Cultura

Gracia, Nelson y Cañas: tres maneras de (no) contar historias al uso

Alberto Gracia dio a conocer su extraña propuesta fílmica. Gunvor Nelson y María Cañas abrazan el llamado videoarte.

el 12 nov 2013 / 23:30 h.

TAGS:

La familia Carlson también presentó ayer su filme, 'Stop the pounding heart'. La familia Carlson también presentó ayer su filme, 'Stop the pounding heart'.

Hace dos años, el Festival de Cine Europeo de Sevilla vivía uno de sus momentos cinematográficos más intensos con la presentación de El caballo de Turín, una hipnótica obra que trasciende los habituales estrechos límites de la cinematografía convencional para expandirse buscando otros caminos más inestables, también más gozosos para el espectador inquieto.Entonces, su realizador, Bela Tarr, fue aclamado y premiado por el certamen. Las imágenes indelebles de aquel filme regresaban ayer a la memoria durante la contemplación de O quinto evanxeo de Gaspar Hauser, la propuesta experimental que presentó y defendió el cineasta gallego Alberto Gracia.

La historia del supuesto hecho histórico del personaje arrojado al mundo tras haber estado enclaustrado de por vida desde su nacimiento ha subyugado a realizadores como Werner Herzog y, más recientemente, Davide Manuli. También ha ejercido su atracción sobre Gracia, sólo que este ha planteado el acercamiento “más radical y sin concesiones” de todos cuantos se han realizado. En apenas una hora exacta de metraje, filmada en un arisco blanco y negro, la obra “se articula como un rompecabezas” donde las imágenes cuentan más que el verbo, casi inexistente, siguiendo así una de las tradiciones más fructíferas del cine de vanguardia centroeuropeo.

Gracia creyó que el mejor camino para revivir la leyenda de Gaspar Hauser era haciéndolo “sin lenguaje, sólo con lo visual”. Su propuesta, muy exigente y, una cosa por la otra, sin vocación de taquilla alguna, sustenta buena parte de la razón de ser de un certamen como el Festival de Cine Europeo, que sólo hace unos días daba cabida a otra creación de parecido cuño, la cinta portuguesa Lacrau. Nelson y Cañas // Tras la presentación de la inocente Stop the poundin heart, los realizadores Gunvor Nelson y María Cañas –cuyas respectivas carreras se contemplan en retrospectiva en esta edición– continuaron ahondando en la senda de lo experimental. La directora sueca partió de una premisa:“La vida sería muy oscura sin trabajar y sin explorar nuevos territorios”. Más afín a la galería de arte que a la sala de cine, Nelson defendió su militancia en el “juego en los márgenes”, invitando siempre al espectador a pensar y disfrutar de lo visual desde ópticas diferentes a las que ofrecen la inmensa mayoría de los realizadores de cine.

El trabajo de la sevillana María Cañas no tiene el recorrido de la de Nelson, pero también bucea en mares inestables. Iconoclasta y “cinéfaga”, su quehacer tan pronto se fija en el universo del cerdo ibérico, la televisión, los reality shows, la pornografía o las relaciones amorosas. Cruce entre la serie By los mundos oníricos de Buñuel, Duchamp y dadá, Cañas habló prodigamente ayer de su “cine porcino y las videomaquias” que habitúa a rodar. “Soy una Doctora. Frankenstein que insufla nueva vida a imágenes muertas u olvidadas”, dice de ella misma una creadora que también enarbola la bandera del apropiacionismo –como, en tiempos, y en el ámbito de lo sonoro ya hizo Wolf Vostell o, más recientemente, ErikM.–. Para Cañas “cada persona encierra un artista y cada uno es responsable de su crecer creativo”. Tan incontinente verbal como sus audiovisuales –innegablemente retoños de la iconografía pop– la directora ha encontrado en el SEFF un escaparate insospechado.

  • 1