Dogmas y realidad de Cristina Martín
La ‘escritora bestseller’ identifica a nuestros ‘caseros’. Su último trabajo sorprende. Sólo cita al capitalismo arrogante saudí-USA tras ser contratada por una TV rusa
Juan-Carlos Arias
La plantilla de escritores, políticos, periodistas, adivinos, profetas o expertos que ven inminente la Tercera Guerra Mundial, Apocalipsis por etapas, explican el Covid19, los cracks bursátiles o ubican el poder oculto mundial es amplia. No faltan los avíos, ni perejiles a ese totum revolutum.
La sevillana Cristina Martín está en esa nómina. Publicó un libro, en 2020, que reseñamos sobre su verdad pandémica (). Antes se doctoró en periodismo por la Universidad de Sevilla con una Tesis, con ‘mención internacional’, sobre el Club Bilderberg. La dirigió el Catedrático, y autor de excelentes columnas de este periódico, Ramón Reig.
Otros trabajos de la autora abundan sobre Bildelberg (Realidad sobre los amos del mundo, Perdidos, Planes para España...). Ese tema da juego a otros escritores. Como al supuesto ex espía lituano del KGB Daniel Estulin corroborando que los Bilderberg dominarían el mundo. Muy otro es que conspiren sistemáticamente. Pero ese mantra vende miles de libros.
El nuevo libro
Para no desfallecer como ‘escritora bestseller’ Cristina Martín sigue con la matraca. Su último libro (Los dueños del Planeta, Martínez Roca-2023) carece de prólogo. No lo precisa. La solapa visibiliza a una Doctora con ego infinito. Es cierto que oficia como adivina de desastres y tejemanejes fáciles de avizorar. Pero de ahí a considerarse ‘fuente de inspiración .... referente en el análisis de la plutocracia global ... [y] autoridad internacional a la que todos quieren entrevistar ... ’ trasciende el auto-masaje. Va más allá de creerse primus inter pares (primera entre iguales) en esta batalla silente por explicar, quizá a los tontos del mundo, cómo, quién y por qué nos manipulan y engañan.
Salvado este pecadillo venial, común entre perseguidos por su arrojo, indagaciones comprometedoras o verdades de barquero, el aporte que explica cómo está el patio planetario según Cristina Martín merece aplauso. Cojea, como veremos, al final y escondido en el epílogo de la solapa del libro cuando la autora indica que es ‘...presentadora de RT...’.
Los dueños del planeta ponen, frente a los ojos lectores, quienes compran, venden, dominan e influyen más allá de las fronteras nacionales. La portada de la obra dibuja a [Mohammed] Bin Salman, Jeff Bezos, Elon Musk, Mark Zuckberger y Bill Gates. El volumen añade al plantel de propietarios mundiales a Larry Fink, Warren Buffett, Larry Page & Sergei Bign, George Soros (cómo no) y Rupert Murdoch.
Los capítulos de la obra desgranan orígenes, forja y poderío de los magnates de turno citados. Además, la autora va más allá de lo que sabíamos de cada personajes-clave del mandoneo planetario. Destapa a personas y conductas sobre leyendas, mitos y consignas. Usa Martín para tales empeños factores que comparten las novelas-enigma (planteamiento, nudo y desenlace).
En la introducción del trabajo (Plutocracia versus Verdad) hace un excelente alegato de su tesis. Marida el clásico de las deidades griegas con cada personaje. A Musk le empata con Dionisio, a Bezos con Kronos, a Gates con Ícaro y así sucesivamente. La mitología helena, obviamente, es un recurso válido que arranca de una verdad sostenible en el tiempo: ‘no hay nuevo bajo el sol’. Es decir, Martín ancla bien sus tesis con la Historia. No deja huérfanos a quienes cree que nos atrapan con su poderío.
El libro que comentamos denota un riguroso trabajo investigador que acredita su autora con bibliografía consultada, noticias periodísticas y post en las redes sociales de los personajes que destripa para conducir sus teorías. Con Musk, por ejemplo, se extiende. No es para menos: le adjudica ‘...borrachera sentimental...[y]....aventura amorosa de este fauno lascivo... [de la]..... divinidad subersiva...’ (Páginas 39 y 40).
A Gates le arrea como ‘....un tipo siniestro...[que]... como Nerón es capaz de quemar Roma con tal de salirse con la suya...’ (Página 101). Con Zuckerberg no se corta Martín. Le dibuja cual ‘... intrépido Lucifer del siglo XXI...’ (Página 106). Y así la retahíla de lindezas textuales que denotan el cariño que profesa cree dueños del planeta. Tanto adjetivo no añade neutralidad. Demasiado juicio de valor no convence ante lo obvio.
