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Siempre serás Bellavista

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23 oct 2016 / 14:59 h - Actualizado: 23 oct 2016 / 15:00 h.
"Cofradías"

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Al final se abrió el féretro por última vez para meter su túnica y su antifaz que fueron el único ajuar para su último viaje. Así se fue Narci de nuestras vidas, de Sevilla y por supuesto, de Bellavista. Hablando con Diego Centella y Alfonso Lozano, les contaba que ella me vistió por primera vez de acólito en el 2009 y que siempre me sorprendió su entrega y su ilusión. Ella tenía el ADN Bellavista, cosa que muy pocos tienen. Narci se hizo imprescindible.

Llegó en la década de los 80 con su marido Pepe y compraron el solar frente a la parroquia, coincidiendo el final de las obras de su casa con la refundación de la hermandad del Dulce Nombre por parte de un grupo de chavales que rondaban los 15 y 18 años que desde entonces se convirtieron prácticamente en sus hijos pasando más tiempo en casa de Pepe y Narci que en la suya propia, fueron los hijos que Dios no les dio como matrimonio y que encontraron en su hermandad. Narci estaba para todo. Fue prioste, camarera, sacristana, cocinera del cura... Fue todo en la vida parroquial y de la hermandad porque eso era su vida, la guardia y custodia de todo el ajuar de la iglesia, miles de horas lavando y planchando pues no había para tintorería. Si había que planchar los faldones, llama a Narci, si había que apretar los tornillos del paso, cruza y pídele los alicates a Narci. Si había una promesa o una petición ahí estaba ella para abrir la puerta a la hora que fuera de la noche para que entrara quien lo necesitara y así tener un aliento en la oración, como de hecho hizo durante muchos meses cada noche cuando llegaba un padre desesperado por la enfermedad de su hijo. Fíjense si merece todo el reconocimiento del mundo.

Santiago el cura, Luci, Carmen, Salud y Encarna ya te echan mucho de menos. Los jóvenes, Elena, Antonio, Diego, Eduardo, Alex, Marta, Juan, Valme y muchos más te seguirán recordando, y los que son niños como Cristina, Alfonso, Alba, Inmita, Carmen o Jesús cuando pase medio siglo seguirán hablando de ti, Narci. Tus hermanos quisieron velarte en casa, junto a tu Cristo y a tu Virgen, iluminada por los candelabros de su Virgen, con su vara y el libro de reglas descansando sobre ella, con su Señora vestida rápidamente por su querido Paquili de luto adelantándose 15 días al calendario, recibida y despedida en su último viaje por su bacalao y con un funeral en el que no cabía más Bellavista.

Por eso siempre serás Bellavista y nunca te vamos a olvidar. El primer cabildo sin ti ha sido durísimo, había una silla vacía, la tuya, desde la que rezabas al principio y al final de cada junta de gobierno. Estarás siempre con nosotros, madre, amiga y hermana, porque mientras te recordemos nunca habrás muerto y vivirás en el aire del Viernes de Dolores. Y en el corazón de tu gente y de tu barrio, Bellavista. Un beso al cielo.