Cultura

Extensiones de luz sin sombra

FeMÁS/31 **** 31º Festival de Música Antigua de Sevilla Akademie für Alte Musik Berlin: Obras de Johann Sebastian Bach, Carl Philipp Emanuel Bach y Johann Christian Bach. Fundación Cajasol, lunes 24 marzo 2014. Capella de Ministrers y Coro Lluis Vich Vocalis: Llibre Vermell de Montserrat. Iglesia de San Andrés, martes 25 marzo 2014.

el 26 mar 2014 / 10:21 h.

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La luz proyectada por Bach durante el fin de semana se extendió al lunes, mientras la del Mediterráneo que guiaba a los peregrinos de Montserrat se filtró por San Andrés al día siguiente. Los maestros de la Academia de Música Antigua de Berlín sentaron cátedra sobre el color y la arquitectura del compositor alemán y dos de sus hijos. La primera de las cuatro suites u oberturas orquestales de Johann Sebastian sigue un estilo galante que el conjunto expuso con enorme limpieza, relieve y solemnidad, dejando apreciar con claridad todos sus niveles estéticos. George Kallweit ofreció una lectura precisa y muy bien articulada del Concierto para violín, si bien algo áspera y justa en expresividad. Mejor el exquisito y seductor oboe de Xenia Löffler en el Concierto para oboe Wq165 de Carl Philipp Emanuel, cuyas ligeras texturas fueron expuestas con tanto entusiasmo como emotividad. De su Sinfonía nº 5 Wq182 el conjunto ofreció una interpretación seria, impulsiva y vibrante, con especial énfasis en los ataques del vivo final, al igual que en la Sinfonía nº 6 Op. 6 de su hermano Johann Christian, cuyo final dinámico y tempestuoso enlazó con la propina, el último movimiento de la Sinfonía nº 3 de Haydn. El códice bermellón que sobrevivió al incendio del Monasterio de Montserrat provocado por las tropas napoleónicas contenía cantos y danzas para amenizar la vigilia de los peregrinos de forma controlada. Capella de Ministrers, presididos no por la Moreneta sino por Santa Marta, combinaron cantos gregorianos (Morir, ffrates, nos convé) con los diez cantos sacros en latín, catalán y occitano del manual. Un elegante sentido de la teatralidad fue el marco en el que los músicos desplegaron sus excelentes cualidades en torno a la muerte como destino que afrontar sin miedo y con espiritualidad – seductor David Antich en las flautas e hipnótico Juan Manuel Rubio al salterio – arropando la voz cándida y amable de Pilar Esteban, hasta límites estremecedores en Mariam, Matrem Virginem, entonada y en estilo de Luis Vicente, y solemne del Coro Lluis Vich, todos bajo la atenta y entregada mirada de Carles Magraner.  

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