Temporada 2022 en Sevilla: Morante en tres actos

El diestro de La Puebla ha dado sentido, argumento y contenido a una campaña taurina que ha supuesto la recuperación de la plena normalidad taurina en la plaza de la Maestranza

23 oct 2022 / 10:31 h - Actualizado: 23 oct 2022 / 10:39 h.
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  • Las tres grandes faenas de Morante han sido el suceso más importante de 2022 en Sevilla. Foto: Arjona-Pagés
    Las tres grandes faenas de Morante han sido el suceso más importante de 2022 en Sevilla. Foto: Arjona-Pagés

La temporada de 2022, la de la plena vuelta a la normalidad tras los rigores del covid, ya es historia pero no podría contarse la misma película, dividida en tres actos, sin poner en un pedestal esos tres recitales morantistas –sumado al del primero de octubre de 2021- que han marcado el hilo argumental de la campaña en la plaza de la Maestranza, concluida el día del Pilar con el festival organizado a beneficio de la Bolsa de Caridad del Gran Poder, vivido bajo el impacto de la presentación de Marco Pérez.

La historia del becerrista charro aún está por escribir pero la del diestro de La Puebla, a falta de algunos seguros capítulos de gloria, ya tiene escritos casi todos sus tomos. A pesar de esa madurez, Morante había aceptado, asumido y afrontado el reto de ser torero base de un abono en el que ha hecho hasta seis paseíllos: el del Domingo de Resurrección, los tres de Feria y el doble pase de San Miguel donde iba a rubricar su concierto definitivo, un año después del pronunciamiento que anticipó esta reconquista de la plaza que más le ha esperado.

Todo ha sucedido dentro de una temporada para enmarcar que el matador cigarrero había sumado a otro reto mayor: superar la cifra del centenar de corridas toreadas en un homenaje personal a Joselito El Gallo, su mayor referente histórico y taurino en la profesión. A partir de ahí hay que recordar que Morante ya había brillado con luz propia en Resurrección, cuajando una tarde globalmente interesante, con toreo natural y guiños a la arqueología taurina que no terminaron de ser comprendidos. Ese desapego se haría especialmente patente en su segunda tarde, anunciado con los toros de Jandilla, en la que dictó una faena secreta que tampoco iba a terminar de ser apreciada por ese público mutante que ahora puebla los tendidos del coso del Baratillo.

Pero a Morante aún le quedaban dos citas en primavera. El Viernes de Farolillos llegó la primera explosión, el mismo día del pronunciamiento de Roca Rey. Pero la memoria, siempre la memoria, antepone su maravilloso trasteo a un ejemplar templado y rajadito de Núñez del Cuvillo al que toreó con exquisita cadencia y sencilla, purísima belleza.

Temporada 2022 en Sevilla: Morante en tres actos
El diestro de La Puebla cortó las dos orejas más rotundas de la Feria de Abril a un gran sobrero de Garcigrande. Foto: Arjona-Pagés

¿Era posible estar rayar a mayor altura? El propio toreo de La Puebla se iba a encargar de responder la pregunta formando un alboroto inolvidable con el sobrero de Garcigrande que remendó la catastrófica corrida de Torrestrella. Si el día anterior había sido la cadencia, en este segundo acto fue la explosión, la intensidad, la reunión... Aún quedaba el tercero, resuelto en la primera tarde de la Feria de San Miguel. Cuajó de cabo a rabo con la capa al primero, que duró un suspiro. Pero la nave se puso a todo trapo con el cuarto, un toro de Matilla de medio tono, fondo complejo y hasta peligro evidente con el que se jugó la vida sin trampa ni cartón para dictar una obra emocionante y desgarrada que –eso es lo de menos- debería haber puesto en sus manos un rabo diferencial que marcara la altura de esa mezcla de cadencia y heroicidad. Había sido el tercer acto de una obra global expresada en tres movimientos: el intimista, el impresionista y el expresionista.

