Cofradías

Un Refugio para los cofrades y para los niños hospitalizados

Después de vivir una tarde de Martes Santo en la que no pudo verse ni una hermandad en la calle tenía cierta lógica que desde primera hora del Miércoles Santo se tomaran los templos.

el 27 mar 2013 / 16:23 h.

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gente-miercoles-santo-1Después de vivir una tarde de Martes Santo en la que no pudo verse ni una hermandad en la calle tenía cierta lógica que desde primera hora del Miércoles Santo los sevillanos tomaran los templos. Se repetía así la imagen de jornadas anteriores. Colas interminables de ciudadanos que, cámara al cuello o móvil de nueva generación en la mano, intentaban guardar para el recuerdo una Semana Santa que parece empeñada en pasar a la historia por ser la que menos cortejos procesionales han podido llegar hasta el interior de la Catedral. Un bullicio que como cada año tenía su epicentro en el barrio de San Bernardo, donde se mezclaban las visitas oficiales con las personas que se apostaban junto a la rampa para coger un sitio de privilegio desde el que ver la salida. En la parroquia se vivía en ese instante el gesto más hermoso de la jornada. Bajo el manto de la Virgen del Refugio y el monte de flores del Santísimo Cristo de la Salud, la hermandad había colocado dos pergaminos con el nombre de pila de más de doscientos neonatos y niños ingresados en el Hospital Virgen del Rocío. Buscaban Salud y Refugio para una situación tan delicada. Tanto el subdirector gerente del hospital, Manuel González, como el subdirector de Servicios Generales, Manuel Aparicio, agradecían con su visita a San Bernardo este hermoso detalle de la hermandad. Ellos mismos reconocían que había sido un gesto improvisado que concretaba la labor que día a día realiza la corporación en el voluntariado joven del centro hospitalario. Detalle a detalle, gesto a gesto, las ofrendas florales iban y venían en los templos. De San Vicente, con el estreno de la insignia dedicada a Teresa Enríquez, al Carmen Doloroso, la mañana parecía recuperar la triste costumbre de mirar al cielo para verlo cubierto de nubes. Sólo quedaba esperar con optimismo. Así lo hacían en el Buen Fin, que recibía a la junta de gobierno de la Hiniesta, o en San Martín, con la subdelegada del Gobierno, Felisa Panadero. El Cristo de Burgos en San Pedro y Los Panaderos en Orfila seguían esperando noticias. Las que llegaban a esa hora desde Nervión no eran nada halagueñas. Otra vez esta Semana Santa de la marmota a la que al menos siempre le quedarán los templos. Vea las imágenes de la mañana

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