Del espanto a la salvación

......Rubén Castro mediante. No hay más. Si con la renta que tiene y jugando ante el colista para cerrar la permanencia se pone a temblar así, qué hubiera hecho jugándose la vida en las últimas jornadas. Ese es el gran reto pendiente, que no vuelva a tener que hacerlo nunca más

10 abr 2016 / 01:21 h - Actualizado: 10 abr 2016 / 10:07 h.
"Fútbol","Primera División"
  • Joaquín cae al suelo ante Juanfran y Verdú. Foto: Manuel Gómez
    Joaquín cae al suelo ante Juanfran y Verdú. Foto: Manuel Gómez

94 minutos de espanto después, el Betis ha puesto pie y medio en Primera división una temporada más. Si el buen juego es la mejor vía para alcanzar una victoria, con este Betis y ese Levante ni es posible lo primero y mucho menos lo segundo, salvo que en tu equipo juegue Rubén Castro, a Dios gracias, verdiblanco. Después de una semana de conjura, de mensajes grandilocuentes mezcla de orgullo y testiculina, que si la intensidad de los entrenamientos, que si la gran final, con la imagen penosa del Calderón aún de cuerpo presente, el equipo de Merino suelta uno de los peores partidos de la temporada, con la salvación ahí delante, arropado por sus fieles, y frente al colista pendiente de la extrema unción. Menos mal que lo tiene prácticamente resuelto con sus 37 puntos, a la espera de sumar alguno más por si acaso, porque si con renta suficiente como para jugar con tranquilidad el Betis se pone a temblar como lo hizo ayer, frente al rival más débil de Primera, qué sería de este equipo si se tuviera que jugar la vida en las últimas jornadas.

Son muchos días, tardes y noches para que sorprenda. No es más que una confirmación, y también que los vaivenes de su entrenador, Juan Merino, no producen sino confusión. Rubén Castro ha evitado un auténtico terremoto, con el linense en el ojo del huracán. Lanzó un órdago al vestuario y después de la respuesta en el campo, no las debe de tener todas consigo. Los señalados del Calderón pasaron a titulares, pero visto lo visto, salvo Bruno, su presencia en el campo volvió a ser ausencia por incomparecencia. Por méritos, una semana después, no habrá sido, tal vez ha querido restaurar relaciones rotas. Y así, a fuerza de rectificar, se ha equivocado dos veces.

Rubén Castro le va a permitir al Betis vivir tranquilo hasta el final de la temporada, pero lo que no podrá evitar son las dudas que ha puesto encima de la mesa su técnico en un momento crítico. Para ser justos, el análisis tendrá que ser a la totalidad, en un Betis que deberá resetearse por completo el próximo verano. Mejor dicho, debería empezar desde ya.