Al padre de Marta le inunda el cansancio de los días que pasan sin encontrar el cuerpo de su hija, pero lleva mucho peor las piruetas que da la investigación cada vez que habla alguno de los acusados. Ayer se presentó ante los medios y dejó claro que no cree nada de la nueva versión del crimen, y ya no quiere que la Policía le diga cuán segura está de sus pesquisas.
"La familia no se cree la versión que han dado ahora, es más razonable la primera". Fue lo primero que dijo ayer Antonio del Castillo, rodeado por una veintena de periodistas y cámaras enfocándole. El padre de Marta guardaba dudas acerca de la primera declaración de Miguel Carcaño, sobre que el cuerpo de su hija fue arrojado al río. Después de un mes rastreando el fondo del Guadalquivir, Antonio no dejaba de decir que allí no estaba el cadáver. Sin embargo, la nueva versión, con el menor como supuesto asesino y con el cuerpo en un vertedero, la cree menos aún. "Estamos volviendo a empezar de cero", dijo ayer, hastiado de todo.
La investigación sobre la muerte de Marta es como una hiedra trepadora, ramifica por todas partes, y la familia de la niña, como casi todos, está muy confundida: cada periodista le interrogó por una versión distinta de los hechos, y Antonio respondió a todas las preguntas, pero, en realidad, no conocía ninguna respuesta: "Sí, creo que están protegiendo a alguien más"; "Sí, me enteré a las tres de la mañana que quizá habían incinerado el cuerpo en un horno crematorio"...
La trama está enredando a todo el mundo y la investigación se está radiando y publicando en tiempo real. Entre que se descubre un detalle nuevo y se verifica si es o no relevante para el caso apenas hay tiempo, porque todo se hace público casi al instante, se mezclan los hechos con los rumores, y la reconstrucción del crimen se complica. "Ahora todos han cambiado la versión porque es más fácil echarle la culpa a un menor. Espero que lo tengan bien atado, y que no absuelvan a ninguno", dijo el padre.
La Delegación del Gobierno mantiene periódicamente informada a la familia de los giros bruscos que da la investigación. Ahora le dicen que buscarán en el vertedero, porque su hija podría estar allí. "Me parece bien que busquen en todos los sitios. El jefe de Policía habló del 99% de posibilidades en el río, ahora no sé cuántas posibilidades habrá. Ya no dicen ningún porcentaje porque no pueden", comenta Antonio. De momento se agarra a la primera versión de los hechos, porque no imagina a El Cuco agrediendo a su hija: "El menor no llega a un metro y medio, y mi hija le pasaba dos cuartas de altura", decía.
Hace un mes, al padre de Marta le preguntaron si creía que se estaba formando un circo mediático en torno a la muerte de su hija. Él dijo que no, que en España era necesario que pasasen cosas como ésta para que la gente se movilizara. Ayer los relatos contradictorios se le habían venido encima, y sin que nadie le preguntara dijo: "Esto es un circo". No se refería al que montan los medios o la sociedad, sino a los jóvenes adolescentes que cuentan y cambian historias que obligan a policías, políticos, soldados, guardias civiles, abogados, jueces y profesionales de todo tipo a bailar a un son que nadie entiende aún.
