de otras. Los ponentes de la Constitución venían desde la Unión de Centro hasta Alianza Popular, socialistas y comunistas, pasando –curiosamente– incluso por la llamada Minoría catalana. Todos supieron sacar adelante nuestra Constitución.
Ahora son algunos los que ponen en duda su legitimidad, su legalidad, su vigencia, sin darse cuenta –o sin querer darse cuenta– que éstos son precisamente legitimados, legalmente nombrados y sus cargos plenamente vigentes gracias a Ella, gracias a la Constitución española. Paradojas de la vida.
Ayer tuve la suerte de constatar en los Premios Plaza de España a los valores constitucionales que otorgaba el Gobierno de España a través de la Delegación del Gobierno en Andalucía como, si bien unos pocos tienen duda, otros sin embargo (la inmensa mayoría de españoles) no tienen duda alguna de ser español, de hablar de España, y de ser leales a nuestra ley de leyes, y si no que le pregunten a los premiados, que ellos representan como nadie la mejor marca llamada España.
Mientras tanto, ¡sé feliz! ~