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Monchi y Unai estaban equivocados

Hablaron de un proyecto a tres años... y llevan ya un título y una final. Ocurra lo que ocurra en Varsovia, su éxito es haber construido un equipo campeón

15 may 2015 / 00:25 h - Actualizado: 15 may 2015 / 00:32 h.
"Sevilla FC","Unai Emery","Monchi"
  • Los jugadores del Sevilla celebran uno de sus goles a la Fiore. / Daniel Lorite
    Los jugadores del Sevilla celebran uno de sus goles a la Fiore. / Daniel Lorite

Cuando hace dos años el club trazó esa línea que separaba al Sevilla de los títulos del Sevilla de las decepciones casi rompiendo el lápiz, muchos resoplaron y miraron al cielo tras escuchar aquello de “pondremos en marcha un proyecto a tres años”. Tres años era muchos, demasiados para un club y una afición acostumbrados a las alegrías desde que, hace ahora una década, iniciasen juntos su camino hacia Eindhoven. No quedaba otra que coger aire y poner nuevos cimientos pensando más en el futuro que en el presente.

Pero Monchi y Emery estaban equivocados. No sabían que perdiendo a futbolistas como Jesús Navas, Negredo, Gary Medel o Kondogbia los Rakitic, Bacca, Kevin Gameiro, Beto, Carriço, Mbia, Fazio, Coke, Vitolo, Fernando Navarro, Reyes y compañía serían capaces de coger el toro por los cuernos, pelear por un puesto en la Liga de Campeones prácticamente hasta las últimas jornadas del campeonato y, sobre todo, de llevar al Sevilla a conquistar un nuevo título europeo, en Turín.

Monchi y Emery también estaban equivocados cuando, en el verano de 2014, recordaron que éste es un proyecto a tres años. La presión del título conquistado, la marcha de Rakitic, Fazio y Alberto Moreno y el hecho de tener que fichar otra vez a un buen puñado de futbolistas generaban dudas. Pero volvieron a despejarlas. Se sacaron de la manga a Banega, Aleix, Kolo, Tremoulinas, Krychowiak, Rico... y, como la temporada anterior, hicieron aún mejores a futbolistas como Iborra, Vitolo, Reyes... hasta llevar al Sevilla a Varsovia.

Monchi y Emery estaban equivocados, sí. Ni siquiera sabían que, además de construir un Sevilla campeón, ellos mismos podrían dar más de sí tras tantos años en el mundo del fútbol. Porque este Sevilla, gane o pierda la final, es un equipo campeón. Bendita equivocación.

Y lo es para alegría de una afición que disfruta día sí y día también. Como en Florencia, cuyas calles se tiñieron de blanco y rojo; como en el Artemio Franchi, cuyas gradas asistieron a la gran fiesta del Sevilla, Himno del Centenario cantado por aficionados y equipo incluido al término del encuentro. Ya lo dijo Emery: disfruten del camino.