Poesía a cualquier hora

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Álvaro Romero @aromerobernal1
09 ene 2017 / 23:16 h - Actualizado: 09 ene 2017 / 14:20 h.
"Viéndolas venir"

Esta sociedad que no nos gusta es la que es -entre otras razones- porque el silencio no parece nunca un espacio de libertad o de impulso personal, sino un ángulo muerto del aburrimiento; la música no se valora nunca como deslumbrante algoritmo del compositor en primer plano, sino como cacareo de fondo; y la poesía no se concibe jamás como la potencia inaudita de la palabra en comunión, sino como una cursilada sin fundamento. Por eso enloquecemos con esta espiral de ruido machacón por el supermercado, dentro y fuera del coche, en el gimnasio, en la cafetería y hasta al salir de clase, que ya es decir. La página en blanco del silencio a nuestra disposición para nutrirla de contenido en cuarto creciente se nos emborrona a diario con esa música ratonera empeñada en que no nos oigamos ni a nosotros mismos, en que la realidad siempre por interpretar termine garrapateada por las filigranas de un vacuo hedonismo. Una sociedad ensordecida es siempre más fácil de manipular al antojo de unos cuantos.

Por eso me deslumbra tanto -¡qué envidia sana!- una iniciativa como la de la asociación Yowras (Young Writers and Storytellers), que ha puesto a sonar en el Metro de Turín los mejores versos de 19 famosísimos poetas: Lorca, Neruda, Baudelaire o Shakespeare. No me imagino en España –pero cuánto me gustaría- escuchar entre una estación y otra el arrullo de una voz recitando: Ni la noche ni el día quieren venir / para que por ti muera / y tú mueras por mí, o La misma noche que hace blanquear los mismos árboles. / Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos... No me lo imagino en esta España.

Para ello en las escuelas, en las familias, en las televisiones y en todos los espacios públicos debería entrenarse ese verbo en descrédito que es escuchar, tan distinto de oír. Escuchar es paladear cada palabra ajena y hacerla tuya, indagar con interés y propiedad en su sonido y su significado; en la sabia melodía de las palabras que te llegan con las que hierven en tu propio corazón.