Se dice, y no es mentira, que Diego Carrasco es de los que saben recitar el listín telefónico por bulerías. Para esta Bienal, sin embargo, el público tendrá que conformarse con el Tenorio de Zorrilla, que no es poco. Ése es el origen de El tiempo del diablo, el espectáculo que presentará hoy (Teatro Lope de Vega, 21.00 horas).
Sevilla lleva ya muchos años rindiéndose a los atributos esenciales de Carrasco -un burbujeante sentido del humor, una asimilación única de las raíces y un prodigioso sentido del compás-, por lo que El tiempo del diablo es uno de los montajes más esperados de la presente Bienal.
Y el artista ha querido para la ocasión disfrazarse del más célebre embaucador sevillano, trasmutar el Lope en la Hostería del Laurel y hacer un repaso a su trayectoria lanzándose a la seducción del público a fuerza de labia y malas artes.
"Ya no sé ni cómo me llamo, creo que Juan Diego Tenorio Carrasco", bromeaba ayer el músico, que ha trabajado a conciencia para llevarse al clásico a su terreno. "Es necesario leer todo el Zorrilla, tiene una musicalidad genial que no necesita ningún añadido, ya tiene su propia música el poema".
El propio Carrasco explicó el desarrollo del espectáculo, que cuenta con la dirección de Pepa Gamboa y la dramaturgia de Antonio Álamo, adelantando que tiene "una linda coherencia". El primer bloque del montaje será "mucho más rockero" que el resto, "pero ahí vamos a reivindicar el cante, la fragua, la seguiriya, el flamenco más puro, y terminará con un homenaje a Fernanda de Utera", dijo.
"Habrá una pincelada de Cai también ", prosiguió el cantaor, "y luego un bloque donde voy a tener la suerte de hacer cosas de hace muchísimos años, un dineral de años. Un bloque de flamenco barroco".
La tercera y última parte de El tiempo del diablo estará centrada en la máxima especialidad del chef Carrasco, la bulería de Jerez, alternada con alegrías, seguiriyas y un homenaje a los grandes flamencos que han desaparecido en las últimas décadas -Camarón, Chocolate, La Paquera de Jerez, Luis de la Pica...-, a todos los cuales va a dedicarles el jerezano "un tema" según su propia expresión. "Y luego ya no sé para dónde voy, si me quedo o me echan para el infierno", concluyó.
