Dona sangre y órganos, salvarás vidas

En época de individualismos ayudar a nuestros congéneres es un deber cívico. Donar órganos o sangre es la solidaridad más transversal. Además de salvar vidas, compartimos generosidad anónimamente.

Fotos: Andalucía Viva / Juan-Carlos Arias

Juan-Carlos Arias

La sangre es un tejido humano no reemplazable. A pesar del avance científico no se puede fabricar. Además, ese jugo humano, tiene caducidad. Algunos componentes sanguíneos duran un máximo de dos semanas en los bancos. Por esa razón siempre se necesita sangre, especialmente de los grupos minoritarios. Más en verano, cuando flaquean las reservas. El más común de los grupos es el O; el menos frecuente, el AB. En España, predominan los grupos O y A (45% y 42% respectivamente). Los grupos B y AB representan únicamente el 13% de la población mundial.

De no existir suficientes reservas de sangre, ni hospitales ni quirófanos abrirían. Es más, cualquier cirujano antes de usar el bisturí pregunta cuántas bolsas de sangre hay disponibles. La cuestión es por si se produce alguna hemorragia, lo más temido en cualquier intervención quirúrgica.

Donar sangre periódicamente (los hombres un máximo de 4 veces al año y las mujeres 3 cada al año; entre 18 y 65 años) aporta beneficios. La analítica de cada bolsa da información sobre nuestro estado de salud y detecta patologías. Además, mejora el flujo sanguíneo, depura triglicéridos, equilibra niveles de hierro, reduce el riesgo de padecer infartos y accidentes cardiovasculares. Inconvenientes tiene muy pocos. Sólo un mínimo de donantes experimenta mareos y hormigueos que pasan rápido.

Regalar nuestra sangre es pura bondad humana. Cada bolsa, normalmente de 450 cc, salva tres vidas. La sangre tiene componentes básicos: hematíes, plasma, plaquetas y glóbulos blancos, que se separan en los bancos. El destino está segmentado: un 60,4% va a pacientes oncológicos, patologías sanguíneas y vencer anemias, un 34,3% es para post-operados y víctimas de traumatismo; el 2,4% va a mujeres con patologías ginecológicas y partos y finalmente, el 2,9% va destinado a niños con distintas patologías.

España es país relevante en cuanto a donaciones sanguíneas. Y campeón en la de órganos, como veremos. Un 4% de españoles (1.097.070 en 2020) donan sangre. Pero no lo hacen con la habitualidad deseada. Cerca de la autosuficiencia deben importarse hemoderivados y plasma. En Sevilla, por ejemplo, se precisan 400 bolsas al día. Los centros de recogida (hospitales Macarena y Virgen del Rocío) precisan de unidades móviles por la provincia. Lo mismo se repite en las demás provincias españolas.

¿Por qué dono sangre?

Permitan una licencia personal. Como pronosticaba Antonio Machado hay asuntos sobre los que no cabe la neutralidad. Hay que tomar partido. Donar sangre es un imperativo cívico para quien suscribe.

Un íntimo amigo del Instituto, a mediados de los setenta del pasado siglo, fue atropellado gravemente. Rápido, fue conducido a un hospital en ambulancia. Falleció, horas después, en el quirófano desangrado; no había sangre de su grupo. Aquella carencia le costó la vida a una persona llena de vida que ya cercó un accidente vial. Servidor, cuando cumplió los 18 años, hizo la primera cola para donar sangre. Extendió, por primera vez, el brazo para regalar vida. Ese granito de arena tiene objetivo claro: Que nadie más muera por falta de sangre.

Desde entonces van donadas casi 150 bolsas. De paso, se desmienten ciertos miedos. Por experiencia constato que el pinchazo no duele. Donar ni marea, ni causa cefaleas, ni hace perder el conocimiento. Los profesionales de los centros de donación saben dónde y cómo pinchar para evitar molestias. La servicial enfermería española vigila constantemente al donante.

Debe saberse que la sanidad pública andaluza y española ni cobra, ni paga, por la sangre a nadie. Sólo factura, a la sanidad privada, por la conservación de bolsas y gestión de hemoderivados. En otros países, caso de Austria, con menos donantes que en España, pagar por donar no remedia las carencias que registra en sus bancos de sangre total y hemoderivados.

Hay muchos bulos sobre la donación de sangre. Incluso sobre los que rechazan donar y recibir una trasfusión de sangre. En estas situaciones se realiza bajo orden judicial. Sólo se conocen casos entre Testigos de Jehová, cuyo credo les impide dar y recibir sangre de sus congéneres. En su favor cuenta que rechazan vestir el uniforme militar, usar armas o aprender a matar a sus iguales.

