Fuera de juego: El fútbol desaparece del mapa

En la contraportada de este cómic podemos leer lo siguiente: «Fue en 075 cuando los estamentos dirigentes decidieron suprimir el balón. A partir de este momento, el jugador, para marcar el gol, debía penetrar personalmente en la portería. El nombre de fútbol desapareció, el nuevo juego no tenía que ver nada con él». Ya podemos imaginar lo que viene a continuación. Un auténtico desastre para cualquier aficionado al fútbol.

07 mar 2016 / 08:11 h - Actualizado: 07 mar 2016 / 08:11 h.
"Aladar deportivo"
  • Los árbitros residen bajo tierra y ven el partido desde estructuras blindadas. Nunca salen al exterior para evitar que los liquiden. Así lo muestras las ilustraciones de Bilal / El Correo
    Los árbitros residen bajo tierra y ven el partido desde estructuras blindadas. Nunca salen al exterior para evitar que los liquiden. Así lo muestras las ilustraciones de Bilal / El Correo
  • Las sustancias tóxicas se utilizan para terminar con las estrellas del fútbol en el trabajo de Enki Bilal y Patrick Cauvin. / El Correo
    Las sustancias tóxicas se utilizan para terminar con las estrellas del fútbol en el trabajo de Enki Bilal y Patrick Cauvin. / El Correo
  • Los jugadores de fútbol pueden pasar del estrellato al olvido de forma inmediata en el cómic Fuera de Juego. / El Correo
    Los jugadores de fútbol pueden pasar del estrellato al olvido de forma inmediata en el cómic Fuera de Juego. / El Correo

El mundo evoluciona con rapidez. El planeta Tierra ha cambiado más en los últimos cien años que en toda la historia. Lo estamos destrozando sin inmutarnos.

Y las sociedades también. En este caso hemos sido muy constantes: la desigualdad, la falta de solidaridad, la violencia o estúpida o brutal o injustificada, la crueldad con las clases más desfavorecidas; son las mismas y tienen intensidades parecidas a las que ya existían en las cavernas.

Todo evoluciona, todo cambia y, por lo que parece, va a peor. Por supuesto, el deporte no se libra de algo así.

Es verdad que nunca antes los deportistas habían podido llegar a niveles de rendimiento como son los actuales. Es verdad que los materiales con los que cuentan atletas, nadadores, jugadores de rugby, gimnastas o remeros, son de una calidad y precisión nunca antes vistos. Tan cierto como que, tal vez, estemos llegando a unos niveles improbables que solo pueden lograrse consumiendo sustancias prohibidas; que estemos convirtiendo el deporte en un negocio en el que la esencia de la competición vaya a desaparecer arrastrada por cantidades inmensas de dinero que pudren todo lo que está a su alrededor. Lo importante está quedando en segundo plano, en un peligroso segundo plano.

Imaginen un mundo en el que el fútbol se convierte en un fantasma porque deja de existir como lo entendemos hoy en día. Imaginen un mundo en el que los espectáculos de masas también han desaparecido.

Nada de cine, nada de música, nada de fútbol.

Primero jugadores apátridas, ligas entre hemisferios. El fútbol está a punto de desaparecer, llega el crimen y parece que, tras una tregua, puede salir adelante. Pero no, se convierte en un deporte para mercenarios. Más tarde, el público desaparece de las gradas puesto que la violencia es tan excesiva que se hace imposible controlarla. Árbitros y jueces de línea viviendo debajo de los campos de juego para sobrevivir. Si salen de allí, serán asesinados. Tienen que ver los partidos desde claraboyas blindadas y jamás ven nada que no sea lo que les permite el cristal a prueba de balas. Jugadores con miembros artificiales implantados con los que logran remates imparables. Apuestas millonarias controladas por las mayores corporaciones financieras del planeta. Amaños de partidos.

En fin, un panorama desolador que, en algunos aspectos, ya han dejado de formar parte de la ciencia ficción para formar parte de la realidad.

Fuera de juego (Hors jeu) es un cómic que se presenta en formato apaisado. Está editado con elegancia y sumo cuidado por Norma Editorial.

Cada página ilustrada por Enki Bilal, autor del extraordinario tebeo Sangre azul, está precedida por otra que contiene solo texto. Esas ilustraciones, a página completa, se centran en el asunto principal que trata el texto. Expresionistas y brutales dada su carga expresiva y alegórica. Vemos dolor, amargura, peligro, desolación... y el fin de una era, de toda una forma de civilización. El trazo busca una imperfección propia de lo que se narra y los colores brillantes contrastan con los grises que enseñan una decadencia imparable. En cualquier caso, la gran cantidad de detalles hacen que los dibujos se expliquen por sí mismos.

El relato está bien construido y sustenta su potencia narrativa en la voz que construye Patrick Cauvin, un antiguo periodista deportivo que dejó su trabajo cuando todo comenzaba a desmoronarse. Esto nos hace pensar que la desaparición del espectáculo de masas es rápido ya que el narrador vive para contarlo. La historia se arma desde los recuerdos profesionales de ese periodista.

Pero queda esperanza porque la naturaleza se abre camino de las formas más insospechadas, más sencillas. El párrafo final del libro nos señala el camino que el ser humano no debería dejar nunca. Hay que señalar que esta parte del texto es la más floja de todas. Parece escrita más para agradar y por intereses comerciales que por cualquier otra cosa. En cualquier caso, este es un tebeo imprescindible para los amantes del género y del fútbol.