MODA
Inditex, Mango y el textil europeo apuestan por el 'made in Turquía' para fabricar sus prendas
El país ha escalado hasta la segunda posición de mayores productores de moda gracias a su cercanía, su mayor atractivo para inversores y su conocimiento de la industria
Una clienta, en una tienda de ropa en Barcelona. / EP
En las tiendas españolas de moda ha ocurrido una transformación lenta, pero constante. Si entra en una cualquiera de marcas reconocidas, como Inditex o Mango, verá que en las etiquetas ha desaparecido el tradicional 'made in China'. Ahora, en su lugar, se escribe con mayor asiduidad el 'made in Turkey'. Solo por detrás de China, el gran productor de moda del mundo, Turquía ha conseguido escalar en los últimos años hasta convertirse en el segundo mayor fabricante de prendas de vestir de la industria textil europea. La cercanía que abarata el transporte de la producción, los menores costes laborales y el atractivo que ofrece este país a inversores del sector hacen de este país el 'hub industrial' del textil del continente que hasta hace pocos años se concentraba casi en su totalidad en el Sudeste Asiático.
Turquía es el segundo país que más fábricas concentra de Inditex y Mango. Según se recoge en la Memoria Anual del grupo de 2023, la firma capitaneada por Marta Ortega cuenta con 847 fábricas de confección asociadas a proveedores con compra especializadas en corte, confección, tintado, lavado, estampado o acabado. En el caso de Mango, 2.992 fábricas se ocuparon de la producción de sus ventas en 2023. El país presidido por Recep Tayyip Erdoğan es también el quinto proveedor de Desigual y de Tendam, y en el ámbito internacional, es el cuarto fabricante de prendas de Primark y H&M. Su auge es tal que incluso la plataforma china de moda Shein en su estrategia de localización y de acercarse a los clientes en Europa ya cuenta con proveedores en Turquía.
Y no ha desaprovechado su buena racha: Turquía ya es el séptimo mayor exportador de materias textiles y sus manufacturas. En 2022 exportó un total de productos textiles por un valor de 36,7 millones de dólares que se dirigieron principalmente a Alemania (4,78 millones de dólares), España (3,23 millones) y Reino Unido (2,7 millones), según los datos recopilados por el think tank francés Centro de Estudios de Prospectivas e Informaciones internacionales (CEPII). "Turquía se ha convertido en el 'hub' industrial de moda para Europa", confirma el presidente de la Asociación Nacional del Comercio Textil, Complementos y Piel (Acotex), Eduardo Zamácola. "El Sudeste Asiático ya no es tan barato para situar las fábricas porque la calidad de vida se ha implementado en estos países", añade.
Mayor confianza y menores costes
No es un fenómeno nuevo. Las exportaciones de textil desde Turquía empezaron a crecer de forma exponencial desde hace 20 años, aunque China acaparó la producción de la mayor parte de las empresas de esta industria. Todo cambió con la irrupción de la pandemia. Las distintas disrupciones de la cadena de suministro hizo que las grandes marcas se replantearan poner todos los huevos en la misma cesta: supone mucho esfuerzo prever la demanda con medio año de antelación, y si no se vende la producción, se exponen a utilizar rebajas agresivas para dar salida al stock sobrante. Así, países como Vietnam, Camboya, Pakistán, India o Turquía empezaron a robar cuota de mercado al gigante asiático. Eso sí, las cifras todavía avalan su liderazgo: el 35% de la exportación mundial de textil corresponde a China frente al 5% de Turquía.
Frente a otros países del Sudeste Asiático, Turquía ofrece ventajas que, por su localización, no podrán conseguir nunca: "Es lo suficientemente cercano como para mandar incluso un camión, los precios son más baratos y tienen conocimiento de la industria", apunta Zamácola. Pero además, entra en la esfera europea. "Está en el ojo la inversión europea porque cada vez es más amigable y está liberalizando su economía", afirma Luciana Taft, analista de Afi. Por ejemplo, en el último año y medio aumentó un 49% el salario mínimo interprofesional, un cambio de política que acerca posturas con sus vecinos del continente. Sin embargo, es este último giro político el que dificulta que pueda desbancar a China como primer fabricante en el corto-medio plazo. "Turquía es un país caro, supera al resto de países del Sudeste Asiático en costes laborales", asegura Taft. Un trabajador de una fábrica textil en este país cobra 2 dólares por hora, el triple que el Pakistán y el doble que en Camboya, y aunque es una buena noticia para los empleados, encarece la producción para las empresas.
El norte de África, próximo destino del textil
Más allá de China y Turquía, Vietnam es un país donde está creciendo de forma exponencial la presencia de fábricas textiles extranjeras que antes apostaban por el gigante asiático. Pero la industria, también la española, ya apunta a lugares más cercanos. "En Argelia, Mauritania o Túnez se empiezan a hacer inversiones pequeñas para enseñarles a montar una fábrica de este tipo", explica Zamácola. Por el momento, Marruecos acapara una pequeña parte de la cuota de mercado que antes también se concentraba en China.
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