Comisión del Congreso

El número dos de Interior con Rajoy niega el espionaje a Podemos y la Operación Cataluña, pero rehúsa declarar al estar imputado

El exsecretario de Estado de Seguridad asegura que no entraba entre sus competencias la intervención de un banco para negar responsabilidad en la intervención de la Banca Privada d'Andorra

El exdirector adjunto operativo de la Policía niega ser "un policía corrupto" y se enzarza con un "¿y usted?" con Rufián

Francisco Martínez, el ex número dos de Interior en la etapa de Jorge Fernández Díaz, en el Congreso. / EFE/ Fernando Alvarado

Ángeles Vázquez

El número dos en el Ministerio del Interior durante el Gobierno de Mariano Rajoy, como secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martínez, ha sido el encargado de inaugurar la nueva comisión de la Operación Cataluña del Congreso de los Diputados. Quizá por ser la cuarta vez que comparece en la Cámara baja, Martínez utilizó un tono muy respetuoso para ir negando una a una las acusaciones que le hacían los distintos diputados, incluida la existencia de la propia Operación Cataluña, pese a que había anunciado su intención de no declarar al estar imputado en varios procedimientos en la Audiencia Nacional, entre ellos, la operación Kitchen, en la que la fiscalía pide para él 15 años de prisión.

Su tono contrastó con el del que era número dos de la Policía, Eugenio Pino, que siguió ante los diputados y también rehusó contestar en "una comisión política con efectos políticos". El exdirector adjunto operativo de la Policía tuvo un pequeño rifirrafe con un viejo conocido, el diputado de ERC Gabriel Rufián, y estuvo a punto de perder los nervios y hasta amagó con irse.

La primera en preguntar a Martínez fue la líder de Podemos, Jone Belarra. El exsecretario de Estado negó que se hubiera realizado cualquier espionaje a los miembros de la formación morada y recriminó a la diputada que ejerza la acusación particular en la Audiencia Nacional y pretenda preguntarle por esos mismos hechos en una comisión parlamentaria. También le atribuyó la filtración de los mensajes intervenidos en su teléfono en los que el partido basa su querella y cuya utilización prohibió el Juzgado Central de Instrucción número 6, en el que se investigan las cloacas policiales a través del caso Tándem.

El exsecretario de Estado de Seguridad negó a preguntas de los diputados que hubiera participado en reuniones contra el independentismo, aunque sí admitió haber estado "en las que podían poner en peligro el Estado de Derecho". Incluso negó la existencia de la Operación Cataluña, porque las únicas investigaciones que se realizaron contra independentistas, aseguró, fueron relacionadas con corrupción.

El portavoz del PP, Rafael Hernando, que criticó que la comisión parlamentaria no se utilice para controlar al Gobierno, y que encuadró la que comienza a andar este martes en una "exigencia" del expresidente catalán Carles Puigdemont, aprovechó su intervención para darle la oportunidad tanto a Martínez como luego a Pino de negar categóricamente una "trama parapolicial" utilizada contra el independentismo y, en general, para malas prácticas policiales.

A Josep Pagès, de Junts, que centró su intervención de la Banca Privada d'Andorra, Martínez le aseguró que el Ministerio del Interior no tenía competencias para cerrar entidades bancarias y señaló en el caso del BPA responsabilizó a las autoridades del principado. Recordó que hay una querella en Andorra en la que está imputado por estos hechos junto con el propio Rajoy y sus ministros Cristóbal Montoro y Jorge Fernández Díaz.

Francisco Martínez siempre en un tono muy medido y respetuoso fue negando la mayor y recordando las garantías procesales que le asisten, en el ejercicio de su defensa y la de "los siete comisarios de su mandato" también imputados. El exnúmero dos de Interior negó haber tenido un "control absoluto maquiavélico" sobre la Policía y recordó el "registro de 14 horas que se realizó en la sede del PP" en la madrileña calle de Génova en el marco del caso Gürtel, cuando él era secretario de Estado. "No recuerdo ninguna investigación al PSOE", apostilló.

"Hay un ámbito muy claro que es el de las responsabilidades políticas, que las asumo, y otro el de las responsabilidades penales, en el que hay que dejar trabajar a los jueces", aseveró el compareciente a preguntas del diputado de Vox, Ignacio Gil Lázaro, con el que coincidió como letrado del Congreso.

También lo hizo con el diputado del PSOE David Serrada, quien le preguntó por las investigaciones prospectivas, que Martínez admitió que están prohibidas, pero para a continuación asegurar que "la policía hace informes de inteligencia policial", necesarios para garantizar la seguridad. A continuación precisó que "nunca tenían un fin político".

"¿Y usted?"

Eugenio Pino, el único condenado por lo que puede considerarse un capítulo de la Operación Cataluña (la introducción de un pendrive de origen dudoso en el caso Pujol), se negó a declarar y pidió a los diputados que se "ahorraran el tiempo". "Esto es una comisión política y produce efectos políticos, por lo que sobre lo que pudiera conocer y lo que me pudieran preguntar en mi condición de policía, no voy a contestar", dijo el exdirector adjunto operativo de la Policía.

Aun así negó a Rufián ser "un policía corrupto", que acude por tercera vez a la comisión de investigación, a lo que el compareciente primero se revolvió: "¿Y usted?" Luego negó la mayor y atribuyó sus comparecencias a la "afición" de los diputados a llamarle. En el rifirrafe, el exresponsable policial amagó con irse, pero al final se demostró que el republicano sabe cómo provocarle, así que también se remitió a la declaración que prestó en Andorra cuando el diputado le preguntó: "¿Por qué ustedes intentan presionar y amenazar hasta el punto de liquidar Banca Privada d'Andorra y no AdBank? ¿Quizá porque se descubrió que Juan Carlos I de Borbón y Borbón tenía cuentas allí?"

Parecía que Pino iba a entrar al trapo, pero se limitó a señalar que compartía que el emérito fuera un valor, pero no recordaba haberse pronunciado nunca en esos términos. Sí volvió a definirse como patriota y a decir que "por España lo haría todo" y reprochó al diputado de ERC que utilizara la expresión "camarada", a lo que este respondió que "tenía claro lo que le habría hecho 40 años atrás".

El diputado de Sumar, Eloi Badía, le preguntó si tenía previsto acogerse a la amnistía y Pino no supo ocultar su sorpresa. A partir de ahí dejó hasta de negar las preguntas, aunque para entonces ya había calificado de "cuento chino" las acusaciones de haber investigado al independentismo y ciertos puntos referidos por los diputados, como una comida con Martínez y el excomisario José Manuel Villarejo o haber conversado con la expresidenta del PP catalán Alicia Sánchez Camacho más allá de un saludo. También aseguró haber cumplido "a rajatabla" con la ley que regula el uso de fondos reservados.

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El que no consiguió provocarle, aunque lo intentó al más puro estilo Rufián, fue el diputado del PSOE Arnau Ramírez, que intentó sin éxito que se definiera como "demócrata". Solo le concedió que "los españoles merecen saber la verdad, pero de todo, aunque la verdad tenga muchos puntos de vista".

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