El horizonte sin cerradura de Marcos Ana

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25 nov 2016 / 23:57 h - Actualizado: 25 nov 2016 / 23:58 h.
"La Azotea"

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Si hay un hombre que tiene el corazón de viento, llenádselo de piedras y hundidle la rodilla sobre el pecho, dice la canción de Extremoduro inspirada en los versos de un poeta casi desconocido. Cuando Marcos Ana escribió Decidme cómo es un árbol hablaba de la represión, de la soledad y de cómo se olvida la vida tras tanto tiempo entre rejas. Fue allí donde escribió poemas que fueron sacados clandestinamente, a veces con la ayuda de un guardia, otras en paquetes de tabaco, otras usando prestada la memoria de un preso que pronto disfrutaría de la libertad. Poemas que se difundieron gracias a los comités de ayuda a los presos políticos o a poetas en el exilio como Rafael Alberti, de quien tanto aprendió, releyendo sus versos escritos en hojas sueltas que los compañeros le pasaban en el petate, los cuales memorizaba y recitaba en voz alta llenando su celda de luz y musicalidad.

Si no conocen al poeta, en parte por la desmemoria que tanto ha eclipsado a este país, decirles que con él se cierra un ciclo de lucha por la libertad, en voz de quien sufrió las durísimas cárceles de la posguerra, entrando adolescente y saliendo adulto, que estuvo condenado a dos penas de muerte y que abrazó por última vez a compañeros que no tuvieron su misma suerte. A ellos dedicó sus años de libertad rindiéndoles un homenaje permanente llevando por el mundo su poesía revolucionaria llena de memoria y lucha, en huelgas, en concentraciones o en actos solidarios. Puso un árbol, el mar, el beso de una mujer y un horizonte sin cerradura en una celda durante más de veinte años, y sin rastro de odio.