Previsiones

El FMI rebaja al 1,5% el crecimiento español este año, pero lo mantiene en cabeza de la zona euro

La actividad a nivel global crecerá el 3,1% y el 3,2% en 2024 y 2025, pero se situará por debajo del promedio de los últimos 20 años

Agustí Sala

Una de cal y otra de arena. El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado en dos décimas respecto a lo previsto en octubre la estimación de crecimiento para España este ejercicio, hasta el 1,5%, mientras que mantiene en el 2,1% la de 2025, según la actualización de previsiones económicas que ha dado a conocer este martes este organismo financiero global. Tras un 2023 con un crecimiento del 2,5% en 2023, con un acelerón en el último trimestre, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), las estimaciones del FMI confirman que 2024 será un ejercicio de desaceleración.

Aún así, el crecimiento español se situará por encima de la media de la zona euro, que el FMI estima que será este año del 0,9% y del 1,7% en 2025. Y lo mismo sucede en comparación con el resto de grandes economías de la zona del euro: Alemania, con una previsión del 0,5% este año y del 1,6% el que viene, con una corrección a la baja de cuatro décimas en ambos ejercicios; Francia, 1% y 1,7%, con revisión a la baja de tres y una décima; e Italia, con el 0,7% y 1,1%, con revisión alza de una décima en 2025.

La actualización del FMI apunta a un crecimiento mundial del 3,1% en 2024 y del 3,2% en 2025, lo que supone dos décimas más este ejercicio con respecto a lo estimado en octubre pasado. Este organismo atribuye la mejora de las perspectivas "a una resiliencia mayor de lo esperado en Estados Unidos y en varias economías emergentes y en desarrollo importantes, así como al estímulo fiscal en China". El Fondo destaca que la economía global está resultando "sorprendentemente resiliente" a la pandemia, la invasión rusa de Ucrania y la crisis del coste de la vida.

Por debajo del promedio histórico

A pesar de ello, las previsiones para 2024–25 "son inferiores al promedio histórico del 3,8% del periodo de 2000 a 2019" como consecuencia de los elevados tipos de interés para combatir la inflaciónel repliegue del apoyo fiscal en un entorno de fuerte endeudamiento que frena la actividad económica y el bajo crecimiento de la productividad subyacente, según el FMI.

En su informe, este organismo detecta que "la inflación está disminuyendo más rápidamente de lo previsto en la mayoría de las regiones, mientras se disipan los problemas en el lado de la oferta y se aplica una política monetaria restrictiva". En este contexto, la previsión es que el nivel general de inflación a escala mundial descenderá al 5,8% en 2024 y al 4,4% en 2025, lo que supone una revisión a la baja del pronóstico para 2025.

El informe del Fondo espera que la desinflación sea más rápida en las economías avanzadas, donde se prevé que la inflación descienda 2 puntos porcentuales en 2024, hasta el 2,6%, que en las economías de mercados emergentes y en desarrollo, donde se prevé que la inflación solo disminuya 0,3 puntos porcentuales, hasta 8,1%. 

Como consecuencia de ello se reduce la probabilidad de un aterrizaje brusco de la economía. A juicio del FMI, una desinflación más rápida "podría dar lugar a una mayor distensión de las condiciones financieras." A la vez, una política fiscal más laxa de lo necesario podría comportar un aumento temporal del crecimiento, pero con un ajuste posterior más costoso y un mayor dinamismo de las reformas estructurales podría impulsar la productividad y dar lugar a efectos secundarios transfronterizos positivos.

En el lado negativo, las nuevas escaladas de los precios de las materias primas a causa de los 'shocks' geopolíticos —como son los continuos ataques en el mar Rojo— y las perturbaciones de la oferta, o una mayor persistencia de la inflación subyacente, podrían prolongar las condiciones monetarias restrictivas.

A su vez se puede producir una 

 o la desestabilización provocada en otros lugares por las subidas de impuestos y los recortes del gasto también podrían causar decepción en cuanto al crecimiento.

El principal reto a corto plazo, agrega el FMI, es gestionar con éxito el descenso final de la inflación hasta la meta, calibrando la política monetaria en respuesta a la dinámica de la inflación subyacente y, allí donde las presiones sobre precios y salarios claramente se estén disipando, ajustándola a una orientación menos restrictiva.

A su vez alertan de que teniendo en cuenta que desciende la inflación y que las economías están en mejores condiciones para absorber los efectos del ajuste presupuestario, "es preciso prestar una atención renovada a la consolidación fiscal con el fin de restablecer la capacidad presupuestaria y poder abordar 'shocks' futuros, recaudar ingresos para nuevas prioridades de gasto y frenar el incremento de la deuda pública.

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El FMI también recomienda aplicar reformas estructurales "focalizadas y ordenadas" para reforzar el crecimiento de la productividad y la sostenibilidad de la deuda, además de acelerar la convergencia hacia niveles de ingresos superiores. "Es preciso aumentar la eficiencia de la coordinación multilateral, entre otras cosas, para facilitar la resolución de la deuda, evitar las situaciones críticas causadas por el sobreendeudamiento y crear espacio para las inversiones necesarias, así como para mitigar los efectos del cambio climático".

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