Temporada 2022 en Sevilla: Morante en tres actos
Daniel Luque abrió por primera vez la Puerta del Príncipe en la mejor temporada de su vida. Foto: Arjona-Pagés

Cuatro Puertas del Príncipe que pudieron ser cinco

Es importante subrayar un dato fundamental. Morante ha rendido la plaza convirtiéndose en triunfador indiscutible y absoluto de la temporada sin llegar a abrir la Puerta del Príncipe. Ni falta que ha hecho. La costumbre y la regla la han convertido en un mero ejercicio de aritmética: salir por el mítico arco sólo significa haber cortado dos orejas más una. Nada más. También nada menos. Pero el eco, la trascendencia y la memoria del toreo no tienen nada que ver con todo eso por más que haya que valorar la labor de los distintos toreros que se han sumado al cuadro de honor del célebre vano, convertido en fin más que en consecuencia.

El primero que lo consiguió fue Daniel Luque, el mismo día que la familia Moya Yoldi debutaba en la plaza de la Maestranza con una corrida de toros de El Parralejo. El matador de Gerena enseñó valor, capacidad de resolución, frescura renovada, sentido de la escena... Fue una gran actuación global en la que tampoco se libró de una fortísima voltereta pero, sobre todo, la abertura de una apabullante temporada en la que ha recuperado el sitio que merece por su aptitud, el mismo que llegó a perder por su actitud.

También consiguió traspasar el célebre dintel pétreo el joven diestro toledano Tomás Rufo el mismo día que se presentaba en la plaza de la Maestranza como tapado para salir como uno de los grandes triunfadores del ciclo abrileño y una de las más sólidas opciones para refrescar el escalafón. Eso sí, su paso por San Miguel, aunque estuvo a punto de rascar otra oreja, fue mucho más tibio.

Hubo más, como la que abrió El Juli, la séptima de su carrera. Ya había cuajado una faena magistral a un toro de Victoriano del Río en la tarde acuática que contempló la eclosión de Rufo pero iba dar el definitivo ‘portazo’ acompasado a sus ‘garcigrandes’ en un impresionante despliegue de su mejor ser y estar que sirvió de resumen de su propia tauromaquia. Aún tenía una lección por dictar, inventándose una faena a un pajuno ‘torrestrella’. Había firmado un ferión.

La cuarta puerta la abrió Guillermo Hermoso de Mendoza en el devaluado festejo ecuestre, sin encontrar la más mínima competencia en un cartel hecho a su medida en el que, más que las presencias, brillaba la ausencia del número uno de la especialidad: Diego Ventura.

Temporada 2022 en Sevilla: Morante en tres actos
Roca Rey cortó dos orejas a un encierro de Cuvillo que pudieron ser tres. Foto: Efe-José Manuel Vidal

Hubo una quinta puerta que se quedó sin abrir. La espada había privado a Roca Rey de un premio mayor el día de los más que interesantes ‘victorianos’ pero aún le quedaba la corrida de Cuvillo para proclamarse aspirante al trono del toreo en el que acabaría sentándose, en agosto, en la Aste Nagusia de Bilbao. Roca había cortado dos orejas gracias a su apabullante actuación con su primero. El palco no aguantó la presión por más que podría haberse agarrado a la colocación de la espada. Decidido a recuperar el supuesto rigor, se saltó las reglas negando la oreja que la plaza pidió de forma unánime después de que el limeño se subiera encima del imposible sexto. La bronca se oyó en Lima.

Roca se quedó sin esa puerta que ansía pero tampoco pudo ser en San Miguel con otra corrida de Victoriano que no le dio las mismas opciones. Ese día tomó la alternativa Calerito con absoluta solvencia además de una oreja en la talega que le debe servir para seguir navegando. Era, por cierto, la última tarde en el abono para José María Manzanares que volvió a dejar una impresión muy desdibujada. Venía de una Feria de Abril de orejas sueltas, suerte en los lotes y demasiadas grisallas. En el festival del Gran Poder se le vio más animado. Sigue lejos de sí mismo.

