Con el acertado título de Legado y vigencia de Antonio Machado, la Feria del Libro reunió ayer a cuatro destacados escritores -Enrique Baltanás, Juan Lamillar, Antonio Rodríguez Almodóvar y Antonio Jiménez Millán- que coincidieron en señalar al autor de Campos de Castilla como un clásico, pero un clásico vivo y capaz de dar todavía muchas sorpresas.
"Machado sigue vigente como figura cívico cívica, como autor de un compromiso ético primero y también político, con la República", explicó Lamillar, que volvía anoche a la Feria tras presentar recientemente su último poemario, Entretiempo.
No obstante, señaló un progresivo cambio de orientación entre los lectores machadianos, "y frente a Campos de Castilla, que tradicionalmente ha sido su libro de referencia, buena parte de los poetas actuales preferimos el Machado de las Soledades y de los textos más filosóficos", agregó el sevillano.
Por otro lado, aprovechó para citar el Juan de Mairena como un libro "absolutamente moderno, tanto en lo que se refiere a las ideas como en la forma, que se adelanta a lo fragmentario que tanto se lleva ahora", y concluyó aseverando que "debería ser lectura obligada para todos los pedagogos".
En buena medida coincidió con Lamillar Enrique Baltanás, para quien "Antonio Machado no es un poeta del pasado, sino del futuro. A estas alturas está claro que es un clásico, como San Juan de la Cruz o como Bécquer, o sea, no pasa de moda. Pero, por otro lado, me parece que aún está por descubrir. Me temo que se insiste demasiado en el tópico del torpe aliño indumentario, el exilio y la muerte, pero aún no se ha estudiado lo suficiente su filosofía, que fue bastante radical", dijo.
Para este escritor y traductor, todavía quedan puntos oscuros en la biografía de Machado por desvelar, y también su obra poética sigue pendiente de revisión. "Todavía está por ver qué debe estar en una antología esencial de Machado", añadió.
Por su parte, Antonio Rodríguez Almodóvar resaltó la condición de Machado como "cultura viva y creadora, no como un fósil", como ponía de manifiesto en aquel pasaje del Juan de Mairena según el cual "del folklore habría mucho que aprender para enseñar después a las clases adineradas. Si nos fijamos, le da la vuelta completa al sistema educativo".
También señaló Machado que "en nuestra cultura, lo que no es folklore es pedantería", y desde esa convicción fue yendo del escepticismo, y de ahí al agnosticismo para llegar al pensamiento dialéctico. "Para él, en el diálogo está la única verdad. Será el introductor del tú como sujeto poético, y con ello introdujo un giro copernicano en la poesía española", apostilló el escritor.
