Mutualidades: ¿Timo, corrupción, solidaridad...?
Las noticias sobre Mutualidades preocupan. Las supervivientes de la criba que enterró al franquismo paga jubilaciones miserables y desatiende a mutualistas en lo básico
Juan-Carlos Arias
Las noticias sobre la supervivencia de casi 70.000 abogados españoles con pensiones de su Mutualidad de 400/600 euros/mes nos cuestionan si pronto no se afiliarán a Cáritas para subsistir. El Parlamento andaluz, días atrás, aprobó una PNL unánime para que los abogados pasen al régimen de autónomos (RETA) para mejorar sus pensiones.
Una soberbia crónica de Álvaro Romero indica que letrados/as no pueden jubilarse. Con cientos de euros, no se pagan ni los gastos de la vivienda aunque esté pagada o libre de hipotecas. El movimiento #J2 vindica lo obvio, pero intentar cobrar el triple sin cotizar al RETA lo suficiente generará agravios. Pero nuestros abogados serán irredentos por algo legítimo.
Para que nos hagamos una idea de un problema que hasta ahora no explotó nadie saber por qué, se contabilizarían en Sevilla sobre unos 6.000 ex abogados víctimas de su propia Mutualidad. La pregunta es por qué no se quejaron antes y lo hacen ahora que la Justicia colapsa, los políticos son interinos y están en permanente campaña electoral y basta con ir al supermercado para verificar que el IPC es mentira sobre el subidón de precios de alimentos básicos.
Algo de historia
Según el ubicuo historiador Guillermo Martín, que trabaja para las Universidades del País Vasco y Turín (Italia) ‘El asociacionismo mutualista asoma, tras su surgimiento en el primer tercio del siglo XIX, como uno de los mecanismos de solidaridad y reciprocidad más reseñables de la España contemporánea’. Es decir, el alma mutualista tiene casi dos siglos de existencia. Los convulsos vaivenes del siglo XIX, dinastía borbónica, dictaduras de Primo y Franco, más la breve IIª República acercaron tal sinergia al corporativismo de colegios profesionales, profesiones de élite funcionarial y patronales.
En 1967 se disolvieron las mutualidades laborales. Poco a poco, desaparecieron desde que se universalizó la asistencia sanitaria, se hicieron asequibles los entierros y la asistencia social pública ampara a viudas/os, huérfanos/as, discapacitados/as y existen prestaciones por desempleo, jubilaciones no contributivas y ‘paguitas’ que artifician políticos de todos los partidos imaginables cuando optan por vivir en la poltrona o se acercan fechas electorales. Sólo subsistieron las Mutualidades de profesionales colegiados, algunas aseguradoras con tal formato y entes asimilados.
La Constitución de 1978 fue, a las claras, puntillera de estos organismos que vivían de cuotas obligadas de colegiados, funcionarios o trabajadores del extinto INI. Sus millonarios patrimonios los repartieron, para no andarnos con rodeos, familiares de los liquidadores o los que saben estar donde deben en el momento oportuno. Y valen varios ejemplos:
En los alrededores de la antigua cárcel de Ranilla varios bloques de una mutualidad del cuerpo de prisiones se remataron ‘al mejor postor’ tras la rapiña interna de gangas. Los ‘mejores postores’ debían pagar el sobrante de la fiesta a un bufete donde se liquidan ahora concursos con dolo.
Más ejemplos: Durante el tardofranquismo ‘quebró’ una mutualidad de enfermeras del antiguo INP que, casualidad, semanas antes vendió pisos y vació cuentas siendo imaginables quiénes fueron los que metieron la mano. Otra Mutualidad, estas de comisarios del antiguo Cuerpo Superior de Policía, ofertaba a sus cotizantes al jubilarse algo parecido al ‘susto o muerte’. O cobras el 12% de lo que te pertenece o pleiteas derechos en juzgados años y años y ganarás seguro. Quienes cobraron la miseria del derecho disfrutaron de lo poco, quienes ganaron pleitos no pudieron ejecutar los pagos porque la Mutualidad habría ‘desparecido’. Bastantes pisos en Madrid fueron escriturados por precios irrisorios antes de la quiebra. España cañí.
Mutualidades a go-gó
Otra historia que viene al pelo sobre lo que sufren los abogados es lo que padecieron fieles asegurados de una Mutualidad que pagaban primas años y años. Recibieron una carta cuando ésta desaparecía y le otorgaban títulos accionariales a cambio de sus cotizaciones. Pero la sociedad sobre la mutualidad al poco de crearse quebró. ¡Otra casualidad!. La cartera de la aseguradora fue vendida al entorno de la directiva que balbuceaba al explicar cómo sucedió todo.
Y es que la corrupción más cruda, la hipocresía más sempiterna y los desvaríos del timo más genuino aparecen en el mundo de las Mutualidades. Su histórico oscurantismo sirve para no contar nada que interese al mutualista. Los políticos no entraron en ese cosmos porque las malversaciones se hicieron antes. Preferían las cajas de ahorros hasta esquilmarlas derechitas a su desaparición ¿Recuerdan los montes de piedad?.
Primos hermano de las Mutualidades son las Mutuas de accidentes de trabajo (AT) y enfermedades profesionales (EP). De origen gremial y matiz social, gestionan dineros de la Seguridad Social (SS) para pagar bajas, AT y EP. Entre los afiliados del RETA, según estos entes que apenas supervisan interventores de la SS, hay sospecha de fraude sí o sí (permita licencia el Sr. del Nido) cuando hay baja. No así si el/la impedido/a integra plantilla o es buen cliente de la Mutua. El eufemismo de un ‘proceso de concentración’ redujo el número de Mutuas sobre corruptelas que dedujo la SS.
Sólo resta culminar el artículo con el pensamiento de cómo se ‘subirán’ las pensiones de jubilación para miles de abogados. Desbordada ya la capacidad de espanto de servidor puede suceder cualquier cosa. De momento, los gestores de esa Mutualidad presumen de trasparencia y de los sabrosos dividendos de las inversiones patrimoniales de sus fondos. Siguen con esa matraca hasta que se descubren sueldos sobre las horas de trabajo desplegadas y lazos familiares. También, existirían sagas de apellidos repetidos en los cargos. Ya no sabemos qué pensar.
Quien suscribe sí sabe lo que piensa un amigo abogado con cáncer agresivo y tumorado a quien su Mutualidad le ha dejado tirado. Eso sí, las buenas palabras iban en un folio-modelo y aplicando normativas internas. Otros letrados que sufren problemas de salud mental, o se dan de baja porque no pueden más, están huérfanos de Mutualidad. Vayan estas líneas para que recuperen su salud y derechos. Ojalá.
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