Los medios y los días

Los islamistas y Sevilla

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21 abr 2019 / 08:25 h - Actualizado: 20 abr 2019 / 19:27 h.
"Los medios y los días"

Según me cuentan los medios, un estudiante islámico radical de la Universidad de Sevilla pretendía rendirle agradecimiento a la ciudad que le ha dado educación y estudios, asesinando a todos los que cayeran en un acto de terrorismo en plan lobo solitario pero fue frenado por sus jefes hasta que organizara una célula terrorista para que la celebración fuera aún más sangrienta y, según las entendederas de estos sujetos, más del gusto de Alá.

Hace algún tiempo leí esta noticia: “La Comunidad Islámica Mezquita Ishbilia, promotora de un proyecto de templo musulmán en Sevilla Este para el que finalmente no contó con los suelos solicitados al Ayuntamiento hispalense, ha dirigido un escrito al rey Felipe VI en demanda de que el monarca pida “perdón” a la comunidad musulmana, por las “atrocidades” derivadas de la conquista del antiguo Reino nazarí de Granada en el siglo XV y la posterior expulsión de los moriscos”.

La información se dio a conocer tras otra en la que López Obrador también solicitaba al rey que pidiera perdón por la conquista de México. Sobre la bravuconada del presidente mexicano ya escribí. La pretensión de los islamistas de Sevilla me invitó a sumergirme en una sobrelectura de El Corán. Anoto sólo unas líneas de aquella lectura, referidas a la mujer:

“Te preguntan acerca de la menstruación. Di: «Es un mal. ¡Manteneos, pues, aparte de las mujeres durante la menstruación y no os acerquéis a ellas hasta que se hayan purificado! Vuestras mujeres son campo labrado para vosotros. ¡Venid, pues, a vuestro campo como queráis, haciendo preceder algo para vosotros mismos!”.

Entonces, pregunto, como infiel que soy: ¿la mujer está ahí como un campo con el que podemos hacer lo que queramos? He consultado en el diccionario de la lengua española qué significa “preceder”. Y leo: “Preceder: Dicho de una persona o de una cosa: tener preferencia, primacía o superioridad sobre otra”.

Sí, ya sé que El Corán afirma otras muchas cuestiones sobre la mujer que no me parecen tan dudosas para mi cultura como lo anterior, por ejemplo, aboga por un cuidado exquisito de la mujer embazada. Vamos a hacer una cosa. Igual que puedo decirle al catolicismo o al judaísmo que reforme ideas en sus sagradas escrituras que podrían no ser acordes con los tiempos y con el pensamiento de muchos humanos –que puede que también podamos pensar por nosotros mismos- propongo a quienes solicitan perdón por causar muertos y destrozos en una guerra como fue la conquista y colonización del reino Nazarí –que ya es surrealista lanzarse a una guerra sin hacer destrozos- que revisen esas cosas de El Corán. Claro que entonces deberé tener en cuenta lo que los sabios islámicos dicen de El Corán:

“Este Sagrado Corán es un Libro «exento de dudas», después de él no habrá otra Escritura Divina, pues es el mensaje final en las religiones monoteístas, aparecidas después del Profeta Abraham, y es el Libro Sagrado del Islam. Dios lo ha revelado por intermedio del Ángel Gabriel a Muhammad, el último de Sus Mensajeros y Profetas. Es, en verdad, la Revelación del Señor del universo. El Sagrado Corán no es un libro histórico, su vigencia es permanente, ya que sus principios prevalecerán hasta el día del Juicio Final” (Mustafa Al-Salvadori).

Llegados a este punto, no sé qué hacer. Preguntemos al colectivo feminista de todos los signos y tendencias en España a ver qué opinan y si a ellas les parece bien a mí no me importa pedir perdón aunque lo vea un poco raro. Si dijeran que no están de acuerdo con El Corán pero que hay que pedirles perdón a ustedes, señores islámicos, entonces me iría al psiquiatra a ver si es que ya me ha llegado el chocheo de la vejez a extremos inimaginables. Y si dijeran que no hay que pedirles perdón, entonces; ¿qué hacer con los migrantes partidarios de El Corán que llegan a España? ¿Los dejamos entrar? ¿Y si entra un sevillano de adopción como el que –presuntamente- quería matar a sus paisanos y además de forma indiscriminada? ¿Y si entra uno, uno solo? A mí me sería muy fácil ejercer de progre y ganarme adeptos pero al menos, ¿se me permite que dude?