Donar órganos, compartir vida

En la actualidad miles de personas para seguir viviendo, o mejorar su calidad de vida, necesitan de un trasplante. Las listas de espera para recibir órganos y tejidos seguirán aumentando si no se logra aumentar el número de donaciones. La única forma de resolver el problema es ser donante de órganos. De igual forma, animar a conocidos a que también lo sean. Mientras más donantes haya, mas número de vidas podrán salvarse.

Los números andaluces de donantes de órganos alegran mucho. Un 89% de familias de pacientes pre-mortem a las que se les planteó la opción de donar aceptaron. Un dato: en el semestre enero-julio de 2017 se realizaron 563 trasplantes, un 17,5% más que hace el año precedente. Durante la pandemia, los números españoles de donaciones y trasplantes de órganos repiten un récord mundial imbatible desde hace 29 años.

En 2020 el 19% de las donaciones en territorio europeo y el 5% del mundo se realizaron en hospitales españoles. La Organización Nacional de Trasplantes (ONT), que fundó en 1989 el ejemplar Nefrólogo Dr. Rafael Matesanz, es un puntal planetario de eficacia. Asesora a OMS y UE en materia de trasplantes. Su modelo de gestión y protocolos operativos traspasaron nuestras fronteras.

España, además, lideró durante 2021 el número mundial de donantes (38,0, por millón de habitantes) y trasplantes (4781), un 8% más que en 2020. El órgano más trasplantado de donante fallecido es el riñón (16.890). Le siguen hígado (6.917), corazón (2.081), pulmón (1.740), páncreas (548) e intestino (38). Estos datos son de 2020, considerando que en marzo hubo un confinamiento por la pandemia del fatídico Covid19.

Hazte donante

Dicen que la caridad es dar lo que sobra. Y solidaridad compartir lo que se tiene. Pues para donar órganos hay que ser solidario hasta cuando la vida falte del cuerpo. Ser donante de órganos debe alcanzar a toda persona que en vida decida que, a su muerte, sus órganos sirvan para salvar o mejorar la vida de otros. Obtener TARJETA DE DONANTE de la ONT es fácil. Sólo precisa ser solicitada en cualquier autonomía para plasmar el altruismo.

Sin embargo, no todos podremos ser donante de órganos y tejidos. Para realizar una donación es preciso que el fallecimiento acontezca en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Es ahí donde es posible realizar la preservación de los órganos. También, pruebas para realizar una correcta valoración de cada potencial donante, previos test de compatibilidad a quienes recibirán los órganos.

Un equipo médico dictaminará, tras ciertos protocolos, si se puede ser donante y de qué órganos. Los más usual son los riñones, el hígado, el corazón, el páncreas, el estómago, el intestino y los pulmones. Además, pueden compartirse tejidos, huesos, córneas y las válvulas cardíacas.

Hay severas carencias de órganos para trasplantes. Las esperas a veces son angustiosas, especialmente los que precisan riñones. Mientras, se dializan para seguir con vida. Por cada donación para trasplante se intenta el mayor aprovechamiento posible. Cada cuerpo sirve para varios receptores. La voluntad previa de quien falleció a sus íntimos cuenta en casos donde hay interrogantes.

Según la vigente Ley 30/79 de Trasplantes española somos considerados donantes si en vida no se expresó lo contrario. La decisión de familiares directos y parejas ratifica la posibilidad de donación. Los temores de antaño, basados en credos religiosos, se superan ahora con una firma que ratifica la donación.

Donantes vivos

No siempre se donan órganos de fallecidos. Quienes viven pueden hacer lo propio. Hay órganos que pueden donarse en vida (riñón, pulmones, córneas...) o la médula ósea, a quienes sufren de la leucemia. Un auge de donantes de médula, por ejemplo, lo alentó un héroe, Pablo Ráez (1996-2017). Su ejemplo impactó por su fuerza. Bastaría una de sus frases: Repito, la muerte no es triste, lo triste es no saber vivir’.

Para donaciones inter-vivos son precisos requisitos y condiciones marcadas por la Ley. Pero se superan fácilmente pues son casi idénticas que para donar sangre: ser mayor de edad, gozar de buena salud y carecer de graves patologías.

La Ley española que regula la donación y trasplante de órganos respeta la voluntad del fallecido. A diferencia de otros países garantiza el anonimato del donante. El espíritu del legislador avala los derechos de las partes (donante/receptor), libertad decisoria, voluntariedad, gratuidad y altruismo.

Epílogo

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Nacimos para algo grande. Vivimos en una sociedad materializada. Nadie cobra, ni paga, por donar sangre u órganos en España. Quien da sangre o dona órganos nunca sabrá a quién irá su regalo. Quienes dan vida son genuinos héroes anónimos que cumplen con su bondad. Son mejores personas. Nunca olvides, ni descartes ser así. Por favor, dona sangre y órganos. Muchas vidas dependen de ese gesto de generosidad que ayuda al prójimo.

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