Aena cierra la puerta a ceder El Prat a la Generalitat: “Es prácticamente imposible”

Aena no ve factible ceder el aeropuerto de Barcelona-El Prat a la Generalitat catalana, descartando una operación similar a la pactada por el Gobierno con ERC para transferir la gestión de Rodalies, el servicio ferroviario catalán de las Cercanías. El presidente del Aena, Maurici Lucena, ha calificado de “prácticamente imposible” el traspaso del segundo mayor aeropuerto de su red, sólo por detrás del de Madrid-Barajas.

El grupo aeroportuario está controlado por un 51% por el Estado español a través del grupo Enaire, tras la privatización parcial de la compañía en 2015. El presidente de Aena ha subrayado que la condición de grupo con accionistas públicos y privados y por la propia regulación legal de la compañía (a través de la ley 18/2014) hacen “extraordinariamente difícil” el traspaso del aeropuerto a Cataluña, subrayando que actualmente “no se ha planteado el debate del traspaso” como sí sucedió hace años.

“Los accionistas privados, y también el público, son conscientes de que nuestro segundo mayor activo es el aeropuerto de Barcelona. Y el compromiso de los directivos de la compañía es adoptar decisiones que sólo vayan en beneficio de sus accionistas”, ha explicado Lucena en un encuentro con medios de comunicación. “En este sentido, lo veo prácticamente imposible”.

La ‘no ampliación’

Más de dos años después de que se paralizara la operación para la ampliación del aeropuerto de Barcelona-El Prat por la falta de apoyo de la Generalitat al proyecto por razones ambientales, Aena insiste en considerar “un muy grave error” el bloqueo porque “afecta y afectará a la competitividad de la economía catalana y, por ende, a la española”.

Lucena contrapone la gran ampliación que se va a emprender en el aeropuerto de Madrid-Barajas con el ‘no’ en El Prat, y augura que será “un freno para Cataluña, para su economía y para la movilidad de sus ciudadano”. “La pelota sigue estando en el tejado del Govern” catalán, ha sentenciado.

La ausencia de consenso político e institucional dio al traste con una macrooperación de 1.700 millones de euros para aumentar la capacidad del aeropuerto barcelonés para evitar su saturación futura y que debería estar culminada en 2031. Tras unas negociaciones entre el Gobierno, Aena y la Generalitat que parecían que culminarían con éxito, el gobierno regional se descolgó por sorpresa una reformulación del proyecto para no afectar el entorno ambiental del aeropuerto, especialmente el estanque de la Ricarda. Un cambio de posición que desembocó en la paralización de la ampliación.

El “complicado” proyecto inmobiliario

A pesar de que la ampliación de El Prat está estancada y sin perspectiva de reactivación en breve, Aena mantiene sus planes para ejecutar una macrooperación inmobiliaria en los terrenos aledaños del aeropuerto barcelonés, como también realizará en los de Madrid, Málaga, Sevilla y Valencia y más adelante en otros. “El proyecto inmobiliario de Madrid será el primero. En Barcelona, nos gustaría, pero es todo muy complicado allí. Y me preocupa porque eso no sucede en otras comunidades autónomas”, ha apuntado

Los planes del Aena pasan en principio por construir una ciudad aeroportuaria en El Prat con una extensión de 151 hectáreas para promover el desarrollo de oficinas y servicios. Los primeros pasos que se contemplaban eran lanzar la construcción en las proximidades de la T2 del aeropuerto de Barcelona de un hotel y de un polo logístico entre este año y 2025, que continuarán a partir de 2026 con áreas de servicios y más activos logísticos tanto en la T1 como en la T2 y con la construcción de hangares.

La reforma de la T1

Aena sí prepara una reforma del edificio de la terminal 1 de El Prat, pero no vinculada al gran proyecto de ampliación paralizado, que conlleva la ampliación de las pistas de despegue y aterrizaje. El grupo cambiará las máquinas que utiliza para el control de seguridad del equipaje de mano por otras de mucho mayor tamaño y que requieren más espacio para evitar incomodidades a los viajeros, por eso pretende mover la fachada de la T1 para dar mayor amplitud al interior del edificio.