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Actualizado: 08 dic 2019 / 12:51 h.
  • Cómo elegir los neumáticos más adecuados

Existen ruedas que se adaptan a muy diferente tipos de uso. Habitualmente se instalan los denominados neumáticos de verano. Ruedas que cumplen perfectamente en zonas como nuestra región. Existen además ruedas de invierno y para todas las estaciones, que se caracterizan porque ofrecen un rendimiento muy bueno en condiciones adversas, como lluvia y nieve, pero que se degradan con más rapidez cuando el asfalto está caliente, en verano.

Entre los tipos de ruedas de verano, suelen diferenciarse tres categorías: de tipo turismo o confort, deportivas y de baja fricción o 'eco'. Las turísticas son, tal vez, las más comunes y suelen ofrecer un buen rendimiento general en seco y en lluvia, un confort de rodadura elevado y una longevidad buena. Las deportivas ofrecen mucho agarre en asfalto seco, pero pueden ser algo menos estables en lluvia, suelen resultar más ruidosas y también sufren más desgaste porque tienen un compuesto blando. Finalmente, las de baja fricción o 'eco' están diseñadas para rodar muchos kilómetros con poco desgaste, favoreciendo además el consumo bajo de carburante. Tienen un compuesto habitualmente más duro, que hace que no resulten tan confortables como las turísticas ni den el mismo nivel de agarre en seco y mojado, pero que a cambio pueden ser muy duraderas. Yo no las suelo recomendar, porque a largo plazo tienden a endurecerse.

Un consejo que siempre doy a quien me pregunta por qué neumáticos instalar a su coche cuando le toca sustituirlos es que huya de los neumáticos de bajo coste, habitualmente ofrecidas como 'segunda marca' de alguna otra muy reputada. No es que no cumplan con su cometido, que es guiar al vehículo, es que básicamente sólo cumplen con las dos premisas que buscan muchos conductores desnortados: ser redondas y ser negras. Su rendimiento tiende a ser bueno solo en condiciones muy determinadas y durante un periodo de tiempo relativamente corto.

Evidentemente, las condiciones ideales son las que se suelen dar, al menos en nuestra tierra, la mayor parte del tiempo. No sufrimos de largas temporadas de lluvia, como en el norte de España, ni de inviernos con heladas fuertes o incluso con nevadas. Nuestros inviernos suaves son una salvaguarda en seguridad vial porque el asfalto suele estar seco la mayor parte del tiempo. Y es en asfalto seco donde mejor se defiende cualquier neumático, por malo que sea. Entre dos modelos de ruedas nuevas, a estrenar, una de buena calidad y otra mala, su rendimiento en seco tiende a ser muy parecido. La diferencia entonces la establecen situaciones adversas, como la de tener que evacuar agua en un día lluvioso. Ahí es donde marca la diferencia un neumático de buena calidad, con un buen diseño de su banda de rodadura y con una calidad del caucho que garantice la adherencia en superficies deslizantes.

Pongamos un ejemplo de coste entre dos ruedas de una medida muy común, 205/55 R16. Haciendo uso del buscador de una página de venta de neumáticos, el resultado más barato es de 33,34 euros por rueda. Es decir, las cuatro ruedas por 133,36 euros, a lo que habría que sumar instalación y equilibrado (más la alineación, que es muy aconsejable para evitar desgastes prematuros). Un neumático de buena calidad, 'primera marca', sale por 51,17 euros. El juego nuevo (más todo lo demás) se quedaría en 204,68 euros, 71,32 euros más que las ruedas 'low cost'. Una diferencia de casi el 54 %, que para muchos usuarios parece un gasto inasumible. Esta diferencia en precio es, básicamente, una garantía de seguridad para quienes van dentro del coche, pues el neumático es el único elemento de contacto entre el asfalto y la carrocería.

¿Pero por qué este 'ataque' hacia las ruedas de bajo coste? Porque el desarrollo y la calidad de los materiales tienen un coste que se puede amortizar perfectamente con el paso de los kilómetros. Otro problema añadido de las ruedas de mala calidad es que el caucho (un material natural, al que se le hacen diferentes tratamientos para evitar su envejecimiento) se degrada con rapidez. El maltrato al que se ve sometido un neumático a lo largo de su vida es mucho (bordillazos, baches, asfaltos abrasivos, temperaturas elevadas, frenazos, exposición al sol y la intemperie), y un compuesto de buena calidad se mantiene estable durante más tiempo. Esto se traduce en que las ruedas de mala calidad se deforman con mucha más rapidez, porque los refuerzos de su estructura son malos y porque el caucho es menos estable frente al calentamiento que produce la propia rodadura.

Una posibilidad es que se degrade la banda de rodadura, pero también que se produzcan abombamientos, que aparezcan grietas o endurecimiento (cristalización) de la goma. Cualquiera de estos defectos tiene un impacto directo en la capacidad del neumático para adherirse al asfalto, que se agrava especialmente en mojado. Una rueda con la banda de rodadura cristalizada ofrece mucho menos agarre en suelo mojado, hace que las frenadas se alarguen y que la estabilidad en curva se vea comprometida fácilmente.

A la hora de elegir el neumático adecuado para el coche, no solo hay que tener en cuenta las dimensiones, sino también el índice de carga y de velocidad. Generalmente este detalle lo vigilan en los talleres para evitar vender un producto que no cumpla con las necesidades del cliente, pero no está de más saber de qué se trata. En la ficha técnica de nuestro vehículo vienen indicadas las dimensiones, seguidas de un código. Por ejemplo, 205/55 R16 91V. Las dos primeras cifras indican la anchura (205 milímetros) y el perfil (la altura del flanco indicado en porcentaje, que en este caso significa que es el 55 % de la anchura, es decir, 113 milímetros). R16 significa que el neumático es de tipo radial (la estructura de la carcasa) y que la llanta tiene 16 pulgadas de diámetro. Finalmente, 91V indica el índice de carga (91) y de velocidad (V, hasta 240 km/h). A la hora de elegir nuestra rueda, ninguna de las dos últimas cifras podrán ser inferiores a las que aparecen en la ficha técnica, pero sí pueden ser superiores. Por ejemplo, un índice de carga 95 significará que el neumático soporta más peso, y uno de velocidad W, que también soporta más velocidad.

Ni que decir tiene que, si una rueda de tipo 'low cost' no es aconsejable, tampoco lo es, ni mucho menos, una rueda de segunda mano. Aunque su aspecto pueda ser bueno a simple vista, desconocer la vida que ha tenido es suficiente incertidumbre como para evitar sustos. Ahorrar en seguridad puede salir muy caro. También conviene tener en cuenta estos detalles cuando se adquiere un coche nuevo o usado, pues aunque unas llantas de grandes dimensiones resultan muy llamativas, a la larga se acaba pagando en forma de facturas muy cuantiosas para el cambio de ruedas.