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Actualizado: 05 jun 2023 / 13:55 h.
  • Santiago León y Ramón Valencia, con otras autoridades, en la presentación del cartel de Norman Foster. Foto: A.R.M.
    Santiago León y Ramón Valencia, con otras autoridades, en la presentación del cartel de Norman Foster. Foto: A.R.M.

En las órbitas del toreo y la sociedad más cercanas a la Real Maestranza se daba por hecha la sucesión de Santiago León en la persona de Marcelo Maestre, fiscal de la junta de gobierno, al que los usos y costumbres más habituales de la Casa colocaban al frente de la tenencia, al menos, para los próximos cuatro años. El tema había sido objeto de comentario en alguna de las –tan agradables- recepciones que siguen a los numerosos actos culturales o taurinos que tutela el Cuerpo. Pero las sonrisas elegantes de algunos –quien calla no siempre otorga- y algún comentario enigmático han acabado por restar gran carga de sorpresa a la noticia: León seguirá dos años más al frente de esta institución que ya rebasa tres siglos y medio de existencia con fidelidad absoluta a los fines de su instituto.

La decisión de la junta general de caballeros –celebrada con la habitual discreción el pasado viernes- supone que el renovado teniente de Hermano Mayor concluya su mandato en 2025. La fecha está grabada a fuego en el calendario de la empresa Pagés que, con su gerente Ramón Valencia Pastor al frente, tendrá que sentarse con sus caseros, los maestrantes, para revisar y/o renovar el contrato de arrendamiento que, con distintas subrogaciones, vincula a ambos desde diciembre de 1932.

Hablamos de más de 90 años que podrán ser un siglo si ambas partes así lo acuerdan. Pero a nadie se le escapa que la continuidad de Santiago León podría estar estrechamente relacionada con los condicionantes que pueden rodear la revisión del enigmático contrato que enseñó sus tripas a raíz del traumático pleito que hizo mucho ruido por la gestión del IVA que Valencia demandaba a los maestrantes, que ganaron esa mano. Ojo, había muchas más nueces en la cara B del asunto: la explotación del coso del Baratillo, el tercer espacio más visitado de la ciudad, como activo turístico, museístico y hasta escenario de grandes eventos. En ese punto sí dieron la razón a los Pagés y ahí está el lío. Pueden consultar todas las claves, las cifras, los datos y hasta su análisis en el siguiente enlace.

Pacto de silencio

Tras la breve polvareda mediática, ambas partes se conjuraron a no hacer comentario alguno sobre el particular. Pero las evidentes diferencias ya se habían aventado en las inéditas declaraciones vertidas por el diputado de plaza de la Maestranza, Luis Manuel Halcón, en distintos medios. Ahí quedó todo pero, más allá de la cordialidad mostrada en público, el asunto sigue coleando en los juzgados mientras se tramitan los correspondientes recursos.

La doble patata caliente está ahí: el futuro del coso maestrante como gran escenario –y su gestión- y la renovación del contrato de explotación taurina...y no taurina. Ahí está el ejemplo de otra plaza propiedad de una Maestranza, la de Ronda, en la que la función museística está muy por delante de su brevísima explotación taurina, reducida a la feria de Pedro Romero y su impar goyesca. No se sabe que depararán los tiempos pero la cuestión no es baladí: se trata de continuar o hacer volar por los aires un matrimonio de conveniencia que ya se acerca al siglo de vida. En las nobles estancias que dan al paseo de Colón no son dados a volantazos demasiado bruscos pero todo está ver. En esa tesitura, con un horizonte tan cercano y trascendental, la continuidad del equipo de gobierno es absolutamente lógica. Se encontraron con un nudo que hay que desenredar.

2025: un año clave para la plaza de la Maestranza
El conocido naturalista y herpetólogo en la plaza de Las Ventas.

Frank de los toros

La presencia de Frank Cuesta en El Hormiguero, el célebre herpetólogo sin pelos en la lengua, había despertado la lógica expectación. Cuesta siempre se ha distinguido por un apabullante sentido común que le ha servido para ser tildado de ‘facha’ por los ayatolás de lo políticamente correcto. El naturalista siempre se ha movido sin recato en la foto fija del ecologismo oficial –unido en la manifestación al feminismo más delirante y al discutible veganismo- y es un verso suelto dentro de esas corrientes animalistas, exaltadas con la descacharrante Ley de Bienestar Animal, que quiere equiparar en derechos a las mascotas y las personas.

Frank no se cortó al espetar a Pablo Motos que esa legislación es “una puta mierda”. No le faltaba ni un ápice de razón al señalar que la ley no se puede hacer “cogiendo a un escultor, a Pipi Calzaslargas y a la niña de la curva”, haciendo un llamamiento para la participación de los sectores realmente implicados en la cría, explotación o cuidado de los animales.

Pero Cuesta, que es amigo personal de Victorino Martín pese a que nunca se ha declarado aficionado, fue más allá al volver a distinguirse en una desacomplejada defensa del mundo de los toros como garante de la ecología de la dehesa. “Tú tocas los toros y estás tocando el ecologismo más puro; se acabarán cuando la gente deje de ir a verlos”. Ni más ni menos. Y ya que hablamos de Victorino Martín hay que recordar que el propio Frank Cuesta pudo contemplar en el campo al grandioso ‘Cobradiezmos’, el toro que ha dado una nueva vuelta de tuerca a los viejos ‘albaserradas’. El corridón que cerró la larga isidrada, sumado al gran encierro de Sevilla, puede dar fe de ello. Enhorabuena, ganadero.