La comunidad islámica de Sevilla ha reaccionado afirmando que El Corán es un libro de paz. En el fondo, tiene bastante razón porque, al margen de lo anteriormente citado, lo que he leído de El Corán se resume en una idea: Dios es Todo, el humano no es nada a menos que crea en lo que dice El Corán. Además, es Dios quien administra su justicia que es la justicia, por tanto, no es el humano quien lo hace. La Sura 3 (capítulo 3) versículos (aleyas) 2 y 3, dice: “2. ¡Dios! No hay más dios que Él, el Viviente, el Subsistente. 3. Él te ha revelado la Escritura con la Verdad, en confirmación de los mensajes anteriores. Él ha revelado la Tora y el Evangelio”. La Sura 44 redunda en la máxima: “8. No hay más dios que Él. Él da la vida y da la muerte. Vuestro Señor y Señor de vuestros antepasados”.

Lo que pasa es que a veces el libro sagrado del Islam deja ideas sueltas que se pueden interpretar de otra forma sobre todo por algunas mentes. En la misma Sura 3 puede leerse en sus aleyas 60 y 61: “60. La Verdad viene de tu Señor. ¡No seas, pues, de los que dudan! 61. Si alguien disputa contigo a este propósito, después de haber sabido tú lo que has sabido, di: «¡Venid! Vamos a llamar a nuestros hijos varones y a vuestros hijos varones, a nuestras mujeres y a vuestras mujeres, a nosotros mismos y a vosotros mismos. Execrémonos mutuamente e imprequemos la maldición de Dios sobre quienes mientan».

Miro de nuevo el diccionario y leo: “Execrar: Condenar y maldecir [una persona con autoridad religiosa o en nombre de cosas sagradas] a alguien o algo”. Bueno, mientras se quede ahí el tema lo tomaré como libertad de expresión –la que no tengo en países coránicos- pero si pasamos al lobo, sea solo en manada, la cosa cambia.

También choca con mi cultura lo que afirma la Sura 24: “2. Flagelad a la fornicadora y al fornicador con cien azotes cada uno. Por respeto a la ley de Dios, no uséis de mansedumbre con ellos, si es que creéis en Dios y en el último Día. Y que un grupo de creyentes sea testigo de su castigo”.

Sin embargo, me parece muy acertada la Sura 102 que se refiere al afán de lucro, algo que es un verdadero azote para el bienestar de todos los ciudadanos del mundo: “1. El afán de lucro os distrae 2. hasta la hora de la muerte. 3. ¡No! ¡Ya veréis...! 4. ¡No y no! ¡Ya veréis...! 5. ¡No! Si supierais a ciencia cierta... 6. ¡Veréis, de seguro, el fuego de la gehena! 7. ¡Sí, lo veréis con ojos de certeza! 8. Luego, ese día, se os preguntará, ciertamente, por la delicia”.

La gehena es el purgatorio-infierno tanto para los judíos como para los islámicos, cada uno lo interpreta a su manera. La Sura contra el afán de lucro me recuerda al rico del Evangelio, el Cielo y el ojo de la aguja. En El Corán tienen cabida tanto La Biblia judía como el Evangelio cristiano, no sé qué ganas tenemos de seguir matándonos cuando todos estamos en el mismo barco pero una cosa son los papeles y otra la realidad.

La Sura 109 sostiene: “1. Di: «¡Infieles! 2. Yo no sirvo lo que vosotros servís, 3. Y vosotros no servís lo que yo sirvo. 4. Yo no sirvo lo que vosotros habéis servido 5. y vosotros no servís lo que yo sirvo. 6. Vosotros tenéis vuestra religión y yo la mía».

Con el permiso de las autoridades religiosas islámicas tanto de Sevilla como del mundo –a quienes pido perdón por entrometerme en su campo- yo esta Sura la interpreto como una llamada a la paz, que cada cual tenga su fe y que sea Dios quien juzgue a unos y a otros pero no que un mortal fanático –sea islamista, católico, judío o protestante- crea que es más importante y sabe más que el autor de los libros sagrados y se dedique por su cuenta a explicarnos esos libros a base de matanzas que sólo van a generar odio y por tanto alejan de la misericordia divina que todas las escrituras monoteístas pregonan en sus textos. A ver si para dos días que vamos a vivir podemos tener la fiesta en paz de una puñetera vez.