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Actualizado: 26 sep 2020 / 04:00 h.
  • Foto: Policía Nacional
    Foto: Policía Nacional

Hace años, la esposa de F.J.C -infartado que vivió en la UVI una temporada- le esperaba al volante del coche. Cuando su marido salía de su adosado aljarafeño llevando en brazos a su único hijo, advirtió que alguien hacía fotos desde otro coche a su marido. Le alertó y, educadamente, el infartado le preguntó por qué le fotografiaba. El tipo replicó poniéndole en la nariz una credencial de Guardia Civil. Surrealismo plus: ¿Hay delito ahí?

Escandalizado quien se debatió semanas antes por la vida pidió -exquisitamente- al ‘fotógrafo’ ir juntos al cuartelillo del pueblo. Allí el infartado tenía amistad con el comandante de puesto. El numerito allí fue de Berlanga o Torrente. El amigo del infartado, tricornio en ristre, le reveló -tras hablar con el ‘fotógrafo’ en un aparte- que era un compañero jubilado, que ‘investigaba’ para una Mutua fraudes de trabajadores de baja.

Indagaciones del infartado (en su vida mató una mosca, ni defraudó a nadie, nunca) en la Benemérita dedujeron que su ‘fotógrafo’ salió por la puerta falsa, con 42 años, del cuerpo. Eso sí, con paga intacta, pistola, placa y contactos. La puerta falsa es un eufemismo que ronda el narco.

A la Mutua del ‘fotógrafo’ le era rentable pagar a ex policías agresivos para no pagar bajas a autónomos y quienes pleitean legítimas pensiones de incapacidad. Economizaban recursos con estos ‘descarados’ sobre los trabajos discretos, rigurosos y sujetos a ratificación judicial de detectives privados con licencia oficial. Estos investigadores emiten facturas con IVA, practican retenciones a/c del IRPF y son controlados férreamente por el mismo Ministerio que paga jubilación, anticipada y vitalicia, al ‘fotógrafo’.

Esta historia, al final, fue una tormenta en vaso de agua. El infartado logró pensión por incapacidad laboral. El ex benemérito sigue al mejor postor, la Mutua no le contrató más: usa a médicos fidelizados y fisios cotillas para ‘descubrir fraudes’. Aclaramos que algunos ‘jubilados’ no ortodoxos de policía, Guardia Civil y militares décadas antes que otros funcionarios a los que agravian e inmensa mayoría de trabajadores, son minoría. Aunque preguntamos si les pasará algo por tan nula ‘ética’ y tanta incompatibilidad. La mayoría, por descontado, que visten esos uniformes merecen aplauso.

Engañar con placa y uniformes falsos

La historia del infartado ni siquiera mereció una denuncia. No fue el caso de un representante de joyería que, años atrás, regresaba de noche a su casa conduciendo por una vía comarcal del sur sevillano. Unos chalecos reflectantes, con anagrama de la Guardia Civil, le acercaron a dos individuos y se detuvo. Uno le revisó la documentación del auto; otro abrió el maletero, le extrajo enseres personales y profesionales al conductor.

Algo raro pasaba. Lo que salió del maletero fue a otro coche, escondido en el arcén contrario. Y su portador se puso al volante. Quien pedía papeles de pronto le exigió las llaves al bienintencionado conductor. Con ellas en la mano corrió hasta el otro vehículo. La víctima quedó estupefacta y abandonada en el calor de la noche. Una denuncia de tal atropello descubrió a una mafia de rumanos cuya operativa incluye el disfraz de la Benemérita para robar. Aquel conductor recuperó todo gracias a la eficacia de los ‘buenos’, los que lucen tricornio para atrapar a los trasgresores.

Parecida suerte, con mercancía robada, corrió un matrimonio que regentaba una tienda de golosinas. Fueron maniatados por unos tipos que usaron una placa policial para intimidarlos. El pretexto fue un registro sin mediar orden judicial. La Policía Nacional detuvo a los dos ladrones a los pocos días en un servicio que reportó este Correo. Efectivos del CNP incautaron dinero, placas ‘full’ y todo lo robado.

Hace sólo unos meses la Guardia Civil sevillana detuvo a cuatro individuos que robaron numerosos domicilios del Aljarafe, Coria, Aznalcázar, Isla Mayor y Brenes haciéndose pasar por beneméritos. Su siniestra operativa repetía entradas en domicilios alegando registros e inspecciones. La negativa de colaboración se pagaba con palizas. Efectivos de verdad, de la Benemérita, detuvieron a los implicados, después todos encarcelados .

La fortuita detención de un joven con pinta de mendigo que exhibió una placa de perito con emblema de la judicatura para evitar su detención registró la sede INVESAN-EUROCOBROS en el parque empresarial Torneo. La atónita mirada de inspectores de Comisaría-Centro del CNP alucinó ante cajas de placas ‘full’ de fiscalía, forenses, policías y ‘peritos judiciales de investigación’. Las vendían a falsos detectives, frikis bipolares e impostores de los agentes de la autoridad

Robar a narcos y consejos ante el ‘full’

Una variante sobre las anteriores de usurpación e impostura que entraña suplantar a los agentes de la autoridad es cometer delitos sobre delincuentes. Fingiendo ser policías o guardias civiles hay bandas que roban a narcos grandes alijos. El pasado enero un espectacular operativo de la Guardia Civil en el que participaron helicópteros y decenas de agentes de distintas unidades desmantelaron una banda cuyo núcleo estaba en las barriadas de Padre Pío y Palmete sevillanas.

La operación se desarrolló entre Sevilla, Lebrija, Paradas, Marchena, Alcalá de Guadaira y Dos Hermanas. En total se registraron 17 detenidos, incautaron más de 2.000 kilos de hachís, 3 pistolas, 6 chalecos ‘full’ de la Benemérita y casi 50.000 euros. La operación se bautizó como ‘Reñidero’. La banda desarticulada solapaba su ‘cuartel’ en una finca donde se celebraban timbas y apuestas ilegales de gallos de pelea

Como hemos constatado por las crónicas hispalenses de la impostura y el delito de usurpación, engañar fingiendo ser policía, guardia civil o agente de la autoridad no es una conducta aislada. Hay webs –además- en internet que venden uniformes, insignias y toda clase de artículos que plagian distintivos oficiales. Existe un mercado para personas que aspiran o consuman trasgredir normas, conducir delirios o traumas que se superan haciendo ver que tienen poder sobre sus congéneres en su beneficio. Los añadidos ilegítimos son claros: atracar, robar, intimidar, crear miedo.

Pero debe decirse que usurpar funciones, enfrentarse a cargos por intrusismo (los detectives con licencia y peritos judiciales lo sufren por partida doble: impunidad y/o levedad del castigo sentenciado) no es negocio, ni es rentable. Estas prácticas añaden penas a los delitos finalistas que se cometen. Resulta instrumental fingir ser agente de la ley. La lista delictiva es larga: robo con intimidación, coacciones, daños físicos, usurpación de funciones oficiales, falsedad, etc...

Es más que recomendable, de otro lado, que ante llamadas de personas que dicen ser policías o guardias civiles, correos que usan logos corporativos de dichos cuerpos para pedir lo que sea o visitas domiciliarias se verifique por la ciudadanía la veracidad del carácter oficial del contacto. En los portales del CNP www.policia.es y de la Guardia Civil www.guardiacivil.es hay recursos para verificar. El 112 es un teléfono donde pueden consultarse las dudas que tenga cualquiera ante las incidencias sospechosas.