Sintéticamente, la última obra de Martín repite tesis ya conocidas. Las amplia sobre millonarios que comparten los parabienes del crudo capitalismo, las bambalinas del poder, el querer ser inmortales, llegar al espacio y Marte antes que nadie o manipular la opinión pública mundial.
Esta vez Cristina Martín no regresa a los Bildelberg. Tampoco nos queda claro que sus ‘dueños del planeta’ sean todos los terratenientes. Hay más caseros de los inquilinos del globo: Trilateral, Lobbies, Logias VIPs, trasnacionales de semillas, armas, tecnológicas, minería o petroleras...
Echamos en falta cuando se aborda el poderío mundial si está o se le espera al país más grande del planeta, la Federación Rusa. O el fáctico dominador planetario, China. La potencia asiática se alía con decenas de países africanostras adquirirle cultivos, pozos petroleros y minas, Turquía, Irán, India y países centro-sudamericanos donde compró más que voluntades.
La contraportada del libro parece una pancarta. El marketing editorial desciende a la retórica de mitin. Usa el miedo y atiza: ‘ellos contra nosotros’, incendia los ojos lectores con obviedades y remata con evidencias (este planeta también es el mío...). Faltan las barbas de Fidel, la boina del Ché o la perilla de Lenin. Todo lo resuelve al faldón de la contraportada una estatua griega: una foto de la Victoria de Samotracia rota por el tiempo. Toda una ironía.
Y nos preguntamos cómo se le olvidaron a Martín estos pequeños detalles rusos, chinos o negocios bélicos tras invadir el Zar Putin la Ucrania de Zelenski. Martín dice ser ‘presentadora de RT’ al final de la solapa del libro. ¿Qué es RT?. Respuesta: RUSSIAN TODAY.
Según confirmó #Infraganti desde enero del 2022 Doña Cristina Martín co-presenta el programa televisivo Contrapunto junto Pablo Mura, chileno afincado en Moscú. Ese canal lo paga el Kremlim apostando por el pensamiento único. Entonces, nuestra sevillana bestseller trabaja en Tele-Putin. Pero tal evidencia no decepciona.
Confirma sus previos bolivarianos, ufológicos y globalistas hasta que atracó en parte de la Verdad. Acusaron de pro ruso al Coronel Baños, pero sin pruebas. Con Martín el tema está claro. Y el libro es tributario del asunto. Ni existe Putin, ni China manda: son aparceros del planeta, no dueños. ¿O acaso inquilinos con derecho a compra?. Tampoco mandan en el planeta oligarcas rusos o sus colegas ucranianos expatriados. ¿No existen tampoco?. La pregunta es retórica, no precisa respuesta. Esta última se intuye.
Españoles pro rusos
El empeño literario de Martín da oportunidad para rescatar la historia pro-rusa de Mariano Téllez-Girón (1814-1882). El XII Duque de Osuna de soltero fue Embajador en San Petesburgo (1856-1868). Fue allí a cambio de Mijail Golitsin tras recomponerse las relaciones hispano-rusas.
Le gustó tanto a Marianito la capital de los Zares y su fastuosidad que organizó festines diarios a nobles y diplomáticos. Además, obtuvo el favor local importando y regalando ramos de rosas a jóvenes casaderas. No se le rindió ninguna según su asistente, el escritor Juan de Valera. Sólo logró el Duque arruinarse por su prodigalidad en tierras rusas. Se liquidó, el legado que no se gastó su esposa María Leonor de Salm-Salm, en pleitos por heredar títulos y embargos, tras morir sin hijos el Duque manirroto.
No es peor la historia de la camarada África de las Heras (1909-1988). Llegó a ser Coronel del temido KGB. Orquestó el asesinato de Trotski en México DF (1940) e implantó una red de agentes en Sudamérica desde Uruguay tras ser miliciana en la guerra española (1936-39) y guerrillera rusa en la IIGM (1941-45). En su última etapa de espía fue profesora en la Lubianka. Su funeral recibió honores de estado. La antigua vecina ceutí descansa en el cementerio moscovita de Jovánskoye. Su lápida, en español, reproduce su clave ‘Patria’. Fue la que tuvo cuando fue eficaz agente soviética.
Cristina Martín enseñó sus cartas sobre el poder mundial con su último libro. Estaremos atentos a su valiente trayectoria de escritora bestseller. No importa que cobre de Moscú, que no paga traidores. Tampoco que siga profetizando con argumentos sólidos, aunque parciales. Sí importa que no cuente toda la verdad, no la que cree poseer.
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