Favores mutuos

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25 oct 2017 / 12:32 h - Actualizado: 25 oct 2017 / 14:34 h.
"Excelencia Literaria"
  • Favores mutuos

Las puertas sirven para para pasar de un lugar a otro. También para separar distintas zonas en una construcción. Si sirviera el símil, las personas a lo largo de la vida también pasamos por puertas que nos conducen a las diferentes etapas que nos toca vivir. El tiempo es el portero que abre y cierra cada una de ellas. La vejez, por ejemplo, es la puerta que casi siempre vemos lejana pero que, tarde o temprano, nos tocará abrir. Mi abuela me contó que aun con recuerdos, arrugas y canas se sentía mayor, pero no vieja.

Conozco a una joven de noventa y dos años. Coincidimos en el callejón que hay detrás de una iglesia, en uno de esos pasadizos que en Sevilla te llevan de un lugar a otro como oculta de las miradas. Ella salía de misa; caminaba con una mano agarrada a su bastón y la otra detrás de la espalda. A pesar de no avanzar rápido, noté que llevaba prisa porque miraba su reloj. Movía los labios, como si se estuviese relatando algo. Yo me encontraba unos pasos más atrás y al aproximarme me vi en la obligación de ofrecerle mi ayuda.

La anciana me miró y volvió a consultar su reloj. Llegaba tarde a cenar, me confesó mientras seguía caminado. Me acerqué para ver la hora que marcaba el reloj que llevaba en su muñeca. Descubrí una esfera muy rayada y unas manecillas que iban diez minutos adelantadas.

Aunque aquella tarde no era la más adecuada para acompañarla a su casa, pues aún no teníamos confianza y la primera que tenía prisa era yo, su sencillez me encandiló. «Las prisas no son buenas consejeras», me dijo mientras avanzábamos. Fueron pocos metros los que anduve junto a ella, pero suficientes para interesarnos la una por la otra.

Aquel final de tarde en el que conocí a Mercedes, cambiar mis planes tuvo su recompensa, pues han pasado cuatro meses y seguimos viéndonos con frecuencia. No voy a verla por hacerle un favor, ni para alejar la soledad de su habitación por unas horas, sino porque somos amigas. Yo le doy mi tiempo y ella comparte conmigo sus recuerdos, sus historias y su sabiduría, que es de esas que no se enseñan en las universidades.

Ester Torres Chiscano
Ganadora de la V edición
www.excelencialiteraria.com