Elecciones EEUU 2024

“Trump es un fascista”. Kamala Harris eleva las alertas sobre el expresidente en la recta final de la campaña

El republicano ahonda en los insultos personales y de tintes racistas y sexistas 

Republican presidential nominee Donald Trump campaigns in Duluth, Georgia / ERIK S. LESSER

Idoya Noain

A menos de dos semanas para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, y cuando ya han votado anticipadamente 27 millones de personas en una carrera que según las encuestas se mantiene al rojo vivo, el feroz duelo entre Kamala Harris y Donald Trump se ha vuelto cruento. La demócrata ha elevado sus alertas sobre la amenaza que representaría el retorno a la Casa Blanca del republicano, al que ha llegado a definir de “fascista”, y el expresidente ahonda en su estrategia de descalificaciones personales e insultos.

Este miércoles, en un discurso en Washington colocado en el último momento en su agenda, y horas más tarde en un coloquio con votantes en CNN, Harris tildó a Trump de fascista. En la primera intervención lo hizo aludiendo a declaraciones que ha hecho recientemente John Kelly, un general retirado que ocupó el relevante puesto de jefe de gabinete de Trump, que ha ratificado informaciones previas que señalan a que durante su mandato Trump dijo que quería “generales como los de Hitler”.

“Ciertamente el expresidente está en el área de la extrema derecha, es un autoritario, admira a personas que son dictadores, así que sin duda entra en la definición general de fascista”, le dijo a ‘The New York Times’ Kelly, que también confirmó que en más de una ocasión Trump dijo que “Hitler hizo también cosas buenas”.

Harris ya había dado el paso de tildar de fascista a Trump antes, cuando dio eco a palabras del general Mark Milley, que fue jefe del Estado Mayor con el republicano y lo había definido como “fascista hasta la médula”. Pero este miércoles, en el acto en CNN, fue más allá, Cuando el presentador le preguntó directamente si ella cree que Trump es fascista replicó sin un segundo de duda y dos veces seguidas: “Si, lo creo”.

Más adelante, en una pregunta sobre la guerra de Gaza que eludió contestar, volvió a asegurar que “a la gente le importa no tener un presidente que admira a dictadores y es un fascista”. 

Sexismo y racismo

La respuesta de Trump al renovado foco sobre el fascismo ha sido denigrar a Kelly, al que llamó “degenerado” y “escoria”, ataques similares a los que lanzó contra el general Milley y contra todos los antiguos miembros de su Administración que lo han criticado. Pero su furia la desata sobre todo contra Harris, a la que hace solo unos días llamó “vicepresidenta de mierda” y a la que el martes calificó de “vaga del demonio”, empleando un concepto que históricamente se ha empleado para atacar a la comunidad negra. También llamó a la demócrata “estúpida” y planteó: “¿Bebe? ¿Se droga?”

De ese modo el republicano se adentraba más en los derroteros de racismo y sexismo por los que hace tiempo que lleva el discurso sobre su rival. Y el miércoles, en un mitin, dijo frases como: “Esta mujer está loca”, “no puede hilar dos frases”, “no es inteligente”, “tiene bajo cociente intelectual”.

Ejército contra el "enemigo interno"

En un escenario marcado por la polarización y por la degeneración del discurso político Harris no ha eludido ataques a Trump, y el miércoles mismo decía también que está cada vez “más desquiciado e inestable”. Pero habitualmente deja en manos de otras figuras los asaltos más personales, como los que lanzaba el expresidente Barack Obama el martes en un acto de campaña en Detroit.

El foco de la vicepresidenta está más puesto en la alarma que desata el potencial retorno de Trump a la presidencia, en parte por las declaraciones que él mismo ha hecho sobre ese posible segundo mandato y en parte por recordatorios de gente que sirvió en su gobierno como Kelly, que han recordado que "no entiende la Constitución”.

Entre los elementos más problemáticos del discurso reciente de Trump está su mención repetida a la necesidad de luchar contra un supuesto “enemigo interno” contra el que ha planteado que podría llegar a usar las fuerzas armadas. Y aunque sus aliados lo traten de negar, ha señalado de jueces a periodistas y funcionarios y, también, a políticos demócratas.

“En un segundo mandato no habría gente como John Kelly para ser guardarraíles contra sus inclinaciones y sus acciones”, denunciaba el miércoles Harris, que afirmaba también que “quiere un ejército que sea leal a él personalmente”.

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Es todo parte de un mensaje central de la demócrata en esta tensa recta final de campaña. Y se puede esperar que lo repita en un discurso organizado para el próximo martes, a una semana justa del día de las elecciones, en un escenario extremadamente simbólico: la Elipse, en el Mall, el mismo lugar donde Trump, el 6 de enero de 2021, arengó a los seguidores que luego asaltaron el Capitolio y trataron de evitar la certificación de los resultados legítimos de las elecciones de 2020 que ganó Joe Biden y que él sigue negando.

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