Conflicto en Oriente Próximo

Israel acepta el acuerdo de alto el fuego con Hizbulá en Líbano

Tras dos meses de guerra abierta, el gabinete de seguridad del Estado hebreo da luz verde a la propuesta de tregua de 60 días, respaldada por Estados Unidos

El primer ministro israelí, Binyamín Netanyahu.

Andrea López-Tomàs

Dejarán de caer las bombas sobre el Líbano. Tras dos meses de guerra abierta, Binyamín Netanyahu ha anunciado este martes su apoyo a la propuesta de alto el fuego con la milicia chií Hizbulá en el país de los cedros y que está respaldada por Estados Unidos. Momentos después, el gabinete de seguridad israelí, que aglutina a los principales ministros y a las cúpulas militar y de inteligencia, ha dado luz verde al acuerdo, que entrará en vigor este miércoles de madrugada. Tanto el presidente estadounidense, Joe Biden, como el francés Emmanuel Macron se han propuesto este martes como garantes del alto el fuego y han asegurado que "vigilarán que este acuerdo sea implementado en su conjunto y aplicado".

"La duración del alto el fuego dependerá de lo que ocurra en el Líbano", ha asegurado Netanyahu sobre una propuesta que en principio contempla una duración de 60 días. "Con el pleno entendimiento de los EEUU, estamos preservando plena libertad de acción militar: si Hizbulá rompe el acuerdo y trata de armarse, atacaremos", ha añadido. "Si [Hizbulá] trata de reconstruir la infraestructura terrorista cerca de la frontera, atacaremos; si dispara un cohete, si cava un túnel, si trae un camión con misiles, atacaremos", ha defendido el primer ministro israelí.

A la espera de que la tregua empiece a las tres de la madrugada hora local, el Ejército israelí ha continuado con el lanzamientos de ataques aéreos intensivos en todas las ciudades del Líbano, incluida Beirut, igual que ha ocurrido a lo largo de la jornada. "A cualquier violación responderemos con la fuerza", ha prometido Netanyahu, declarando que "un buen acuerdo es aquel que se cumple, y lo haremos cumplir".

En una comparecencia en la Casa Blanca, el presidente estadounidense Joe Biden ha querido poner también el foco en Gaza y ha considerado que sus habitantes "también merecen que se ponga fin a los combates y a los desplazamientos". "Han vivido un infierno", ha destacado.

Tres razones

Netanyahu ha presentado los tres motivos por los que hay que aceptar el alto el fuego ahora. La primera razón es centrarse en la amenaza iraní, aunque no ha especificado a que se refiere con eso. La segunda es permitir que las tropas descansen y repongan los depósitos de armas, a lo que ha hecho alusión a los "grandes retrasos en los envíos de armas" sin mencionar a la Administración Biden. "Ese retraso pronto se resolverá”, ha celebrado, en un guiño al regreso de Donald Trump a la Casa Blanca. La tercera razón es desvincular los frentes norte y sur y aislar a Hamás. “Con Hizbulá fuera de escena, Hamás se queda solo en la campaña; nuestra presión aumentará”, ha declarado, señalando que eso permitirá a Israel traer a los rehenes a casa.

El texto acordado para el alto el fuego incluye tres etapas. En primer lugar, la tregua será seguida por la retirada de las fuerzas de Hizbulá al norte del río Litani. Después, vendrá la retirada israelí del sur del Líbano, donde, desde el pasado 1 de octubre, las tropas hebreas llevan a cabo una invasión terrestre. Finalmente, al cabo de 60 días en los que el Ejército libanés se desplegará en el sur del Líbano, tendrán lugar negociaciones entre israelíes y libaneses sobre la demarcación de las zonas fronterizas en disputa.

Organismo de monitoreo

Todo esto será monitoreado por un organismo internacional de supervisión liderado por Estados Unidos, e integrado por Reino Unido, Alemania, Francia y previsiblemente un quinto país árabe. Pese a la oposición de Tel Aviv a la presencia de París en el grupo por las tensiones entre ambos países después de que el presidente francés, Emmanuel Macron, sugiriera en octubre un embargo de armas a Israel para forzarle a una tregua que también abarcara a Gaza, el enviado especial estaodunidense, Amos Hochstein, ha logrado convencer a su aliado. A cambio, el Líbano ha aceptado la participación del Reino Unido, de la que también rehuía.

Uno de los grandes escollos del alto el fuego ha sido la libertad exigida por Israel para volver a atacar el Líbano en caso de incumplirse lo acordado. Tel Aviv quería el derecho firmado para atacar el país de los cedros si Hizbulá se rearma, si prepara un ataque contra territorio israelí o si sus milicianos vuelven al sur del país. Según el medio estadounidense Axios, Washington habría dado garantías sobre su apoyo a acciones militares israelíes en caso de actos hostiles de Hizbulá. Medios israelíes apuntan a que el Ejército podrá atacar en caso de existir una amenaza inmediata para Israel, mientras que en el resto de casos será el comité internacional el responsable de actuar en consecuencia. Por su parte, el líder de Hizbulá, Naim Qasem, aseguró que garantizar a Israel "libertad de acción" supone una violación de la soberanía libanesa, y que el grupo sólo aceptará un acuerdo que suponga un fin "completo y exhaustivo" a la guerra. El texto finalmente recogemente que los "compromisos" firmados "no suponen una renuncia al derecho inherente de Israel y el Líbano a la legítima defensa".

60 días

Según el texto acordado, ambas partes han accedido a un desarme del sur del Líbano en una fase inicial de 60 días. Durante este tiempo, se cumpliría con la retirada de personal armado desde la Línea Azul que estipula la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, establecida tras la guerra de 2006. El Ejército libanés, supervisado por tropas estadounidenses y francesas, se desplegarán en el área vaciada. Las Fuerzas Armadas Libanesas cuentan con un potencial militar mucho menor que el de Hizbulá y han sido también objetivo de los ataques israelíes estos meses.

Después que hayan transcurrido estos 60 días, Israel y el Líbano llegarán a una fase de negociación de la demarcación de la frontera entre ambos países, ya que en la actualidad hay una divisoria, la Línea Azul, fijada por la ONU tras la guerra de 2006. Israel asegura que no pretende establecer una zona de amortiguación en el sur de Líbano, pero tampoco devolverá a los presos de Hizbulá tomados durante el conflicto en el país de los cedros. En estos dos meses de intensos bombardeos israelíes, más de 3.000 personas han muerto en el Líbano, y 1,2 millones han sido desplazadas a lo largo y ancho del pequeño territorio libanés.

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"A partir de ahora, confirmamos que la Resistencia seguirá, continuará, seguirá adelante", ha dicho el diputado de Hizbulá, Hasán Fadlallah, a Reuters. En el Líbano, y sobre todo entre los seguidores del partido-milicia chií, se le conoce por el sobrenombre de 'la Resistencia' en referencia a la resistencia que ejerce contra Israel o el "enemigo sionista" en su terminología. "La prueba es que cuando termine la agresión de Israel contra el Líbano, entonces la Resistencia que estaba luchando en el campo de batalla estará trabajando para ayudar a su gente a regresar [a casa] y reconstruirse", ha añadido. Decenas de aldeas fronterizas en el sur del Líbano han quedao completamente arrasadas por los bombardeos israelíes y la invasión terrestre.

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