El Síndrome de Hernando

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16 jun 2017 / 20:25 h - Actualizado: 16 jun 2017 / 20:36 h.

Es indiferente si Hernando está casado o soltero, si vive en pareja o solo, si es heterosexual o no, si tiene novio o novia, es tan irrelevante como anecdótico, en este caso y en cualquiera, pero cuando se trata de personajes como él, es suficiente con saber que biológicamente es persona.

En este caso Hernando sí representa a un sector de la sociedad, que no acaba de cambiar, son el instrumento más poderoso del patriarcado, hablan, dicen, insinúan, sospechan, balbucean, vociferan medias verdades, que son las grandes mentiras, utilizan el nombre de algún dios en vano, desprecian la inteligencia de las mujeres, el llanto para ellos es síntoma de debilidad, su concepción del género femenino es insignificante, están convencidos de que somos vulnerables, de uso, manejables, piezas de tableros masculinos. Para estos perfiles, las mujeres son posesiones, son la esposa de, la novia de, la mujer de. No somos más que comodines, mujeres dotadas sexualmente al servicio del poder masculino. Este formato ideológico que impregna a algunos hombres poderosos, y también a otros mortales. No cabe duda que empiezan a tener genuinos referentes donde mirarse... en Hernando. Hernando es posible que haya cursado estudios, incluso de bachillerato, que haya ido a una escuela, y que le hayan enseñado habilidades sociales y valores, pero la verdad es que no ha progresado adecuadamente.

Cuando se inflige dolor a sabiendas, cuando haces daño intencionadamente, cuando pretendes humillar, cuando desprecias con saña a otra persona, a una mujer, cuando tocas el corazón, el cerebro, el alma, los sentimientos, cuando tocas la vida de alguien, se llama como usted sabe señoría. Y está catalogado en todos los manuales, en todos los códigos, y debe tener consecuencias en la tierra y en su cielo.

No ha soportado la superioridad intelectual de una mujer. Y es indecente lo que ha verbalizado con respecto a la diputada Montero, aplaudido por su bancada, así como miserables las opiniones de algunas socias de sus menesteres, les descalifica como representantes de una ciudadanía que aspira a ser mejor, mucho mejor, no sólo económica, política, y socialmente, sino sobre todo humanamente. No es posible ser bueno en nada, si no se es buena persona. Desconozco si lo es, pero su comportamiento es una aberración. Su machismo casposo lo envilece, es la antítesis de lo que cualquiera desearíamos para alguien que ostentara cualquier papel en esta España, algo huérfana de los principios de igualdad, fraternidad y libertad. ~