La crisis del Betis va más allá de la defensa

Los problemas del equipo de Setién no se ciñen sólo a su rendimiento defensivo. También abarca la sequía de Sergio León, las molestias de Sanabria, el mal momento de Joaquín o Guardado, la intrascendencia de Camarasa, Boudebouz o Nahuel...

29 nov 2017 / 07:00 h - Actualizado: 28 nov 2017 / 23:12 h.
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  • Quique Setién conversa con Sergio León durante un entrenamiento / Manuel Gómez
    Quique Setién conversa con Sergio León durante un entrenamiento / Manuel Gómez

El Betis no da pie con bola desde hace algunas jornadas y el común de los análisis externos (Quique Setién tendrá el suyo propio, como es normal) incide en el enorme problema defensivo que perjudica al conjunto verdiblanco una jornada sí y otra también. La sangría de goles en contra empezó en Anoeta con aquel 4-4 y, siete jornadas y veintiún tantos después, continúa. Ahora bien, la crisis de juego y resultados que ha ralentizado el fuerte ritmo de puntuación con que habían empezado los verdiblancos no sólo se debe a lo que ocurre en su portería. Lo que sucede en la otra, la de sus rivales, también influye. Es cierto que, en el balance global, el registro ofensivo del Betis (23 goles a favor) es el sexto de esta Liga y uno de los mejores de la historia verdiblanca en Primera, pero el lustre de su fútbol del centro del campo hacia delante ya no es el mismo.

El principal representante de la crisis de creatividad que padece el Betis en la Liga es Sergio León. El cordobés hizo un doblete en la Copa pero lleva cinco jornadas sin marcar: Valencia, Espanyol, Getafe, Eibar y Girona (ante el Alavés no jugó). Y no puede alegar que no disfrutó de minutos, porque fue titular en cuatro de esos encuentros y sólo se quedó en el banquillo en el RCDE Stadium, donde jugó 27 minutos. Su sequía se alarga ya a 380 minutos desde su último tanto, en el 84’ del encuentro de Anoeta. Por el camino marró alguna que otra ocasión ante el Espanyol, el Eibar o el Girona.

Sanabria marcó seis goles en cinco jornadas consecutivas, de la 5ª a la 9ª, pero desde entonces ha convertido un solo tanto (en la remontada contra el Getafe) en los cuatro siguientes compromisos. El paraguayo sí tiene más excusa que su compañero, ya que desde hace unas semanas viene sufriendo unas molestias en la rodilla. No le han forzado a perderse ningún choque, pero parece innegable que han mermado su rendimiento. En tres de esas cuatro jornadas, de hecho, no fue titular y su participación fue más bien mínima. Ni siquiera jugó entero el único encuentro de esta serie en el que fue titular, ante el Espanyol (fue sustituido en el 63’), y en el resto no llegó a la media hora. En resumen: no ha jugado ni la mitad de minutos de esos 360 minutos de competición: los 63 de Barcelona, 27 contra el Getafe, 28 en Eibar y 29 ante el Girona. Es decir, 147.

Los delanteros no son los únicos responsables de lo que Setién llama y rellama «falta de lucidez». La desaparición de los jugadores de enlace con el ataque, las mentes pensantes del equipo, también tiene su cuota de protagonismo en esta época de recesión. El caso más flagrante es el de Joaquín, que lleva ocho jornadas seguidas como titular y seis sin participar en ningún tanto. En ese mismo tramo, Guardado acumula cero asistencias y un gol, el que hizo el sábado al Girona. Y Fabián, justo después de su eclosión, igual: cero pases de gol y cero goles en seis jornadas.

En realidad, al margen de la espectacular irrupción de Campbell y su posterior lesión, no hay ninguna actuación individual que destacar en este mes y medio de parón, aunque Tello haya hecho dos goles o Boudebouz se estrenase con el tanto frente al Getafe. Los citados en el anterior párrafo al menos rindieron a un excelente nivel durante dos meses. A Camarasa, por poner otro ejemplo, aún lo esperan los béticos, por no hablar de la aportación testimonial e intrascendente de Nahuel o Narváez.