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Los ‘triunfitos’ de la Buhaira

el 22 jul 2012 / 17:51 h.

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Con perfecta puntualidad sevillana, esto es, con más de media hora de retraso con respecto a lo anunciado, Operación Talento , el concurso municipal enjaretado por el alcalde, Juan Ignacio Zoido, y defendido por la delegación de Cultura –que tiró de Pastora Soler para su presentación–, ofreció la noche del sábado los primeros frutos de la cosecha. Por el momento, examinados los resultados, no se divisa en su horizonte ningún fichaje tan malo como David Bisbal o Chenoa, lo que juega positivamente en favor de esta reunión de cantantes, cantarines y cantamañanas que se subieron al escenario de los Jardines de la Buhaira en una gala que tuvo no poco de talento y mucho de ambiente colegial.

Los próceres de este OT habían clamado que el show pretende ser “una alternativa al ocio nocturno ”. Ahora sabemos que tenían toda la razón. Los papás, abuelos, primos, amigos y las respectivas parejas de los enrolados en el concurso ya tienen plan para los sábados por la noche. El resto, a juzgar por el llenazo de seres queridos que registró el aforo, o pasó del asunto o se quedó sin invitación. Con este panorama, la primera gala fue para los artistas como echarle una mijita de valor y ponerse a cantar, micrófono en ristre, en el salón de casa. Y en medio de este cálido ambiente, el presentador, Fernando García Haldón, ejerció de conciso maestro de ceremonias, con un pie en el estilo de Club Megatrix y con otro en el tono de La banda del Sur. Pero al respetable pareció gustarle. 

El presagio de los mayores truenos fue apaciguado cuando el primer concursante, Alejandro Moreno, se colocó en medio del escenario guitarra en ristre. Cantar, cantó. Y no lo hizo nada mal. Si se cerraban los ojos podía jurarse tener delante a Carlos Goñi (Revolver), 20 años más joven, entonando El Dorado.

Le faltó algo más de gracia con el juego de manos sobre el instrumento, pero como debut, mereció los aplausos que se llevó. Y debieron ser algunos más. Luego llegó Deme, con todas las tablas y los clichés poperos que le dan el haber engullido, seguramente a pares, todos los capítulos de Operación Triunfo . Atacó la pegadiza Ahora quien de Marc Anthony –coros (inaudibles) incluidos– y el conjunto resultó: juntó la pasión de Capullo de Jerez con los ademanes de Miguel Bustamante. Personalidad no había mucha, pero nadie sin unas buenas nociones de arte escénico podía haber resuelto tan bien como él la papeleta de vociferar una balada no precisamente fácil. Le sobró sobetearse menos la entrepierna, aunque tal vez fuera un guiño no del todo captado para el sector femenino.

“Si tu no has visto en Sevilla una buena levantá, tu no sabes de Sevilla de la misa la mitad”, rezaba la canción que Juan de la Lama interpretó. Con él llegaron las mejores esencias de la Híspalis de la era Zoido. La Macarena, las hermanas de la Cruz y, como aliño, dos o tres pases taurinos realizados en medio del público. De la Lama pareció poseído por algún espíritu burlón del barrio del Arenal, pero a fuerza de enjugarse los ojos, el tipo no lo hizo nada mal. De acuerdo que espécimen así jamás habría salido en una Operación Talento de Getxo, pero en Sevilla, su desparpajo y su descarada y recalcitrante sevillanía se admite a trámite y hasta resultó saludable en medio de lo que parecía iba a ser un tracklist de radiofórmula.

Patricia Berbel dio a todos el cambiazo de manzanilla por lambrusco con un tema de Laura Pausini que parecía cosido a su medida. A la sevillana le van los idiomas, en 2009 puede vérsela en YouTube con La vie en rose. Luego, un resuelto Dani Menez cumplió con el tópico del cantante-guaperas-tranquilito. Sin despeinarse y sin llegar a ningún lado. Y como él seguirían luego desfilando talentitos hasta pasadas las doce de la noche. Después de todo, los 23.000 euros que cuesta esta Operación Talento van a resultar ser una cifra que se puede gastar en peores zarandajas que en organizar unos cuantos guateques y hacer feliz a varios centenares de almas. Aunque irritar, irrita.

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