Si continuamos ese paseo por la crema del escalafón hay que hacer un aparte con Pablo Aguado. Sin demasiada fortuna en los sorteos, no dejó demasiados recuerdos en primavera más allá de las excelencias intermitentes de su capote pero llegó a San Miguel realmente responsabilizado para cuajar una faena a un potable ejemplar de Juan Pedro Domecq –era el tercer encierro que lidiaba en el abono- en la que la entrega y la calidad fueron de la mano. Le sirvió para cortar una oreja tan necesaria como oportuna que refrescó unas ilusiones que se vieron ampliadas en el festival del pasado día 12 con una faena armónica y cristalina a un espeso torete de Talavante. En la ‘juampedrada’ de San Miguel también puntuó con notable Ginés Marín que había cortado, como el toledano Álvaro Lorenzo, sendas orejas olvidables a dos toros de Parladé de abril.

Miguel Ángel Perera no terminó de apurar a uno de los mejores toros de El Parralejo y acabaría siendo herido en la espalda el día de unos ‘victorinos’ que permitieron a Ferrera –era un mano a mano de extremeños forzado por la ausencia del cacereño Emilio de Justo- cuajar una faena algo sobreactuada pero plagada de excelentes momentos. Fue el día, por cierto, del célebre brindis a Joaquín que sirvió para rasgar algunas vestiduras. Tampoco era para tanto...

Dentro de los nombres más esperados hay que reseñar que Diego Urdiales y Juan Ortega se han marchado de vacío; también Cayetano o Paco Ureña, sustituto de Emilio de Justo, que sí estuvo cerca de cortar un trofeo gracias a su toreo desgarrado y expresionista. Tampoco hay que olvidar que la llamada corrida de la oportunidad, a caballo de Resurrección y el ciclo continuado, supuso un auténtico ejercicio de responsabilidad para los seis toreros sevillanos anunciados. Oliva Soto y Ángel Jiménez cortaron oreja a los toros de Virgen María pero Esaú Fernández, Javier y Borja Jiménez y Lama de Góngora también dieron la barba ese día.

¿Qué decir del resto de la tropa? Alfonso Cadaval también puntuó con una digna actuación frente a un toro sobresaliente: un tercero de excelente clase, recorrido y prontitud de Santiago Domecq. José Garrido, en la misma tarde, se llevó otra por una labor más brillante en el capote y los remates que en el toreo fundamental. Delante tuvo un precioso sardo de muy buena nota. Galdós, el mismo día, pasó de puntillas...

La última oreja del serial de primavera –con fuerte petición de la segunda- la iba a cortar Manuel Escribano después de apurar y cuajar al quinto toro de Miura, único ejemplar potable de un decepcionante encierro que enturbió su encerrona. Desde ese punto la memoria es flaca y apenas dibuja a un Fandi funcionarial o la atropellada alternativa de Manuel Perera, que le ha dejado prácticamente parado. Destacar, finalmente, el gran juego de la ganadería de Garcigrande por encima de algunas valoraciones interesadas, Hay que incluir ahí el sobrero de Morante, por encima de premios tacticistas. Tampoco se puede olvidar la buena corrida de Victoriano del Río; el interesante envío de Santiago Domecq –que echó el toro de la feria-, también la de El Parralejo...

Temporada 2022 en Sevilla: Morante en tres actos
El novillero mexicano Isaac Fonseca fue el gran triunfador del ciclo. Foto: Arjona-Pagés

Las novilladas picadas

La oferta para 2022 fue de seis festejos picados en los que, presuntamente, deberíamos haber visto a la flor y nata del escalafón menor... El ciclo de novilladas picadas se dividió en dos tramos diferenciados: los dos festejos dominicales y las nocturnas de jueves que siguieron al paréntesis rociero con mejor rédito en taquilla. El mexicano Isaac Fonseca fue el gran triunfador del primer festejo y de todo el ciclo al cortar dos orejas incontestables de un gran novillo de Curro Núñez Benjumea. Fonseca se comportó como debe hacerlo un novillero, desinhibido, puesto y dispuesto a aprovechar sus propias posibilidades y la de los utreros que tuvo delante. Ese mismo día se pudo contemplar una de las actuaciones más sólidas del ciclo, la del almeriense Alberto Martínez, seguramente el valor más sólido del escalafón menor.

