Con las botas puestas, que no las chanclas (2-1)

LA CRÓNICA. El Betis cae ante el Athletic, pero tuvo opciones hasta el final a pesar de que un mal principio del segundo tiempo le hizo ir dos goles abajo. Rubén Castro marcó y Rubén Pardo estuvo a punto de culminar la remontada

27 abr 2017 / 21:17 h - Actualizado: 28 abr 2017 / 01:35 h.
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  • Mandi y Pezzella intentan que Laporte no remate con claridad / LFP
    Mandi y Pezzella intentan que Laporte no remate con claridad / LFP
  • Aduriz lanza el penalti que significó el 1-0 / Efe
    Aduriz lanza el penalti que significó el 1-0 / Efe

El Betis perdió el primero de los cinco partidos más o menos intrascendentales que le quedan de aquí al final de la Liga, pero sería injusto afirmar que Víctor y sus jugadores ya van en chanclas. En la Catedral perdieron, sí, pero con las botas puestas. El conjunto verdiblanco, sobre todo a través de Adán, sujetó bien al Athletic y compitió hasta el final a pesar de que un mal cuarto de hora en la segunda parte pareció cercenar todas sus opciones. Rubén Castro marcó poco después de que Muniain colocase el 2-0 y el Betis, con un sistema más atrevido, acabó dominando a su adversario. Desde luego no fue la peor versión de los heliopolitanos, y las ha habido malas de solemnidad, aunque se plantaron a la orilla de la ría con un equipo aparentemente de circunstancias, con demasiados suplentes habituales como para pensar que tenían posibilidades de rivalizar de tú a tú con el Athletic.

Víctor dejó fuera a Rafa Navarro, Bruno, Durmisi, Joaquín o Álex Alegría, que tan buen rendimiento habían ofrecido en las últimas jornadas, y adelantó su defensa pero cedió la posesión a su rival, que desde el principio intuyó dónde estaba el punto flaco del visitante: su lado izquierdo, el de José Carlos y Álex Martínez. Por allí produjo el Athletic casi todas sus ocasiones, por no decir todas. La primera, un cabezazo de Aduriz que detuvo Adán después de que Susaeta se marchase del central canterano con un autopase. El Betis respondió pronto con un chut de Jonas Martin. Contradecía así ese prejuicio de que tendría poca presencia ofensiva, pero sólo fue una ilusión óptica. Cualquier jugada que no pasara por las botas y la imaginación de Dani Ceballos estaba condenada a terminar en ninguna parte y el 10, obviamente, es buenísimo pero no ha sido bendecido con el don de la ubicuidad. Aun así, participó en los otros dos remates de su equipo antes del intermedio: primero fue él mismo quien lanzó desde lejos, sin mucha puntería, y después culminó uno de sus clásicos caracoleos con un centro que cabeceó Brasanac. Rubén protagonizó más fueras de juego que jugadas de peligro.

La buena noticia para el Betis es que compensó su escasa y deficiente producción atacante con un buen rendimiento defensivo. No perfecto, ni mucho menos, pero lo bastante sólido para reducir el riesgo de verdad a un mano a mano de Aduriz ante Adán que ganó el meta verdiblanco, previa desconexión de Petros y Mandi; y una internada de De Marcos, por la derecha para variar, que el lateral remató con un zurdazo al poste. Antes, Mandi evitó que un rechace suyo tras otra internada por la diestra, de Munian, se colase en la portería. Y después, nada de nada.

El Betis no empezó bien la segunda parte. Un saque de Kepa mal defendido por José Carlos ya proporcionó una buena posición a Susaeta, que ante Mandi chutó cruzado aunque no en exceso. Dos minutos después, el argelino cayó en la trampa de Aduriz y el árbitro pitó penalti, aunque dio la impresión de que el central tocó el balón. 1-0. Poco después, Muniain rozó el 2-0 desde la frontal, pero Adán se estiró a tiempo. Víctor recurrió entonces a Joaquín, que no tuvo margen para cambiar la cara al choque. Aún no había tocado la pelota cuando Raúl García se valió del brazo para amortiguar el enésimo centro de Susaeta y asistió a Muniain, solo. 2-0.

El encuentro, más descontrolado que en la primera mitad, a medio camino entre un partido de final de Liga y un amistoso de verano, abrió un resquicio para la remontada gracias a esa misma laxitud. Joaquín arrastró a dos defensas y habilitó a Álex Martínez, que chutó raso y fuerte; Kepa, mal, no atrapó el esférico y Rubén Castro, atento al rechace, marcó su undécimo gol. El tanto envalentonó al Betis y se ve que también a su técnico. Víctor quitó a José Carlos y Petros, a cual peor, y metió a Rubén Pardo y Alegría para jugar con un 4-4-2 que le dio el dominio ante un Athletic cansado y, por tanto, reservón. En ese primer tramo claramente verdiblanco, Rubén dispuso de otra buena oportunidad, un balón en la frontal tras una combinación entre Joaquín y Dani Ceballos, pero el balón botó justo antes de ponerse a su alcance y el derechazo le salió alto.

El Athletic se repuso en parte antes de venirse otra vez abajo, lo que propició un tramo final loco, sin dueño ni nadie que serenase el juego. Adán frustró una doble ocasión clarísima de Aduriz primero y Beñat después y el Betis, guiado por Joaquín más que por Dani Ceballos a esas alturas, casi empató en un remate de Rubén Pardo desde muy cerca que Yeray desvió hacia fuera, a centímetros del poste.

ATHLETIC CLUB: Kepa; De Marcos, Yeray, Laporte, Balenziaga; San José, Beñat (Mikel Rico, m. 87); Susaeta (Williams, m. 77), Raúl García (Iturraspe, m. 73), Muniain; y Aduriz.

REAL BETIS: Adán; Cejudo, Pezzella, Mandi, José Carlos (Álex Alegría, m. 67), Álex Martínez; Brasanac (Joaquín, m. 58), Petros (Rubén Pardo, m. 67), Jonas Martin; Dani Ceballos y Rubén Castro.

Goles: 1-0, m. 52: Aduriz, de penalti. 2-0, m. 60: Muniain. 2-1, m. 63: Rubén Castro.

Árbitro: González González (Comité Castellano-Leonés). Amonestó a Susaeta (8’), Brasanac (12’), Mandi (57’) y Adán (71’).

Incidencias: partido de la 34ª jornada, disputado en San Mamés ante 34.047 espectadores.