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Actualizado: 14 nov 2020 / 04:00 h.
  • Andalucía Viva
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La ‘Sevilla Black’ más oscura que pronosticó este Correo en #Infraganti desde finales de 2018 sigue muy negra, gracias. Y con Covid19 o mosquitos del Nilo. Miles de lecturas de esta sección tienen que ver con las raíces de su autor como corresponsal andaluz de ‘EL CASO’. Ostentó tal empleo a primeros de la década de los ochenta del pasado siglo sin obviar su condición de Criminólogo por la Complutense entregado a una agencia de investigación privada www.adaspain.com fundada en 1982

La experiencia en ‘EL CASO’ registró un antes y un después vital. Según referentes fidedignos, las primeras crónicas del ‘semanario popular’ que editara Eugenio Suárez (1919-2014) -junto a otras cabeceras legendarias (SÁBADO GRÁFICO, Cocodrilo Leopoldo...)- fueron sobre el Crimen de las Estanqueras en 1952, justo cuando publicó sus primeros números. Es sabido que ese ‘caso’ ejecutó a inocentes por el capricho de un Gobernador.

A posteriori, el semanario publicó reportajes con versiones y testimonios alternativos a los oficiales. Esta realidad censuró y secuestró la publicación en numerosas ocasiones durante el franquismo. El talento de un prelado logró el ‘nihil obstat’ (nada que objetar) eclesiástico superara la férrea censura imperante. Con la Iglesia toparon los Torquemadas franquistas.

Galindos, scoop de la impunidad

Tras varias crónicas sobre caso criminales y hechos insólitos ‘EL CASO’ recogió las primicias de las detenciones en Sevilla (Barriada de Juan XXIII) de Eleuterio Sánchez ‘El Lute’ (2 junio 1973), el fugitivo, escritor y abogado más famoso de la época y su hermano ’El Toto’, en Dos Hermanas (21 julio 1973).

El verano de 1975, semanas antes de la muerte del General Franco, aparecieron asesinados cinco inocentes de la barbarie. Fue en el Cortijo de Los Galindos en Paradas. Y allí olfateaba Margarita Landi (1918-2004), pionera como reportera de sucesos en España. Ya conocía la plaza sevillana por cubrir otros sucesos años antes. Sus contactos locales daban envidia por las documentadas crónicas que publicaba.

La también conocida como ‘Inspectora Pedrito’ fumaba en pipa a lo Holmes y conducía un descapotable al que franqueaban el paso los cordones policiales Landi, jubilada, republicó sus crónicas en el ‘EL CASO’ e ‘Interviu’, en varios libros que lograron ser best sellers y recomendados en las facultades de periodismo al alumnado: Cosas de la vida, Una mujer junto al crimen, Crímenes sin castigo, Puerta del Sol, 2.30, Crónica sangrienta y Memorias/35 años de crimen en España.

Publicó, la Landi, lo inédito y más atrevido sobre ‘Galindos’. Pero ha sido reprochado, que no desmentido, por un libro que firmó un hijo del Marqués de la Grañina sin más credenciales de fiabilidad que pasar temporadas en ese ‘cortijo de papá y mamá’. El Marqués consorte gerenciaba dicha Hacienda y otras propiedades ajenas. Fue hábil para ‘impunizar’ el magnicidio, si admiten el palabro los/as estimados/as lectores/as Hay más libros y películas sobre el caso, pero a la postre desparraman historias e hipótesis que la verdad judicial no alcanzó.

Varias portadas merecieron para ‘EL CASO’ lo acaecido en ‘Los Galindos’. Muchos miles de ejemplares se vendieron en una provincia donde se agotaba en kioskos y en los cuarteles sevillanos más recónditos de la Benemérita. Pocos saben que eran distribuidores altruistas de una publicación que también publicó noticias sin delitos detrás, como veremos.

No todo era sangre

Además de los viajes de la Landi a Sevilla –y otros enviados especiales de la revista- para hacer crónica, ‘EL CASO’ nombró un corresponsal andaluz a finales de los setenta y que ejerció el cargo durante varios años. Nos referimos al malogrado Paco Aguilar Utrilla. Vecino de Dos Hermanas y con excelentes fuentes y contactos en prensa, juzgados, policía y guardia civil ‘Paco Aguilar’ llevó a portada del semanario muchos temas centrados en la capital y provincia de Sevilla, más las limítrofes.

Contra la creencia popular, ’EL CASO’ reportaba y detallaba hechos insólitos, extraordinarios, sucesos paranormales y temas que entrañaban lo que hoy conocemos como periodismo de investigación. ‘Galindos’ generó incontables capítulos y portadas mientras avanzó el sumario, se iluminaban los tejemanejes, se disparaban las teorías y bulos sobre un asunto criminal que jamás sentó a nadie en el banquillo.

Tras Aguilar quien suscribe llevó a portada -mientras fue corresponsal andaluz del semanario- el homicidio de un demente que conmocionó Nervión. También, las maniobras del Papa Clemente para adquirir la Cartuja de Cazalla [finalmente no la compraron los palmarianos gracias a esa exclusiva que aireó hechos inconfesables que arruinaron la operación].

