Gavi, futbolista de récord con un tomate en la mano

El futbolista de Los Palacios y Villafranca, que hizo ayer posible la manita en el estreno de la Selección española, no para de concatenar récords, y eso que solo acaba de cumplir la mayoría de edad

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DPA via E.P / Álvaro Romero

Álvaro Romero

El quinto gol de la Selección española ha sido de Gavi, un paisano del pueblo de los tomates, un jovencísimo futbolista cuyo tanto en su estreno con la Roja ha supuesto la manita, es decir, la mano abierta, de par en par, sin complejos, sin nada que ocultar y mucho que agradecer, principalmente a la vida. La meteórica carrera de Pablo Páez Gavira va de récord en récord. Ya es un imprescindible del fútbol español y acaba de cumplir 18 años.

La televisión andaluza se plantó ayer en su colegio de toda la vida, el CEIP María Doña del barrio de Los Ratones, para que sus antiguos compañeros lo animasen horas antes del partido en el que se estrenaba como estrella de nuestra Selección en el Mundial postpandemia. En Los Palacios y Villafranca, Gavi es una estrella repentina que extraña menos porque aquí todo el mundo se ha acostumbrado a que salgan grandes jugadores de fútbol desde que Jesús Navas, que vive en otra calle cercana, ganó el Mundial de Sudáfrica como quien baja a por tabaco y vuelve con el título bajo el brazo, consciente de que se le ha olvidado la barra de pan. O el kilo de tomates. Luego surgió Fabián, como otro fenómeno de lo más normal del mundo, aunque no lo sea.

Pero el caso es que en Los Palacios y Villafranca, donde se ha homenajeado a Gavi varias veces y en tiempo récord, los mayores récords los ha conseguido él. Justamente en el pueblo en el que se ha batido el récord de la mayor fritada de tomates del mundo y el mayor racimo de uvas del mundo. Cosas del campo a lo grande. Cosas de andar por casa pero con vocación universal. Por eso Gavi, un chaval de lo más normal del mundo, incluso un chaval de lo más normal de su pueblo, es ya tan universal.

Gavi, en La Masía como quien anda interno llamando a sus padres de vez en cuando, consiguió, nada más cumplir los 17, es decir, el año pasado, ser el jugador más joven en jugar como titular en un clásico frente al Real Madrid. Solo unos días después, se ha convertido en el más joven debutante de la historia de la Selección española en vestir su camiseta para nada menos que un Mundial. Y eso después de haber sido el más joven jugador en marcar con la Selección, como ocurrió ante la República Checa dos meses antes de su mayoría de edad. Y consigue toda esa gesta multiplicada tan solo semanas después de conquistar los trofeos Kopa y Golden Boy, que lo perfilan como el mejor futbolista joven del planeta. Un tipo que salió de la cantera del Real Betis... Un tipo que no hace nada jugaba con La Liara... Un tipo con la memoria en su sitio.

Ayer tarde, en la otra punta del mundo, no contento con ostentar el récord del futbolista español más joven que se atrevía con un Mundial, se sacó el gol de la manita cuando menos lo esperaba nadie de su rabiosa condición de futbolista relámpago. Y ahora tiene el récord de jugador de la Selección española más joven que consigue marcar. A nivel planetario, que es en el que él se mueve ya, tan solo Pelé lo ha superado en lo que llevamos de Historia futbolera.

Tal vez el mayor récord que ha conseguido hasta ahora no sea subrayado en ningún medio de comunicación: el de triturar todos los récords anteriores sin dejar de ser el palaciego más normal del mundo. Las cosas que solo pasan aquí.

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