Cultura

«La víctima del acoso no es un niño o una niña concretos, sino todos nosotros»

El escritor zaragozano Miguel Serrano Larraz presentó en Sevilla su última obra, ‘Autopsia’, una narración llena de violencia social que da pie para muchas y diversas reflexiones de fondo.

el 08 abr 2014 / 23:48 h.

Miguel Serrano Larraz, una firme apuesta de futuro para la narrativa española. / UNPARDEDOS FOTÓGRAFOS Miguel Serrano Larraz, una firme apuesta de futuro para la narrativa española. / UNPARDEDOS FOTÓGRAFOSMiguel Serrano Larraz, una firme apuesta de futuro para la narrativa española. / UNPARDEDOS FOTÓGRAFOS Su libro de relatos Órbita fue un serio aviso de sus posibilidades. Ahora, Miguel Serrano Larraz (Zaragoza, 1977) confirma esas buenas expectativas con Autopsia, su debut como novelista, recién publicado en Candaya y presentado ayer en Sevilla, dentro del ciclo Letras capitales. «Yo no escribí los relatos de Órbita pensando en un libro», recuerda. «Con Autopsia, en cambio, yo ya sabía que la novela se iba a publicar, y la responsabilidad se unió a una cierta ambición. El trabajo también ha sido distinto, mucho más intenso, más focalizado». El protagonista de Autopsia vive obsesionado por un episodio de su adolescencia, el acoso a una compañera, lo que da pie al autor a proponer una reflexión sobre la violencia social desde una óptica singular: «Quise colocarme en el lugar del acosador, darle voz. No el acosador determinista y plano que he visto a veces, sino un acosador que en el fondo no es mala persona, sino lo que llamamos un buen chico», comenta. «Creo que tenemos tendencia a comportarnos con los niños acosados con condescendencia, reproduciendo las estructuras jerárquicas que hacen posible el acoso. Los episodios de violencia infantil, desde mi punto de vista, no deberían contemplarse como una acción contra un pobre niño (o niña), sino como un acto de terrorismo contra la sociedad. La víctima no es el niño indefenso, sino todos nosotros». Y aunque insiste por activa y por pasiva en que no ha querido hacer una novela generacional, esa sospecha le persigue «como una maldición», dice entre risas. «Si tuviera que decir algo de mi generación, creo que me centraría en el cinismo y en la sensación de que nos dejaron sin posibilidades de construir un futuro propio. En mi juventud creímos, todos nosotros, que el progreso debía ser individual, que las estructuras políticas y sociales ya estaban más o menos apuntaladas y que solo quedaban algunos detalles por mejorar. Una percepción bastante ingenua, a la vista de lo que ha llegado después», agrega. «Indagación, búsqueda, no un veredicto», así define una novela en la que internet aparece de forma recurrente y sin complejos. «Por un lado había una necesidad meramente argumental, la de que el protagonista volviera a encontrarse con sus antiguos compañeros de colegio, y ahora ese contacto se da casi siempre en Facebook. Por otro lado, uno de los temas de la novela es la construcción de la identidad, las máscaras que nos ponemos para tratar de proyectar una imagen idealizada –y blindada– de nosotros mismos, y las redes sociales son un filón en ese sentido». Encasillado en sus inicios como autor de la Generación Nocilla o Afterpop, Serrano confiesa que «nunca me he sentido identificado con esa etiqueta, a pesar de la afinidad –personal, no grupal– que yo pueda sentir por ciertas propuestas que surgieron de ese movimiento ficticio», explica. «En cualquier caso, tengo que decir que Autopsia es una novela realista, sí, pero que utiliza algunos de los recursos que han definido algunos movimientos posmodernos: la fragmentariedad y el sampleado».

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