Si un pacto de Estado es esperado desde hace años y es absolutamente necesario, ese es el pacto de Estado por la Educación. Hasta hoy ha sido inalcanzable puesto que los intereses partidistas han ordenado unos debates estériles desde antes de producirse. El que se busca en estos momentos será difícil de conseguir. Discutir el guion con los puntos básicos de discusión ya ha sido motivo de disputas y diferencias que se dibujan insalvables.
Todos los portavoces educativos en el Congreso de los Diputados coinciden en afirmar que la Lomce es una ley con muchas carencias y que debe modificarse lo antes posible de forma consensuada. Sin embargo, las diferencias son enormes y, aunque bastantes de los puntos de ese guion podrían ser motivo de acuerdo, la religión, el modelo territorial y los conciertos serán escollos muy difíciles de superar. Las lenguas cooficiales son otro punto de choque frontal entre algunas fuerzas políticas. Por tanto, estamos en la misma situación de siempre y es algo que debería ser motivo de reflexión para los políticos que se ven incapaces de llegar a un acuerdo buscando el bien común y aclarar el futuro de nuestros niños y jóvenes, y de todo el país, puesto que dependemos en gran medida de conseguir la excelencia en la educación o no.
Es un auténtico desastre que las distintas formaciones políticas no sean capaces de llegar a consensos como el que se ha alcanzado al concluir que los profesores necesitan una formación mayor y mejor. ¿Cómo es posible que no se puedan cerrar acuerdos en todos los puntos de discusión? De momento, los grandes perjudicados son todos los niños que han tenido que soportar una ley mediocre y que están perdiendo un gran número de oportunidades a causa de su formación académica del todo mejorable.
Es obligado que los políticos hagan su trabajo y lleguen a acuerdos que beneficien al conjunto de la sociedad española.