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Actualizado: 28 ene 2023 / 05:03 h.
  • Cómo detectar la desinformación. Lean la #Verdad

Los últimos tiempos nos hacen consumidores de información. La que es literalmente falsa, tergiversada, parcial, sacada de contexto o entraña parte de campañas irrumpe poco a poco. Es importante localizar el origen de la información. Desde qué plataforma, red o web obtenemos los datos.

Según el Informe, referido a pasado 2021, de Global Overview Report el 84% de brasileños están preocupados por la veracidad de las noticias en internet. En ese estudio aparecen un 65,1% de españoles ligados a dicha incidencia, siendo la media mundial del 56,4€. Es decir, en nuestro país hay una sensibilidad relevante por este fenómeno.

La inquietud por la desinformación y la difusión de noticias falsas (fakes) en Internet y redes sociales cabalga sin freno. Hasta Twitter acaba de estrenar en Estados Unidos Birdwatch. Esta es una nueva función donde los usuarios pueden alertar del contenido falso que se difunde en dicha plataforma.

Poco más de la mitad de los usuarios de internet del mundo no oculta su preocupación por no saber qué es cierto y qué no cuando se nutre de noticias en internet. Esta realidad invita a que existan herramientas para filtrar y depurar lo incierto, o bien dejar claro que determinados contenidos no responden a la veracidad exigible. Las fórmulas híbridas (bulos parcialidades, medias verdad, manipulaciones...) merecen alertas a ojos de la buena fe.

Cómo detectar la desinformación. Lean la #Verdad

¿Por qué existe la desinformación?. La pregunta tiene respuestas diferentes. Hay intereses publicitarios, de prácticas abusivas sobre libre competencia, políticos, religiosos o financieros para manipular los contenidos. Los fakes existen porque los lanzan desde nuevas cortinas de humo, se engaña a sabiendas o bien se anestesia la verdad incómoda.

Además, quienes propagan la desinformación cuentan con generosa financiación, alguna visible, otra sutil y muchas más secretas. Para desnaturalizar este problema, la desinformación, es preciso identificar a los que pagan por las mentiras. Es adecuado recordar que a narcos, grupos terroristas y mafias se les descabeza no sólo con operaciones policiales y condenas judiciales. Es esencial saber quiénes y cómo blanquean o nutren.

El periodista de ProPublica Craig Silverman tendría las claves para identificar los anuncios vinculados a la desinformación y localizar a los financiadores que los respaldan.

Silverman concreta que hay dos clases de pagadores del ‘fake’. De un lado están los anuncios laterales y frontales (banners). De otro, hay textos cortos acompañados de alguna ilustración que plasman el ‘fake’. A veces estos contenidos son suscritos por alguna persona, otras tantas el texto carece de autoría, tiene siglas o no se declara fuente alguna.

Las dos clases de anuncios indicados se posicionan en un proceso automatizado de subasta de compra y venta. Se denomina ‘publicidad programática’. Los anuncios se dirigen a usuarios de internet en función de los datos obtenidos de sus historiales de búsqueda. Silverman remata que ‘los anunciantes hasta desconocen dónde pueden aparecer sus anuncios’. La compra-venta previa de datos de búsquedas de los usuarios irrumpe en el mercado más silente que centra el gran negocio de nuestras intimidades.

El denominado ‘publirreportaje’, noticia de pago que compra espacios, se cuela entre los contenidos naturales y corporativos de cualquier web. Más veces que menos a esta publicidad se le hurta su patrocinador. Así llegamos a que estos contenidos son editoriales, es decir, asumen las pautas o filosofía del espacio donde se publican. Otras veces el anuncio es etiquetado como tal con lo que se identifica quién lo paga.

Demasiados anuncios enlazan hasta espacios donde se pueden comprar determinados productos o servicios. Las webs que difunden desinformación recurren en ocasiones a otras financiaciones. Hablamos de espacios de comercio electrónico, donaciones altruistas, o webs que ofertan contenidos exclusivos de pago. En los últimos, la neutralidad suele brillar por su ausencia.

La financiación encubierta, la que practican gobiernos, personas y empresas no revela la identidad de los que pagan esas facturas. En muchos casos hay empresas instrumentales, fundaciones benéficas, ONGs o testaferros tras el dinero que paga la desinformación. Por esta razón los verificadores del ‘fake’ tienen crudo. Lo que se oculta es siempre porque no se quiere compartir. La financiación de fuentes desconocidas o no rastreables es la que investigan los expertos en la materia.

Cómo identificar un ‘fake’

Las noticias falsas tienen padrino. Un primer paso es buscar un pequeño triángulo en la esquina superior derecha del banner. Hacer clic ahí para descubrir la red publicitaria que lo colocó. En esa plataforma con la que trabaja el sitio web para ganar dinero.

Quienes piden donaciones vía Paypal por ejemplo, debemos clicar en el enlace de la donación por si se desvela la empresa, fundación y/o persona que será el destinatario de la donación. En webs de comercio electrónico es fácil encontrar enlaces donde se revela quién abastece y qué se vende.

Cómo detectar la desinformación. Lean la #Verdad

Los financiadores ocultos entrañan un reto. Pero hay formas de detectar la financiación secreta. Los espacios con ingresos no revelados suelen carecer de suficientes apoyos financieros para seguir subsistiendo. Por ello, los pagadores suelen estar más ocultos.

Para investigar más datos sobre la financiación de cualquier organización no está de más conocer los testimonios de antiguos empleados, contratistas o contribuyentes que compartan información ‘desde dentro’. Las huellas que puedan hallarse en registros de negocios, de personas societarios y de fuentes abiertas permiten levantar el velo más remiso.

Las fuentes publicitarias pueden comprobarse en el ads.txt del anuncio vinculado. E identificarse los registros para ver quiénes aparecen. Herramientas de navegación que escanean los sitios y detectan el tipo de tecnología publicitaria que se utiliza es útil para verificar lo más oculto. Una de las armas más accesibles es el complemento Ghostery. Ayuda a identificar los anuncios y sus vínculos monetarios. Blacklight escanea los aliados publicitarios de un sitio web y la tecnología que utilizan.

Para profundizar en la médula del ‘fake’ parece adecuado desactivar los bloqueadores de anuncios para poder ver todos los de cualquier web. Como nunca debemos perder el sentido común y la lógica se invita a verificar qué vende o promociona un sitio web. También, discernir entre anuncios directos y de intermediarios o descubrir las pistas para ocultar ingresos. Suelen existir coordinación entre los distintos financiadores de la desinformación.

A quienes se interesan más por el fenómeno del fake añadimos una fuente creíble sobre la materia es la página de OSI (Oficina de Seguridad del Internauta). En OSI encontramos información útil que identifica bulos, noticias falsas y fraudes en la Red. Incluye muchas actualizaciones, despliega campañas, regala juegos didácticos. OSI es parte del INCIBE (Instituto de Ciberseguridad). Este proporciona información y soporte necesarios para evitar y resolver los problemas de seguridad que pueden existir al navegar por Internet.

Por último, para los más legos en cuestiones digitales, reproducimos el Decálogo del Consejo Audiovisual de Andalucía inserto en la recomendable campaña #Pasadelbulo

1. Pregúntate si estás ante un bulo

2. Investiga la fuente de la noticia

3. Que no te la cuelen con la URL

4. Comprueba fecha y formato

5. Aplica el sentido común

6. Compara el off-line con el on-line

7. Piénsatelo antes de compartir

8. Navega por la red con respeto

9. Educa más a los peques

10. Analiza sin prisa la información