La baraka de Juanma Moreno

El expresidente Felipe González hizo fortuna al hablar del entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero como de un “hombre tranquilo y con baraka”. Lo hizo en una entrevista de Jesús Quintero, El Loco de la Colina, en TVE. Su descripción no tuvo un sentido elogioso sino descriptivo y, si me apuran, algo despectivo. Como si hablara de alguien tocado por la suerte en el juego político y eso no es un don sino simple azar. En los catálogos de frases que circulan por la red hay una atribuida a Séneca: "La suerte es donde confluyen la preparación y la oportunidad". Esa baraka, suerte en árabe, acompaña a muchos dirigentes en el poder y podría decirse que ha tocado al andaluz Juan Manuel Moreno esta semana.

Dos semanas después de que la calamidad asolara Valencia dejando un reguero de 217 muertos, el presidente de la Junta ha hecho una gestión excepcional de la DANA en Andalucía. Lo dejó todo para tomar el mando desde el primer minuto. La violencia del agua no fue de la misma envergadura pero fue inevitable ver los videos del pasado miércoles en Málaga pensando que las mismas personas que grababan las calles inundadas y los coches anegados desde su balcón podrían haber perdido la vida si no se hubieran suspendidos los colegios, aconsejado el teletrabajo y avisado sobre el peligro de circular en carretera con una alerta roja de la Aemet. Lo que ocurrió en Málaga, daños personales cuantiosos pero ni una sola víctima, evidenció que la prevención sirve y que en Valencia la catástrofe era inevitable pero la dimensión de la tragedia podía haber sido menor.

El perfil de Antonio Sanz

Cabe pensar si se habría hecho lo mismo sin tener las crueles imágenes de Valencia aún en la retina. No se sabe, aunque Moreno ya dejó claro durante la pandemia que prefería ponerse en manos de los expertos y técnicos y adoptar medidas impopulares pese a que había quejas ya de los andaluces. Él optó por mantener la prohibición de viajar entre provincias mientras otros compañeros del PP como Isabel Díaz Ayuso entonaban el grito de libertad y exigían abrir bares. Vox le hizo una dura campaña de ‘derechita cobarde’ que luego los andaluces le pagaron con mayoría absoluta en las urnas.

La suerte de Moreno se llama también Antonio Sanz. Consejero de Presidencia y un veterano político del PP andaluz que demostró sus dotes de gestión en su etapa como delegado del Gobierno al frente de desastres como el incendio de Doñana o de situaciones complicadas como la llegada de inmigrantes a las costas andaluzas. A Sanz nadie tendrá que explicarle que se puede mandar una alerta a los móviles de los ciudadanos y sabe perfectamente de sus competencias, trabajando codo a codo con profesionales de los distintos operativos de emergencias andaluces y peleando por invertir dinero en cosas que ahora se evidencian cruciales pero que muchas veces no se entiendan.

Contó hace pocos días Moreno que en Andalucía hay un sistema pionero de llamadas de emergencias por satélite que evitaría que fallaran las comunicaciones en mitad de un desastre como ocurrió en la Comunidad Valenciana. Lo convenció Sanz de invertir en eso aunque confesó que en el momento le sonó algo friki. Cerrar colegios y que luego apenas caigan dos chaparrones es el mejor riesgo que puedes correr, ha asegurado el presidente andaluz, que se jacta de pecar de precavido.

No hay Estado fallido

Andalucía demostró también que no hay vacíos competenciales ni conflictos en la gestión de una emergencia en el Estado de las Autonomías. Al revés, hay densidad legislativa y protocolos exhaustivos que dictan como funcionar al milímetro. Lo que hay que tener son servicios públicos robustos y gestores que conozcan al detalle sus competencias. No hay Estado fallido. La costa andaluza cuenta con un plan de emergencias ante el riesgo de maremotos, aprobado en junio de 2023, que merece la pena leer para comprobar que hay mecanismos perfectamente establecidos para abordar un tsunami y que fija una estructura organizativa al detalle para que cada administración sepa exactamente qué tiene que hacer y como.

Moreno salió, una vez más, al rescate de Alberto Núñez Feijóo, atrapado en la incompetencia de Carlos Mazón y dio oxígeno a un PP que ve como su marchamo de “gestores eficaces” salta por los aires ante la mezcla de frivolidad e incapacidad que tiñe la gestión de la DANA valenciana. La baraka de Moreno no es esa. Se ha limitado a hacer bien su trabajo.

La suerte de verdad

La suerte del presidente andaluz sí ha sido que todo esto haya ocurrido cuando un juez imputaba por primera vez a un alto cargo del Gobierno andaluz citando como investigados a la actual gerente del Servicio Andaluz de Salud y sus antecesores en el cargo por los contratos de emergencia. El Gobierno andaluz ya tiene su primer escándalo serio en los tribunales a partir de una denuncia del PSOE que Moreno despachó airado con un “es un fake” fruto de “la máquina del fango” del PSOE desde Ferraz.

Podría haber sido una semana muy difícil para el Gobierno de la mayoría absoluta en Andalucía pero la gestión eficaz de la DANA, cabe destacar también el tono del líder socialista Juan Espadas poniéndose a disposición ante cualquier cosa que hiciera falta, ha acallado el ruido de un caso que el PP sigue negando que exista pero que empieza a parecer algo mucho más serio de lo que quieren hacernos creer.