De la Salud a los patios
Culminó la Feria de Córdoba. Ha sido un ciclo corto, intenso en el planteamiento, perfectamente enhebrado a la realidad social y taurina de Córdoba y con vocación experimental. José María Garzón, al frente de Lances de Futuro, ha ensayado unas nuevas fechas que adelantan los festejos a las jornadas habituales de la tradicional Feria de la Salud, que coincide día arriba o abajo, con la última semana de mayo. Ese empeño no era ninguna novedad. Formaba parte de la declaración de intenciones del empresario sevillano cuando se hizo cargo del inmenso embudo de Los Califas. El asunto no es casual. Se trata de encontrar el amparo de otra festividad, la de los Patios, que se ha erigido con el paso de los años en la fachada más rutilante de la capital cordobesa en detrimento de su feria tradicional, una celebración desmesurada en extensión y metraje, horterona y falta de identidad que, además de seguir buscando un modelo propio, no trasciende del ámbito local.
El largo introito es válido para tratar de desentrañar las claves en las que se ha movido Garzón en su primera feria. El empresario ya se había estrenado por todo lo alto organizando aquella célebre corrida de la Hispanidad en la que tuvo el acierto de crear un cartel inédito –el atractivo mano a mano de Morante y Ortega- y el valor de abrir una plaza de primera a pesar de las rígidas restricciones de aforo que regían desde el famoso antes y después del Puerto de Santa María. Y esta Feria de los Patios ha sido, de nuevo, la que ha inaugurado el circuito de plazas grandes en el segundo año de pandemia. Y no han faltado dificultades....
Y a pesar de todo...
La falta de iniciativa de la Junta –que ha esperado a que escampara sin atreverse a asumir los riesgos de tomar una decisión- ya había impedido a Ramón Valencia poner en pie el atractivo ciclo que había organizado en Sevilla sujeto –eso sí- a vender ese 50% del aforo que tampoco pudo aplicar Matilla en la feria de Jerez. El ciclo jerezano se ha aplazado hasta finales de julio buscando el amparo playero de las costas gaditanas. Pues ya veremos... El caso es que la Junta había abierto la mano en la mismísima víspera de las fechas iniciales de la Feria del Caballo y sólo dos semanas antes del inicio del serial cordobés. La empresa apenas ha tenido margen de maniobra para beneficiarse del nuevo aforo pero puede presumir de anotarse dos llenazos sobre el taquillaje previsto, ampliado a duras penas a unas 4.000 localidades por tarde.
Por cierto y ya que mentamos a la Junta, al festejo del domingo no faltó la plana mayor de la consejería de Presidencia, con Elías Bendodo a la cabeza, para darse un baño de multitudes taurinas en desagravio por tantos titubeos y, especialmente, por esa falta de decisión que habría ahorrado tantos disgustos. Si hubieran acudido el día anterior se habrían encontrado con una alucinante manifestación antitaurina –eran cuatro gatos cabreados y vociferantes- autorizada por el lumbreras competente para ello. Lo hemos escrito en alguna ocasión pero hay que repetirlo ahora. Algún día habrá que lamentar una desgracia por más que el santo, católico y apostólico público taurino esté acostumbrado a aguantar estoicamente que le llamen asesino por acudir a un espectáculo que, además, es patrimonio inmaterial de los españoles. ¡Basta ya!