Igualmente, fue objeto de amplio reportaje el más longevo anciano español recluido en una residencia alcalareña o un niño que devolvió a su dueño un dineral extraviado. Lo premió el Presidente de la Diputación. Era entonces Miguel Ángel del Pino. Los números delincuenciales de la feria y semana santa hispalense merecieron crónica en ‘EL CASO’, corrupción policial y estafas piramidales son otros ejemplos alejados del morbo y el peor sensacionalismo del que siempre acusaron los omnipresentes y ubicuos ignorantes que envidiaban la popularidad de esta publicación.

Rosa María Rodríguez Cárcela, Licenciada en Periodismo y Técnico de la Junta de Andalucía logró el Doctorado ‘Cum Laude’ en su especialidad con la tesis ‘La Información de Sucesos en la prensa sevillana’ Incluye los aportes de ‘EL CASO’ a su trabajo doctoral en esta provincia.

La también colaboradora del Correo, medio decano hispalense, echa de menos en su empeño de años, y que supera las 500 páginas, ese periodismo de calle, de llamadas verificadoras, contactos fiables, fuentes creíbles y otros testimonios que operan el trabajo reportero con el suceso noticiable.

Hoy por hoy, esos/as informadores/as que añoramos, se limitan a presenciar juicios, recibir comunicados de ‘copiar y pegar’ sin comprobar nada o subir instantáneas del photo-call con logos del CNP, SVA o Guardia Civil para mayor gloria institucional y estadística positiva de esos cuerpos.

Las fuentes fidedignas que hoy nutre a esa prensa devaluada, que esconde el ‘suceso’ en eufemismos como ‘sociedad’, o entra en el amarillismo más desteñido, son comilonas con jueces o fiscales mediáticos, abogados de parte o portavoces del dogma, con o sin toga y/o uniforme. Lo relevante, lo sustantivo, se difumina en los medios o las redes según grupos mediáticos que aboguen por divulgarlo o bulos con padrinazgo. Los seriales y el sensacionalismo con los sucesos tienen ahora más cancha en los platós televisivos, no en reporteros que indagan la verdad sin perder neutralidad, objetividad y contraste de las fuentes que deben nutrir la buena información

El éxito de ‘EL CASO’ sigue

La experiencia y arcanos de ‘EL CASO’ han dado para una muy popular teleserie (Crónica de sucesos, TVE 2016). Esta recuperó personajes y una redacción mítica de la España en blanco y negro. Ya retrató el trabajo, silencioso pero efectivo, de un reportero del semanario el film ‘Isla Mínima’ (2014) a los que acudían dos avezados policías. La genialidad de la película la obró la batuta del cineasta sevillano Alberto Rodríguez. Dicha película fue galardonada con 10 Goyas en su XXIX edición y obtuvo el premio Feroz Zinemaldia del Festival Internacional de Cine de San Sebastián

Javier Castro (Director) y Fernando Castro (Guionista) fueron los artífices de un documental de 58’ muy visto, y refundido con alta audiencia por TVE-2 desde 2016. Nos referimos a ‘Dos crímenes por semana. El caso de EL CASO’ La cinta detalla, con precisión de cirujano, la vida del semanario por quienes tuvieron relación con el mismo. Destaca el testimonio, casi póstumo, de su editor, Eugenio Suárez, que conoció bien los rigores de la censura

Aunque ‘EL CASO’ en papel desapareció en 1997 cuando la editaba Joaquín Abad, quien llegó a trasladar desde Madrid (calle Covarrubias nº 1) su legendaria sede hasta su Almería natal, ha resucitado en la red con varios formatos y nombres. Oferta noticias palpitantes como en los buenos tiempos de los kioskos. José Manuel Bretones, Jesús Carlos Fernández Sedano, Juan Sánchez Rada fueron algunos directores de la publicación, donde trabajó el inolvidable cineasta Pedro Costa o Enrique Rubio, creador de la Timoteca Nacional. También, colaboró la periodista rosa Ketty Kauffman (1934-2017), entre otros/as curtidos por toda una escuela de periodismo.

Juan Sánchez Rada sigue en activo a pesar de su jubilación. Colabora en televisión y radio habiendo publicado dos obras donde compila sus crónicas en ‘EL CASO’: ’60 Aniversario, semanario de sucesos’ y ‘Tras la huella del crimen: 50 años de misterios y casos sin resolver’

Con la marca El Caso conviven varios digitales que se editan en España y en Latinoamérica. El éxito de la legendaria publicación sigue interesando a doctorandos de Periodismo, Filología y Comunicación; centra muchos trabajos fin de grado y master universitarios, dentro y fuera de España. En sus mejores tiempos, el semanario logró vender casi un millón de ejemplares con exclusivas sobre crímenes (Jarabo, Arropiero, Galindos, Marqueses de Urquijo) o fraudes masivos (Colza, Matesa, Sofico).

Mucha crónica ha escrito fuera de su redacción ‘EL CASO’ por sus llamativas portadas. Indudablemente, éstas detuvieron a miles de sevillanos y españoles ante los kioskos. El fenómeno de este ‘semanario popular’ sigue presente entre escritores, periodistas, expertos en marketing y universitarios. Esa crónica es aún vigente.

Ese es el legado más nutritivo que sólo rechazan quienes despreciaban a ‘EL CASO’ tildándolo como ‘periódico de las porteras’. Pero es la revista que atesoran hemerotecas tras agotarse rápido en kioskos y pasar ‘de mano en mano’ para ser leído por muchos ojos en una España que vivió la dictadura, la transición y recuperó la democracia.