José Enrique Rosendo, camaleón daltónico. D.E.P
El caso ERE registra sumarios mil, sentencias y un cementerio entre los imputados. Un Ex Concejal de El Pedroso fue mucho más que un muerto que jamás hablará de la trama
Juan-Carlos Arias
El siglo XXI situó a la Jueza Mercedes Alaya ante un caso troncal de la corrupción andaluza mientras duró su gobierno socialista (1978-2018). El ‘Caso ERE’, además de tapar escándalos mayores, salió airoso tras articularse el sumario sobre acuerdo de la Junta que avaló el despilfarro clientelar. Fue un aperitivo de la alegal ‘administración paralela’ sin control interventor y/o auditorías tocanarices de una Cámara de Cuentas lenta, epidérmica y venial.
La lupa judicial sigue lenta, desbordada. Prescriben demasiadas causas, Fiscalía está ahí y acusó, sin éxito, a la sucesora de Alaya, María Núñez Bolaños. La también doctora en Derecho no sabemos si se repetirá una frase que ilustró su antecesora (lo que hay que aguantar por una nómina).
Según fuentes judiciales, las piezas que restan del ‘Caso ERE’ acaparan las salas penales de la Audiencia, pero el banquillo estará casi vacío. Nada menos que 14 investigados murieron, alguno en extrañas circunstancias; otros con infartos sin antecedentes. Adrián Parrondo ha contado los decesos. La verdad, vemos incógnitas.
El ambicioso Concejal
Uno de los fallecidos es el hijo del Alcalde de El Pedroso -Rafael Rosendo-. Este se prejubiló espléndidamente tras trabajar poco en la empresa que articuló el ERE. José Enrique Rosendo (1966-2016) era más de despachos, pasillos, comilonas, contabilidad creativa y empresas en el Registro Mercantil subvencionadas ipso-facto. Pero sin personal, flota y planes de futuro. Lo instrumental era el porqué de tanto administrador repetido: él mismo.
Un inolvidable y generoso editor, José Manuel Lara, pedroseño afincado en Barcelona [capaz de vender hielo a los esquimales, según Juan Eslava] regaló 100 millones de las antiguas pesetas para que estudiaran jóvenes del pueblo bajo el compromiso de que los beneficiarios devolvieran lo cobrado con sus trabajos y talento.
Rosendo Jr estaba cerca del parné. Este se ingresó en el ayuntamiento paralelo (Sociedad Desarrollo Local-El Pedroso/Sodelp). José Enrique, por entonces Concejal de Cultura y jurado de los Planeta por única causa de la morriña del editor, no sabía dónde estaba la millonada de pesetas, Lara tampoco lo llegó a saber, ni sus descendientes. Nadie lo explicó.
Desde un despacho de FIBES, en los 90s del pasado siglo, Rosendo Jr. soñaba ser mejor periodista que Chaves Nogales, González-Ruano, Leguineche...
Rosendo se ‘escandalizaba’, ante quien quería oírle, del pelotazo indemnizatorio de un jefe ferial tras serle detectado cáncer terminal. Entonces pasó a la acción. Dicho y hecho.Tras un bicheo sobre un PSOE que creyó jamás perdería la poltrona, se acercó a Pepe Caballos y Viera para lograr pelotazos propios, perdón subvenciones. Y tuvo éxito: manejó casi 100 millones de euros que compraron pisos, cabeceras de periódicos efímeros, jamones de Sierra Norte y restaurantes arruinados (Jamaica). Oficialmente, el dineral aliviaba zonas deprimidas más la manida empleabilidad con todos sus avíos.
La fidelidad al partido incluyó que Rosendo escribiera un volumen de perfil doctrinal (Se abrirán las alamedas, Quasyeditorial) centrado en el discurso del chileno Salvador Allende y prologado por Luis Solana. Antes, la Fundación Blas Infante le publicó Andalucía por sí, para España (1990).
Aficionado al espionaje versión Filemón y conspiración del fake intentó colocar un manuscrito, con pruebas libias y bancarias, del andalucismo VIP por sus viajes al Trípoli de Gadhafi. Nadie sabe en qué cajón está el dossier. Ninguna editorial entró al trapo. Rosendo se anticipó al Ex Comisario Villarejo y falso detective citando en su investigación a Rojas-Marcos, Uruñuela, Aroca....
Más pelotazos
La palabrería de Rosendo Jr. qepd superaba a cualquier interlocutor. El escritor Félix Machuca ilustra esa labia calificándole de ‘chufla con muy poca gracia, entre Le Carré y Torrente...’. Relató que en su restaurante sevillano (Jamaica) repetía tener filias con la familia de Franco, presumía de protegerse con escoltas –eran Policías Locales de El Pedroso haciendo bolos- y proyectó alcanzar la Alcaldía sevillana amparado por ultraderechistas (AES). La solidez de la candidatura se sustentaba por comilonas a quien le oída descreído. Rosendo apuntaba alto, pero caía bajo.
Su timonazo ideológico tras frecuentar lo más izquierdista del PSOE andaluz (Caballos, Viera, etc...) era de chiste. En twitter se acusa a Rosendo premortem de ser el negro de un libro del ultra catalán Josep Anglada. Postmortem, en Linkedin un perfil con la identidad de Rosendo se carcajea (Jajajajaja) de su experiencia. Obviamente, el personaje da que hablar antes y después de morir.
Años antes de sufrir un fatídico infarto Rosendo dimitió como director de Negocio, la cabecera con la que soñaba el ‘jamonero’. Ese fue el mote con que se conocía a quien soñaba la gloria del periodismo, por comercializar los jamones de su pueblo.
Los últimos años de vida Rosendo lo afincaron en Barcelona, donde hizo fortuna el editor Lara, a quien se le conoce la frase ‘negocio que exija levantarse antes de las doce, no es negocio’. La máxima obviamente es popular en ambigús de casetas feriales, barras de bar cofrades o clubs de neoseñoritos venidos a más tras convidar a algún inversor-julay.
Tras abandonar sueños periodísticos, la Andalucía imparable y alejarse la California de Europa que repetían Borbolla, Chaves y Griñán, Rosendo luchó con denuedo su inocencia en el sumario ‘ERE’ en tierras del 3% per cent.
La Justicia le imputaba tres delitos, tras obtener 34 millones de euros en el programa 31L por presunta malversación, prevaricación y tráfico de influencias. Disfrutaba de libertad bajo fianza de 26.032.600,68 euros. Las empresas del ERE ligadas al dúo Rosendo & Sayago obtuvieron millonadas desproporcionadas a una zona (Sierra Norte sevillana) sin apenas población, según Autos de la Jueza Alaya y sucesores.
El obituario sobre Rosendo que suscribió en 2016 el imprescindible Pepe Fernández retrata con generosidad a José Enrique Rosendo. El Ex Concejal regaló muchos jamones, llenó demasiados estómagos vacíos de alta gastronomía a cambio de oírle la perorata.
Quien suscribe oyó esa palabrería cuando soñaba en voz alta en la génesis del periodista & cazasubvenciones. De inmediato se preguntaba si acabaría su identidad en la página de sucesos, como así fue.
Un fulminante infarto dio el último rejonazo a una vida joven e intensa. Rosendo, y otros/as compañeros/as socialistas, enterraron una época a la que llegó tarde, desubicado y creyéndose que sus millones de despachos y el BOJA podría al dinero que se suda con el trabajo, esfuerzo y talento personal. Quien lea estas líneas tiene la moraleja a huevo, y perdonen el coloquialismo.
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