Presentando la vida
en Candelaria

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28 ene 2017 / 21:02 h - Actualizado: 28 ene 2017 / 21:02 h.
"Cofradías"

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Cuando despunte el sol este mediodía, habrá muchos pueblos en esta Andalucía nuestra en los que, como volviendo a lugares y tiempos de un hombre desnudo ante la naturaleza, tendrá lugar una celebración especial que, sacralizada por la liturgia católica, parece recordar un culto al sol y a la luz que empieza a despuntar tras un duro invierno de sacrificios, encierros y –este año sí– de fríos insoportables. Hoy en El Rocío, la hermandad de Triana se adelanta y prende en el fuego de las promesas la primera luz, la primera Candelaria.

No sólo allí. En Salteras, puede decirse que ahora se viven los días del pueblo. La Madre, la Virgen de la Oliva Coronada, preside hoy, en su imagen vicaria de la parroquia, el pregón de las fiestas de febrero, que la convertirán en una de las más tempranas procesiones de Gloria por nuestros pueblos. Lleva La Oliva a sus pies, en el centro del paso, como pebetero tocado por la gracia del sentir cofradiero hispalense, una vela rizada en la que titila la llama de la Candelaria, de la Purificación de Nuestra Señora en el templo mientras presentaba a Jesús cuarenta días después de nacer.

Todo ocurre con la naturalidad que hemos perdido para tantas otras cosas. Como si asomáramos de nuevo la cabeza desde las cuevas en las que pintamos los bisontes de Altamira o los signos de la cueva de los Covachos en Almadén de la Plata, ante la luz presentamos nuestra propia vida, recordando a Dios que estamos aquí, a pesar de las oscuridades que a veces nos cercan, a pesar de las tinieblas en las que sumimos las vidas de otros por nuestros errores y cavilaciones.

En Candelaria presentamos la vida de los que siguen estando con nosotros, ancianos pero habitados por ese fuego infundido al nacer y alentado en el Bautismo, el fuego del Espíritu Santo. Ahora, en Candelaria, este domingo, y el jueves día 2, que es la fiesta litúrgica, día en que tantos niños nacidos se presentarán al Señor en San Nicolás de Bari, en Los Pajaritos, en la Pastora de la calle Amparo, que saca incluso en procesión al Niño Jesús Luz del Mundo antes de la misa para representar de forma palpable la llegada de Jesús al templo de Jerusalén.

En Candelaria presentan su Vida Consagrada todos aquellos hombres y mujeres que un día se ofrecieron por entero al Señor dándole lo mejor que tenían para rezar por nosotros, por nuestras intenciones y deseos. Esa es la Candelaria que hemos de vivir, cada uno desde nuestro lugar y puesto en la sociedad y en la familia. Es la Fiesta de la Luz, que nadie la oscurezca, que nada la enturbie. Que se haga la luz, y si no sabemos cómo hacerla brillar. Será un Génesis extemporáneo, porque diremos nosotros «Hágase la luz». Y afirmaremos después «que la luz se hizo».