La bicicleta

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19 abr 2017 / 23:45 h - Actualizado: 19 abr 2017 / 23:45 h.
  • La bicicleta

Este miércoles se celebró el Día Mundial de la bicicleta. El 19 de abril de 1943, el químico Albert Hofmann tomó una pequeña dosis de dietilamida de ácido lisérgico. Este es el famosísimo LSD. Regresó a casa en bicicleta acompañado por su ayudante de laboratorio. Y por este viaje, seguramente alucinante, y ese descubrimiento, el 19 de abril se declaró Día Mundial de la bicicleta.

Pero, como bien es sabido por todos, no es un día en el que, en realidad, se celebre nada. Porque es una jornada para intentar que los conductores de vehículos a motor tengan en cuenta que un ciclista es una persona que tiene grandes posibilidades de sufrir daños gravísimos en caso de accidente. Desde traumatismos hasta la muerte; desde padecer secuelas como la afasia (incapacidad parcial o total para usar el lenguaje) hasta quedar postrado en una silla de ruedas. La distancia de seguridad que los conductores deben respetar al pasar junto a los ciclistas o el exceso de velocidad que impide una frenada eficaz o la desestabilización del ciclista, son causas muy comunes de accidentes de tráfico en el que se ven involucrados los ciclistas.

La bicicleta es la parte más débil en la carretera. Durante el año 2015, fueron 58 personas las que fallecieron tras sufrir accidentes de tráfico y nada menos que 652 los heridos de diversa consideración. Por tanto, este no es un problema menor que todos estamos obligados a solucionar con prudencia al volante. Pero, por qué no decirlo, con toda la prudencia posible, también, sobre la bicicleta. No es extraño encontrar pelotones de ciclistas que invaden buena parte de la calzada cuando conviene pedalear en fila de a uno; no es extraño encontrar ciclistas en las ciudades que circulan por los carriles que no están habilitados para ello (si es que existen).

Todos sin excepción debemos procurar cumplir con las normas básicas de circulación para que, algún día, este Día Mundial de la bicicleta sea, en realidad, un día de celebración y no una jornada para hacer recuento de víctimas y de normas incumplidas.