La aprobación por parte de los operadores de los sistemas de operaciones y normas para las transacciones por parte de los reguladores ayuda a garantizar la existencia de mercados justos. La justicia en los mercados está estrechamente vinculada a la protección de los inversores y la prevención de malas prácticas. Los mercados nunca deben favorecer a unos operadores en detrimento del resto. La regulación debe detectar y penalizar la manipulación de los mercados así como las prácticas comerciales oscuras por parte de algunos inversores. Los reguladores del mercado deben garantizar que todos los inversores tengan el mismo acceso al mercado así como a la información de los precios del mismo.
Aquellos deben promover las prácticas que garanticen el tratamiento justo de las órdenes de compra y venta y un proceso transparente de formación de precios.
En los mercados eficientes, la difusión de la información relevante debe ser amplia y oportuna, debiendo reflejarse en el proceso de formación de los precios de los activos negociados. Por ello, los reguladores del mercado están obligados a contribuir a su transparencia y eficiencia.
La transparencia de los mercados ha de definirse como el grado en que la información sobre la operativa llevada a cabo en el mercado se encuentra disponible para el público en general y, además, en tiempo real. Esta información ha de estar disponible tanto de manera previa como tras la operativa.
En tal sentido, la información previa está relacionada con la publicación de las ofertas de compra y venta al objeto de que los operadores conozcan de manera cierta si pueden operar y a qué precios. La información posterior tiene estará relacionada con los precios negociados y con el volumen de cada una de las transacciones llevadas a término, de forma que se garanticen los mayores niveles posibles de transparencia en el mercado.
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