Asamblea General

Biden, en su despedida de la ONU: "Hay cosas más importantes que mantenerse en el poder"

El demócrata trata de dejar un mensaje optimista pese a que se enquistan y recrudecen los conflictos en Ucrania y Oriente Próximo

El presidente de EEUU, Joe Biden, este martes durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU.

El presidente de EEUU, Joe Biden, este martes durante su discurso ante la Asamblea General de la ONU. / JULIA DEMAREE NIKHINSON / AP

Idoya Noain

Idoya Noain

Después de cinco décadas en la vida política pública, el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, ha dado este martes ante la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York un discurso con el inevitable aire de su despedida de la comunidad global. Ha sido un adiós que ha salpicado de tintes personales y en el que ha intentado dejar un mensaje de optimismo en un momento de guerras y crisis sin solución aparente, como los conflictos en escalada en Oriente Próximo o que se prolongan en Ucrania y en Sudán. A la vez, ha enviado lo que era fácil leer como un claro mensaje para otros. "Hay cosas más importantes que mantenerse en el poder", ha dicho. "Estamos aquí para servir al pueblo, no al revés".

Eran palabras que parecía dirigir a políticos como Donald Trump, el republicano que aspira a volver a la Casa Blanca en un duelo que ahora le enfrenta a la vicepresidenta, Kamala Harris. Pero también tenía una lectura internacional que podía resonar entre otros líderes mundiales.

Biden se ha esforzado por usar su propia historia personal y lo sucedido en estas cinco décadas, del fin de la guerra de Vietnam al fin del apartheid o la caída del Muro de Berlín, como una llamada a no perder la esperanza de que hay soluciones posibles. Pero ha reconocido que nos encontramos "en otro punto de inflexión en la historia del mundo", ante la que ha dicho que el examen es "asegurar que las fuerzas que nos mantienen unidas son más fuertes que las que nos separan".

Ucrania y Gaza y Líbano

Su mensaje, como en los tres años anteriores una apuesta por el multilateralismo y la diplomacia, choca con la falta de resultados reales. Y su defensa de una necesidad de reforma de la ONU y sobre todo del Consejo de Seguridad para afrontar mejor los riesgos y amenazas choca con su propia posición: no alterar el mecanismo de poder de veto que solo tienen Washington, Moscú, Pekín, Londres y París.

Esa dicotomía entre intenciones y realidades se ha expuesto, por ejemplo, en lo que se refiere a la guerra de Ucrania. Biden ha asegurado que "la guerra de Vladímir Putin ha fallado en su meta principal" y ha defendido la fuerza de la respuesta internacional contra la invasión. "No podemos cansarnos, no podemos mirar hacia otro lado, y no cejaremos en nuestro apoyo a Ucrania hasta que gane una paz justa y duradera en el marco de la Carta de la ONU", ha dicho.

Esa guerra, no obstante, prosigue. Si se produce un cambio de partido en la Casa Blanca no está claro que la alianza de apoyo a Kiev vaya a sostenerse. Y este mismo martes, horas después de su intervención, la incapacidad de la ONU para dar una respuesta iba a quedar expuesta, de nuevo, en otra reunión del Consejo de Seguridad donde en los dos últimos años y medio se ha demostrado que el sistema de vetos frena cualquier acción efectiva.

Lo mismo sucede en lo que se refiere a la guerra abierta por Israel tras los ataques del 7 de octubre de Hamás, que ha desatado una tragedia en Gaza que se profundiza. Ahora los tentáculos del horror bélico y humanitario se extienden al Líbano. Y Biden, que es quien en este caso usa el poder de veto en el Consejo frenando cualquier posibilidad de obligar a la contención a Israel, solo tiene el recurso de seguir apostando por intentar un acuerdo para el alto el fuego que sabe que se aleja. No hay plan B.

La inteligencia artificial y el futuro

Más allá de esos dos conflictos y del de Sudán, y tras pasar de puntillas por cuestiones otros años centrales en sus discursos como Irán o China, Biden ha reconocido los retos en un mundo tocado por "guerra, hambre, terrorismo, brutalidad, desplazados, crisis climática, democracia en peligro y promesa y riesgos de la inteligencia artificial", dedicando a la cuestión tecnológica una parte notable de su intervención de casi 25 minutos.

Biden, que ha anunciado la donación a países de África de 500 millones de dólares y un millón de dosis de vacuna para combatir la epidemia de la viruela del mono, ha querido dejar la idea de que, pese a todos los problemas y dificultades, "hay un camino hacia adelante" y ha citado una célebre frase de Nelson Mandela: "Siempre parece imposible hasta que se hace".

En ese camino, no obstante, él octogenario demócrata ya no tomará decisiones. Y este martes ha dicho adiós al cónclave de la comunidad global tras ponerse la mano en el pecho sobre el corazón.