Opinión | Elecciones en EEUU

Trump también se somete a la democracia

No sirve de nada seguir comparando a Trump con Hitler, cuando ha matado a decenas de miles de personas menos que George Bush y sus aliados

Seguidores de Donald Trump en Mar-A-Lago, Florida.

Seguidores de Donald Trump en Mar-A-Lago, Florida. / EP

Las redacciones de medios tan señeros como el Washington Post y el New York Times quedaron sumidas en una honda depresión en 2016, según los libros escritos con posterioridad por los responsables de ambos diarios.

Los periodistas se lamentaban hasta lo patológico de no haber sabido captar el nacimiento del fenómeno que había cuajado en la primera elección de Donald Trump, la importación a Estados Unidos de Silvio Berlusconi, en cuanto apoteosis de los gobernantes indestructibles porque llevan la caricatura incorporada. Pese al precedente, los periódicos citados recayeron este año en el vicio de negarle la mínima virtud al único candidato que se ha presentado a tres elecciones desde Richard Nixon, ganando además en dos de ellas. Y que a sus 78 años se encuentra tan fuera de forma que Kamala Harris era la única candidata frente a la que tenía opciones de victoria.

No se trata de celebrar a Trump, sino de entenderlo. A esta tarea no ha contribuido especialmente la solemne cruzada de los progresistas españoles, tan involucrados que era obligado preguntarles si tenían derecho a voto. Le inventaron una biografía heroica a la atormentada vicepresidenta, a quien nadie había tenido en cuenta durante tres largos años y que ya había fracasado como candidata en 2020. Pretendieron incluso que Joe Biden podía recuperarse del llamémosle debate, tras haber ocultado su evidente degeneración.

Con franqueza, no sirve de nada seguir comparando a Trump con Hitler, cuando ha matado a decenas de miles de personas menos que George Bush y sus aliados también españoles. Acusar de fascista a un candidato que ha obrado el milagro de recuperarse de una derrota que hubiera quebrado a un medallista olímpico, equivale a denigrar el sistema de elecciones democráticas en que se basa la convivencia. Quienes acusan de dictador al campeón de las urnas, han recurrido para abatirlo a la irracionalidad que denuncian. Porque Trump también se somete a la democracia.

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