En la primera fila de la clase hay que incluir también la actuación de un joven vallisoletano, Mario Navas, que constituyó una de las grandes sorpresas del serial por su clásico concepto. Fue en la novillada de cierre, la de Buenavista, que brindo escasísimas opciones para uno de los chavales más esperados: Marcos Linares, que defendió su cartel. El cuadro de honor tampoco estaría completo sin ubicar a Calerito que se despidió como novillero de la plaza de la Maestranza volviendo a mostrar esa ecuación de capacidad, aptitud y actitud que le han servido para alcanzar la alternativa. También hay que reconocer la entrega novilleril de El Melli que busco el triunfo con ahínco con la calamitosa novillada de Torrehandilla en el mismo festejo que costó una cornada envainada a Lalo de María, que quiere hacer las cosas bien. Finalmente, a Manuel Diosleguarde se le vio puesto y preparado para la alternativa que tomaría poco después. Álvaro Burdiel también salvó los muebles.

En el ciclo también actuaron novilleros como Jaime González-Écija o Daniel de la Fuente –cortó oreja- que decidieron poco después retirarse de la profesión. Otro trofeo se llevó, sin despejar su futuro ante un gran novillo de Clotilde Calvo, el utrerano Curro Durán. En ese punto de no retorno también se quedaron Emilio Silvera o Pablo Páez.

Manolo Vázquez también sembró demasiadas dudas. No quedó demasiado claro qué pintaba anunciado en Sevilla un novillero como Santana Claros ni tenía demasiado agarre el encaje del sevillano Jesús Álvarez, más allá del compromiso adquirido por la empresa antes de la pandemia. De la incapacidad de Joselito Sánchez es mejor olvidarse.

Dentro del apartado ganadero hay que anotar algún ejemplar potable de Villamarta y uno excelente dentro de la mansada de Pereda. En el envío de Núñez de Tarifa hubo de todo pero también dos ejemplares importantes. Los de Clotilde Calvo, con sus carencias, mantuvieron el interés echando un novillo, el cuarto, de los que pueden cambiar la carrera de un torero.

Final de promoción con polémica

El ganador de ciclo de novilladas de promoción -de brillo mortecino- fue el novillero algabeño Manuel Jesús Carrión, que se impuso en la final –convertida en un duelo provincial entre La Algaba y la Puebla del Río- al cigarrero El Exquisito gracias, entre otros condicionantes, al decidido, entusiasta y necesario apoyo de los muchos partidarios que vinieron a alentarle desde su pueblo. Eso sí, el veredicto no estuvo exento de polémica por los vaivenes de los corrales que pudieron influir en el desenlace. Lo dejaremos ahí.

La reflexión que hacíamos en mayo para resumir la Feria es válida para este resumen final de temporada. Más allá del regusto de los grandes triunfos se ha subrayado el cambio sociológico que se operado en la propia plaza de toros, especialmente patentes después de los dos años de covid. El bello recinto no deja de ser reflejo de lo que pasa en la calle, espejo de la ciudad, el medio que nos toca vivir. Y es verdad: los tendidos de la Maestranza han perdido su carácter propio. Ya no se comportan como una única voz. La plaza es una distinta cada día. El derrumbe de la abono; los cambios en las costumbres y la propia economía no son ajenos a esa deriva. Ya lo dijo Ortega: “No se puede entender la historia de España quien no haya construido, con rigurosa construcción, la historia de las corridas de toros”. Ni más ni menos...