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Europa, el salvavidas de las zonas más deprimidas

La ciudad recibe fondos para rescatar barrios desfavorecidos. En los 90 fue el eje San Luis-Alameda, ahora le llega el turno a San Jerónimo

09 may 2018 / 08:30 h - Actualizado: 09 may 2018 / 12:20 h.
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  • Una de las medidas que cuentan con fondos europeos es la recuperación de las Naves de Renfe. / Jesús Barrera
    Una de las medidas que cuentan con fondos europeos es la recuperación de las Naves de Renfe. / Jesús Barrera
  • El Palacio de los Marqueses de la Algaba se rehabilitó gracias a la UE. / Manuel Gómez
    El Palacio de los Marqueses de la Algaba se rehabilitó gracias a la UE. / Manuel Gómez

Reducir los problemas socioeconómicos y medioambientales en las áreas urbanas. Este es básicamente el objetivo que se marca la Unión Europea para la concesión de fondos a los distintos territorios.

En la capital hispalense, las primeras ayudas de Bruselas llegaron en los 90. El foco estaba entonces en la zona norte pero del centro de la ciudad. En concreto, en lo que ahora conocemos como el eje San Luis-Alameda. El planteamiento que hacían desde la UE es prácticamente calcado al que se aplica actualmente: mejorar la situación de los colectivos sociales desfavorecidos que vivan en zonas degradadas. Una realidad que se vivía, por mucho que ahora no parezca posible, en esta zona céntrica de la ciudad.

Fueron más de 2.400 millones de las antiguas pesetas las que llegaron a las arcas municipales, entonces gestionadas por el PP y el PA, para la actuación integral en San Julián, San Luis y Alameda. Esta partida se tradujo en proyectos algo distintos pues se centró más en lo urbanístico (el 62 por ciento del presupuesto ) que en lo social (29 por ciento del montante). Se mejoraron aceras, nacieron calles, se renovó asfaltado... y se rehabilitaron tres edificios históricos que estaban abandonados: la Casa de las Sirenas, las naves de Singer y el palacio de los Marqueses de La Algaba.

En cualquier caso, aunque no se centrara precisamente en lo social, la intervención sí que cambió el sino del barrio pues las intervenciones urbanísticas atrajeron inversiones privadas que hicieron del eje San Luis-Alameda una zona atractiva.

Pero los fondos europeos también se han empleado para regenerar barrios más desfavorecidos de la ciudad, gracias al conocido como Plan Urban. En el Polígono Sur, con más de 14 millones, se financió la remodelación de sus grandes avenidas o el soterramiento de contenedores –hubo un proyecto para implantar zonas wifi pero tras años pendiente no captó el interés de las empresas–; y también en el asentamiento chabolista más antiguo del país, El Vacie, donde se han ido realizando distintas intervenciones a cargo de las partidas europeas.

Regeneración sostenible

Precisamente la zona donde se localiza el poblado es el objeto de una de las últimas inversiones europeas en la ciudad. Uno de los proyectos que han obtenido financiación de la UE dentro de la actual convocatoria del programa Estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (DUSI), incluido en los conocidos fondos Feder, es precisamente la regeneración e innovación de la zona norte y la Macarena.

En concreto, este programa plantea diversas medidas para conseguir la inclusión social –con el acompañamiento a las familias del Vacie, un programa piloto de alojamiento a estudiantes y profesorado universitario, la revitalización de las plazas o la regeneración del comercio del barrio–; la puesta en valor del patrimonio –con la intervención en las naves de Renfe que serán un centro de innovación tecnológica–; la mejora de la eficiencia energética, la lucha contra la contaminación acústica y ambiental –con un plan para la Estación Depuradora de Aguas Residuales de San Jerónimo– o la implantación del uso de las nuevas tecnologías. Unos objetivos ambiciosos que se concretan en otras múltiples medidas que se han comenzado a llevar a cabo por parte del gobierno local.

A todo ello, se le suman otros cinco proyectos que se focalizan en los mercados –se han climatizado los del Arenal y Feria por 91.000 euros–; la aplicación de soluciones smart –ampliación de puntos de información turística, paneles urbanos, red de sensores de tráfico... por 965.000 euros–, medidas contra el tráfico –aquí la ciudad participa sin presupuesto–; o un programa de eficiencia energética por 1,2 millones en el que participan hasta 10 centros escolares de la capital hispalense, que toman mediciones de la huella medioambiental para aplicar medidas de mejora.